Escucha y Medita el Consejo

Dr. Mauricio Loredo

Updated on:

Predicas Cristianas.. Escogiendo a Dios para oirle

Escucha y Medita el Consejo

0
(0)

Devocionales Cristianos

Escucha y Medita el Consejo por sencillo que fuera.

Arturo, quien había ido a la perfumería que estaba a dos millas de su apartamento de madera, donde se podía ver qué las puertas estaban poco podridas, la aldaba con el candado quedaba sin tono alguno.

Su vecina doña Flor le lavaba la ropa cada semana y ese día ella le interceptó y le dijo: Hola niño Arturo, que buen perfume que anda, con ese olor dan ganas de seguirle lavando su ropa.

El con aire de superioridad le miró de reojo y le dijo: -cuestión de gustos doña Flor, a mí me gustan las cosas de marca.

Ella dejándose ver una pequeña y picaresca sonrisa le dijo: –bueno ,aunque con esos perfumes, yo diría que usted es para otro apartamento.

El frunció su ceño y remarcó: -Este me sale bien cómodo y así me ahorro y me puedo comprar lo que yo desee. Ella encogió sus hombros, y se retiró comprendiendo su malestar y su rostro cambiar.

Ese día había comprado su loción favorita, y no dejaba de acariciar dicho frasco de loción y su estuche. Lo olía y volvía a oler, era como que si se encontraba con el aire vital.

Esa noche, mientras Arturo había invertido todo el día en sus compras de su adorable loción, ahora mientras estaba frente a la mesa donde tenía todas sus lociones a solo empezar, con sus frascos llenos, y sus varios botellas que daba aspecto de arco iris entre la variedad de ellos y se ponía a oler uno a uno, era algo que casi como ritual solía hacer como dando a exaltar su vanidad sin el siquiera notarlo.

Esa noche que la luz había sido suspendida por la empresa, entonces obtuvo en la pulpería una vela de parafina y se puso a realizar su ritual pero sin percatarse de su vela y al acercarse mucho, uno de ellos exploto y una de los vidrios de sus flamantes lociones le hirió su frente, y tomó fuego aquel lugar y no tenía ningún extinguidor en su casa; ni de agua ni de polvo.

Aquel pequeño apartamento de madera se consumió como cuando ves un papel consumirse ante las llamaradas de fuego, y Arturo huir despavorido tuvo y sin recordar de sus ricas lociones de aromas exquisitos, que ante el fuego, ni un olor era importante más que salvar su propia vida.

Las palabras de Doña Flor se habían hecho como una profecía, que le había insistido que se mudara a un mejor apartamento, pues las tablas poco desvencijadas y podrídas se unieron al son de aquellas aromáticas lociones que vinieron a ser alimento del fuego.

Una vez más Arturo había aprendido algo de la vida y de la vanidad de la vida y los sabios consejos o sugerencias de los de más bajos de su “nivel” como él solía decir: “cada quien en su nivel social y “obedecer a su nivel”.

Está historia nos muestra la fragilidad de la vida, estamos expuestos con facilidad al peligro, y la vanidad que tanto culto algunos y algunas le dan, viene a quedar en nada, y se esfuma la condenada vanidad, dejándonos a la intemperie y expuestos en nuestros vanidosos pensamientos y mal accionar con lo material y vano, pues esto en exceso produce daño al corazón y la mente, haciéndonos vanidosos e insensibles ante sugerencias sencillas que lo que desean es hacernos pensar en lo básico de la vida, pero el de pensamiento enfermo, hará locuras con las cosas que posee.

Así como Arturo se deleitaba en cada loción que compraba, así debemos deleitarnos en compartir con otros menos afortunados cuando Dios ponga esa brecha frente a nosotros y debemos con nuestra buena actitud responder a decir: Si Señor, eso haré, ya que el obedecer es mejor que los sacrificio, y el prestar atención más que la grosura de los carneros, que está en la segunda porción del libro 1 Samuel 15:22b.

Escucha aún al que crees tonto, muchas veces Dios habla de varias formas, que al quedarte sin atender su voz, tú quedas como “El Tonto y falto de Juicio” y lo puedes pagar con otro tipo de fuego que nunca se apaga y que espera por aquellos que solo ven lo que está frente a sus ojos y nunca ven lo que se debe ver con los ojos espirituales de la Fe.

Aún hay tiempo te dice Jesús, hoy es el día de la salvación, pero no mañana. Pues Él dice: “…En el tiempo propicio te escuche, y en el día de salvación te socorrí. He aquí, ahora es el tiempo propicio; he aquí, ahora es el día de salvación….”. 2 Corintios 6:2

© Dr Mauricio Loredo. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones… Devocionales Cristianos

¿Qué tan útil fue esta publicación?

¡Haz clic en una estrella para calificarla!

Dr. Mauricio Loredo
Autor

Dr. Mauricio Loredo

Me convertí a Cristo en mi cuarto año de medicina. Decidí en ese año darle mi carrera al Señor todopoderoso. Soy otorrinolaringologo por la Gracia De Dios, y servimos con mi familia activamente en la actualidad en la iglesia Local Betania.

Deja un comentario