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El plan de Dios en la inmigración de Ester

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: El plan de Dios en la inmigración de Ester

Estudio Bíblico Lectura Bíblica de Hoy: Ester 2:1-20

ESTER – TRASFONDO BÍBLICO.

I. LA INMIGRACIÓN EN LA BIBLIA.

Hoy en día millones de personas de todo el mundo están en movimiento. La migración ha sido una realidad a través de la historia, pero la enorme cantidad de personas que migran en busca de una nueva vida no tiene precedentes.

Muchas son las razones. Situaciones desesperadas pueden hacer que la gente tenga que dejar sus hogares— desplazamiento por causa de guerra, persecución política o racial, desastres naturales, dificultades económicas locales, o presiones de la economía mundial.

El atractivo de las historias que llegan de enriquecimiento inmediato y de vida más cómoda también incita a los individuos a abandonar su lugar de origen. Algunos se ven forzados a partir aun corriendo riesgos, mientras que otros son capaces de encontrar un camino seguro. Cada historia es única, y la variedad de experiencias es infinita.

Cómo se les llama a esta gente “en movimiento”.

1. La manera de referirse a estas personas refleja sus circunstancias. El término “refugiado”, por ejemplo, se aplica a aquellos que se han visto forzados a emigrar y buscar asilo en otra tierra, ya sea por sus propios medios o por la intervención de agencias internacionales.

2. En contraste, se llama “inmigrantes” a individuos que han salido de sus países de origen por decisión propia. Buscan residencia de corto o largo plazo en otro lugar y cruzan fronteras de acuerdo con protocolos establecidos en los puertos de entrada, y si eso no es posible, intentan entrar ilegalmente.

3. Una tercera y última categoría es la de desplazadas internamente”. Son aquellas que migran por las mismas razones que los refugiados o inmigrantes, pero que permanecen dentro de sus fronteras nacionales.

El inmenso fenómeno demográfico actual de “gente en movimiento” tiene repercusiones a todos los niveles en todos los países. Para las comunidades cuyos miembros emigran, esa pérdida puede tener como resultado la disminución de mano de obra, la fuga de cerebros, y la interrupción de la vida familiar.

Para las comunidades que reciben inmigrantes, la afluencia de recién llegados ocasiona presiones imprevistas en mercados de trabajo, instituciones educacionales, centros de salud, y el cumplimiento de las leyes.

Idiomas y expresiones culturales diferentes van contra la corriente de identidades culturales ya establecidas, lo que a su vez puede despertar sentimientos etnocéntricos contra los forasteros. Al mismo tiempo, aquellos que acaban de llegar enfrentan una cantidad de difíciles desafíos. Luchan con su propia identidad y autoestima al tratar de sobrevivir económicamente e integrarse en un medio extraño.

Los inmigrantes traen sus propias religiones, cristianas o de otras confesiones.

Sectores de los medios nacionales y locales pueden reaccionar en forma bastante negativa hacia la gente que viene de otras tierras. ¿Cómo van a responder los cristianos ante tal variedad de realidades desconcertantes? ¿Dónde pueden hallar consejo las personas que confiesan seguir a Jesucristo para enfrentar el fenómeno de la inmigración?

El lugar donde empezar es la Biblia. ¿Tiene la Biblia algo que decir sobre inmigración? ¡Por cierto que lo tiene!

II. TERMINOLOGÍA BÍBLICA RELACIONADA CON INMIGRACIÓN.

Puede causar sorpresa a muchos que la migración y sus efectos constituyan un tema primordial a través de toda la Biblia.

Una manera apropiada de iniciar la discusión es examinando las palabras que la Biblia emplea para referirse a los migrantes.
Cada término que la Biblia usa para referirse a los forasteros encierra un matiz diferente.

Las traducciones más comunes de estas palabras son “extranjero”, “extranjero residente”, “forastero”; “extraño”, y “peregrino”.

Los términos hebreos del Antiguo Testamento que son más relevantes para nuestro estudio son los dos nombres, nekar y ger. El término más importante en el Antiguo Testamento es ger. Se repite 92 veces. Este nombre está relacionado con la raíz verbal gûr, que significa “pasar a ser residente”. En consecuencia, el ger es una persona que ha venido para establecerse por algún tiempo o permanentemente. Estas personas son consideradas “forasteras”.

Las palabras griegas del Nuevo Testamento son xenos, paroikos y parepidemos. Estos términos se refieren a gente o cosas que vienen de otras partes y pueden parecer fuera de lugar o no tener estatus. Xenos se encuentra cinco veces en Mateo 25:31-46. Xenos y su raíz verbal xenizo puede referirse a algo que es extraño y no es bienvenido (Hechos 17:20; Hebreos 13:9). La palabra “xenofobia”, que significa temor o desagrado ante algo extraño, viene de esta palabra griega.

III. NARRACIONES DEL ANTIGUO TESTAMENTO SOBRE INMIGRANTES

El libro de Génesis contiene muchos relatos de individuos y grupos que se ven obligados a trasladarse, ya sea por necesidades concretas o por razones menos dignas.

• Como un acto de juicio, Caín es condenado a vagar por haber asesinado a su hermano Abel (Génesis 4:10-14).

• La humanidad se junta en rebeldía hacia Dios en Babel pero luego es esparcida, en una dispersión que produce la multiplicación de naciones (Génesis 10-11).

• Taré sale de Ur y va hacia Harán, y Abram luego emigra de allí a Canaán (Génesis 11:3112:5).

• Abraham, Isaac y Jacob, junto con sus familias, salen de sus hogares por falta de alimentos para establecerse temporalmente en diferentes lugares: en Egipto (Génesis 12,42-46), el Neguev (Génesis 20), y Filistea (Génesis 26). En otras palabras, la historia de Abram y sus descendientes nació de la migración (Génesis 23:4; Deuteronomio 26:5).

• Otros personajes del Antiguo Testamento son forzados a salir de sus hogares. Jacob huye de Esaú y vive por un tiempo en Harán con Labán y su familia (Génesis 27-31).

• José es traicionado por sus hermanos y es vendido como esclavo (Génesis 37).

• Moisés escapa de Egipto para evitar ser juzgado por matar a alguien. Se casa con una madianita y pone a su hijo el nombre de Gersón, que es un juego de palabras con ger (Éxodo 2).

• Siglos más tarde, miles son llevados en exilio a Mesopotamia cuando Israel es tomada por Asiria en el siglo octavo A.C. (2 Reyes 17), y Judá a Babilonia en el siglo sexto (2 Reyes 24-25).

• La Biblia contiene asombrosas historias de determinación y creatividad. José supera circunstancias injustas en Egipto, se levanta para llegar a ser el segundo después del Faraón, y ayuda a salvar esa tierra del hambre (Génesis 39-41). Prepara el camino para su padre, Jacob, y para el resto de su clan para establecerse en Gosén (Génesis 47:1-12).

• Noemí y su familia salen de Belén por causa de la hambruna y emigran a Moab, al otro lado del río Jordán. Diez años más tarde, para entonces siendo viuda y estando sus dos hijos muertos, Noemí regresa a Belén con Rut, su nuera. Rut en este nuevo contexto es inmigrante. Va a los campos a recoger espigas con los cosechadores de Booz y gana la admiración de todos (Rut 1-2).

• Vivir en otras tierras a menudo era difícil. Siglos después de la muerte de José, el faraón se olvidó de las contribuciones que José había hecho y explotó a los israelitas como esclavos para proyectos de construcción (Éxodo 1:5). La evidencia de la escritura indica que algunos cautivos en el exilio de Asiria se transformaron en sirvientes domésticos, mientras otros fueron puestos a trabajar en la tierra o en la construcción. El Salmo 137 expresa el enojo y la melancolía de aquellos que fueron llevados de Judá por Babilonia.

• Otros inmigrantes, sin embargo, disfrutaron de cierto éxito. José adquirió prestigio en Egipto y Moisés fue criado en palacio (Éxodo 1-2). Daniel sirvió a varios reyes con distinción. El tío de Ester, Mardoqueo, parece haber sido un hombre próspero, y esta joven mujer llegó a ser reina del Imperio Persa. Nehemías fue copero del rey persa Artajerjes, un cargo que requería absoluta lealtad (Nehemías 1:11).

• Aun los que eran mejor tratados, sin embargo sufrían el estigma de ser extranjeros. Moisés huyó para salvar su vida (Éxodo 2). Daniel fue acusado por su fe y más tarde recibió burlas en un banquete (Daniel 5-6). Y los judíos de Persia iban a ser matados antes de que Ester interviniera (Ester 3-9).

IV. ¿QUÉ ES LA ASIMILACIÓN?

Un diccionario define “asimilarse” como “ser absorbido en la tradición cultural de una población o grupo”. 6 Se cuestiona hasta qué punto inmigrantes y refugiados deberían olvidar su pasado para acomodarse a la cultura que los recibe. “Asimilación” ¿es el mejor término que se puede usar? ¿Significa que las personas que llegan deben borrar su pasado al ser absorbidas en la nueva cultura?

Siempre habrá un nivel de integración por el mero hecho de vivir entre otros, pero qué valores y hábitos de su país de origen se perderán o serán modificados? ¿Qué decir en cuanto al idioma? ¿Adquirir una nueva lengua requiere que se olvide la lengua materna? ¿Qué decir en cuanto a la ropa? ¿Y el lenguaje no verbal? ¿La religión? ¿La comida? Todos estos elementos entran en juego cuando las personas se trasladan a otros contextos.

Las narraciones bíblicas reflejan un espectro de procesos de asimilación. Algunos individuos no parecen culturarse para nada.

Esdras, por ejemplo, un sacerdote dedicado a la ley, no muestra interés en sentirse en casa en Persia. Su meta es regresar a Jerusalén y reiniciar su vida allí observando cuidadosamente los mandatos del pacto mosaico.

Otros se asimilan de manera significativa, pero no abandonan sus raíces en Israel. Noemí regresa a su hogar en Belén y tiene esperanza de recibir apoyo de amigos y parientes después de la muerte de su esposo, Elimelec y de sus dos hijos. Jeremías aconseja a quienes habían sido llevados a Babilonia a establecerse por un largo tiempo e invertir en el lugar donde se encuentran, confiando en Dios todo el tiempo en que volverán a Israel en el futuro (Jeremías 29:1-14).

Daniel y sus amigos reciben nuevos nombres y son entrenados para servir al imperio babilónico, pero mantienen sus leyes dietéticas y se rehúsan a renunciar a su fe (Daniel 1-6). Aunque Nehemías es un personaje importante en la corte persa, se mantiene informado sobre la situación allá en su ancestra tierra (Nehemías 1). Sale de Persia con el permiso y apoyo del rey para reconstruir los muros de Jerusalén, pero más tarde, después de completar su tarea, Nehemías regresa a su puesto.

Otros inmigrantes se asimilan en gran manera. José, por ejemplo, recibe un nombre egipcio y se casa con una mujer egipcia con la que tiene dos hijos (Génesis 41:45, 50-52). Se vuelve tan aculturado en su aspecto que sus hermanos no lo reconocen. Es evidente que José habla el egipcio, pero no ha olvidado su lengua materna y entiende lo que conversan, y aunque emplea el ardid de usar un intérprete (Génesis 42:23), José sigue la costumbre egipcia y embalsama a su padre, Jacob; lo mismo se hace con él cuando muere (Génesis 50:2, 26). Moisés, por supuesto, es otro israelita que se vuelve muy egipcio, y las mujeres en el pozo de Madián lo toman por uno de ellos (Éxodo 2:19).

Ruth deja su patria, Moab, para acompañar a Noemí a Judá. Ruth declara su intención de asumir la identidad de la gente de su suegra, pero es interesante notar que Noemí no reconoce ese gesto ni presenta a Ruth a los moradores cuando llegan a Belén (Rut 1:16-22).

Como recién llegada, Rut debe ser dirigida por Noemí sobre como moverse en situaciones culturales nuevas, y sin embargo en todo el libro constantemente se habla de ella como “la moabita”. Cuando Rut se casa con Booz, esta mujer inmigrante y trabajadora es aceptada por los ancianos de la comunidad y es aplaudida por las mujeres que originalmente la habían ignorado (4:11-15). Seguramente, la vida iba a ser más fácil para su hijo, Obed (4:16-17).

Las líneas finales del libro revelan que Rut, a través de su hijo Obed, iba a formar parte de la genealogía de David, ¡el más grande rey de Israel (4:18-22)

Ester aparece generaciones antes de la caída de Judá (586 A.C.). Como muchos que vivieron en el exilio, ella tenía un nombre judío y uno persa (Ester 2:7). Su pariente, Mardoqueo, debe haber estado muy bien económica y socialmente, ya que podía sentarse a la puerta de la ciudad, donde los individuos importantes de la ciudad se congregaban (3:2; 5:9).

Lo que enfurece a Amán es que este rico forastero no le ofrezca el respeto que él cree que su posición merece. Amán trama destruir a todos los judíos, diciéndole al rey que esa gente es diferente y por lo tanto es peligrosa y no es confiable (3:1-11). Pero Mardoqueo descubrió un complot de asesinato, probando su lealtad a la corona (2:21-23), y planeó salvar a su gente por medio de Ester (capítulos 4, 8-10). Ni Ester ni Mardoqueo parecen haber pensado en regresar a la tierra de sus antepasados.

Cuanto más se estudia este tema, más evidente se hace que el Antiguo Testamento es en parte una colección de historias de migrantes y pueblos desplazados. Demuestra que la migración no es algo nuevo, sino un hecho muy real en el mundo antiguo también.

En segundo lugar, en los relatos bíblicos, descubrimos las mismas razones que hoy tenemos para la migración— hambre, guerra, conquistas políticas. Además, también encontramos en estos relatos una variedad semejante en los procesos de asimilación por parte de los inmigrantes, lo mismo que en las reacciones de parte de las culturas receptoras.

La cuestión de las fronteras nacionales

Muchos que tienen reservas en cuanto a la presencia de inmigrantes, especialmente si llegan sin documentos, sostienen que la seguridad y control de las fronteras es totalmente esencial. Esta es una preocupación frecuente y debe ser tenida en cuenta. Es dudoso, sin embargo, que las cuestiones relacionadas con las fronteras sean el mejor lugar para comenzar el debate sobre inmigración.

Hacerlo así generaría una postura defensiva cuya tendencia natural sería establecer razones para la exclusión y categorías de exclusión. A partir de la imagen de Dios, por el contrario, se enfoca la necesidad humana y su potencial, lo que a la vez puede generar un tono diferente acerca de cómo cuidar las fronteras, quién puede entrar y en qué condiciones.

La Biblia demuestra una toma de conciencia de los límites geográficos desde el principio. La lista de naciones de Génesis 10 menciona territorios que pertenecían a diferentes pueblos del mundo (versos 5, 20, 30-31). La promesa de tierra a Abraham indica límites en cuanto a su extensión (Génesis 15:18). Y la tierra asignada a cada tribu se especifica con precisión (Josué 13:19). Los límites de varias de las naciones a su alrededor son mencionados (Números 21:10-20). Hay una constante preocupación por establecer los límites de la nación (ver 1 Reyes 4:21; 2 Reyes 14:25).

Los que abogan por una reforma migratoria están conscientes de la necesidad de organizar mejor las fronteras nacionales y desarrollar procesos funcionales que puedan coordinar apropiadamente la preocupación humanitaria por los que vienen en busca de una vida mejor con las necesidades de mano de obra, etc. Las fronteras son importantes, pero estos temas deben ser manejados con sabiduría, justicia y compasión.

V. LECCIONES DEL NUEVO TESTAMENTO

Vayamos ahora al Nuevo Testamento. Las mismas preocupaciones por el extranjero que vemos en el Antiguo Testamento ¿pueden verse en el Nuevo?

Por un lado, no hay enseñanza directa sobre el tema como la que se encuentra en el Antiguo Testamento. Por otro lado, hay mucho que es relevante.

A- La vida y enseñanza de Jesús. ¿Qué puede, entonces, enseñar Jesús sobre el tema de inmigrantes y extranjeros?

En primer lugar, Jesús empezó su vida como refugiado. El y su familia se vieron forzados a huir de Egipto cuando él era un niño pequeño para evadir la masacre planeada por Herodes (Mateo 2).

No es posible saber con seguridad cuánto tiempo permanecieron en Egipto, pero está bien documentado que en esa época había allí una numerosa comunidad judía. En otras palabras, vivir en otro lugar como desplazado fue parte de la experiencia personal de Jesús.8

En su enseñanza Jesús no trata este tópico directamente. Es importante apreciar, sin embargo, que Jesús se involucraba constantemente con aquellos que eran diferentes y despreciados. De especial importancia es su interacción con los samaritanos, un pueblo detestado por los judíos.

Jesús habla con una mujer samaritana en Juan 4, y en Lucas 10 usa a un samaritano como modelo de rectitud en su respuesta a la pregunta “¿Quién es mi prójimo?” Esta enseñanza concuerda con la manera como Jesús se acerca a los marginados—gentiles, mujeres, pobres, enfermos, y personas clasificadas como pecadoras.

En el libro de Hechos, muchos creyentes de los primeros tiempos han sido dispersados por la persecución (8:1-5; ver también Apocalipsis 1:9), y los predicadores itinerantes son un fenómeno común en la primera iglesia, cuya mejor ilustración es tal vez los viajes misioneros de Pablo (1 Corintios 16:5-18; Gálatas 4:13-14; Filipenses 2:19-30; 3 Juan 5-10). Estos esfuerzos misioneros finalmente produjeron iglesias multiétnicas con creyentes de diversos trasfondos y lugares de origen (Hechos 13:1)—una mezcla que produjo tensiones en la comunidad de fe (Hechos 15; Gálatas 2; Efesios 2).

B- Las epístolas. Las epístolas declaran que todos los cristianos son extranjeros en un sentido espiritual. La ciudadanía de los creyentes radica fundamentalmente en otra parte (Filipenses 3:20; Hebreos 13:14). Los cristianos no deben entonces aferrarse a lealtades terrenales, y deben estar abiertos a gentes que vienen de otras partes y responden en maneras que honran a Dios.

1 Pedro habla de los creyentes como “expatriados; extranjeros y peregrinos” (1:1; 2:11). Estas palabras refuerzan el concepto de otra ciudadanía, aunque es posible que los mencionados en esta carta fueran literalmente exiliados que habían sido desplazados por el imperio. Si es así, su posición legal refleja su estatus espiritual como cristianos.

Sin duda, las actitudes y actos de Jesús y la enseñanza de las epístolas condujeron a una postura más abierta hacia los inmigrantes. Pero ¿qué decir en cuanto a Romanos 13 y el llamado a someterse a las autoridades? Este pasaje debe ser colocado en la perspectiva correcta.

Para empezar, los cristianos deben reconocer que su agenda está establecida en el capítulo 12 de Romanos, donde dice que los creyentes “no deben conformarse a este mundo” (12:2). Sus vidas deben ser caracterizadas por el servicio y la compasión — ¡aun hacia enemigos (12:3-21)! Sin embargo, las autoridades tienen un propósito y manera de hacer las cosas que son diferentes (Romanos 13). Mientras los cristianos están llamados a respetar al gobierno, esto no significa estar de acuerdo con todo lo que el gobierno pueda legislar o hacer.

Pero ¿qué pasa con inmigrantes indocumentados que son cristianos? Ellos están conscientes de que violan la ley viviendo y trabajando aquí. Pero también han experimentado las desigualdades de la ley. El gobierno permite que los empleadores contraten trabajadores inmigrantes porque el país necesita mano de obra barata, pero entonces no otorga acceso a servicios sociales.

Muchos inmigrantes que son creyentes admiran el sistema legal y muchos hacen todo lo posible para obedecer las ley es en todas las áreas para no poner en peligro sus trabajos, sus hogares y el bienestar de sus hijos. Muchos quieren ser “ciudadanos” modelo como parte de su deber cristiano. En su inmensa mayoría, los inmigrantes quieren con fervor una resolución justa y legal de la situación.

Los cristianos deben buscar cambios constructivos con humildad, caridad y justicia. Esto puede ser hecho con respeto a las autoridades y sin embargo, también comprometiéndose con el más alto llamado de Dios a su pueblo de ser una bendición para el mundo. Jesús y el resto del Nuevo Testamento nos muestran un mejor camino puesto que somos parte del reino de Dios en la tierra.

CONCLUSIÓN.

En relación a la serie que hemos venido estudiando, vemos que Dios usó a una mujer inmigrante, como ESTER para salvar a su pueblo de la destrucción del enemigo. Dios puede usarte a ti, vengas de donde vengas, seas como seas y hables como hables. Dios sólo desea que seas un instrumento en sus manos.

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados.

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