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¿Qué celebras, Navidad o Saturnalia?

Estudios Bíblicos

Prédica de Hoy: ¿Qué celebras, Navidad o Saturnalia?

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica: Lucas 2:10-11

Introducción.

Todo el mundo occidental celebra anualmente una fiesta y la rodea de un cierto esplendor y misticismo, característicamente pagano-religioso. Pocos entienden el sentido real de esa celebración, porque la historia y los siglos han cobijado con gruesa capa de olvido los orígenes de un nacimiento trascendental, hoy por hoy, ausente de su significado primario. Cabría conocer sus orígenes, antes de seguir celebrando la Navidad.

La Navidad – Una tímida tregua.

Con el mes de diciembre, llega una época en que al ser humano se le despierta una especie de ternura reprimida. Once meses y medio, afanado, sumido en la enajenante tarea diaria, le distraen de su verdadera vocación: amar.

El hombre fue creado para amar, pero es en la última quincena del año, en el invierno, cuando se busca el escape hacia la demostración afectuosa. Se hace a un lado el trabajo y el egoísmo y, aún cuando sabemos que la situación es apremiante, se hace una pausa, una tímida tregua en el afán cotidiano, para abrazar al prójimo, desearle algo bueno, enviarle una felicitación escrita, hacerle un regalo y olvidar diferencias. Todo esto, por unos cuantos días, en que el hombre celebra algo que desconoce: la Navidad.

El hombre no puede ocultar un hecho real: Dios visitó esta tierra como estaba profetizado por Miqueas, hace ya 27 siglos: “He aquí Dios sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de la tierra. Y se derretirán los montes debajo de Él, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un  recipicio. Todo esto, por la rebelión y los pecados del hombre…” (Miqueas 1:3-5).

Y la Palabra se cumple: Hace 20 siglos el apóstol Juan testifica: “Y aquél Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como la del Unigénito Padre, lleno de gracia y verdad” (Juan 1:14). Juan dio testimonio de Él, y todo ocurre, como estaba  escrito. Otro profeta, Isaías, dijo cómo ocurriría: “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14)… “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro y se llamará su Nombre.

Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6). Y esa palabra se cumple. Mateo relata: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo “He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: “Dios con nosotros” (Mateo 1:22-23). “Y dio a luz a su hijo primogénito y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1:25).

No es desconocido para todos esta realidad, aunque el polvo del tiempo se ha encargado de ocultar algunos detalles, para la mejor comprensión de lo que el hombre celebra y la forma en que lo hace, aún sin entenderlo.

Pocos conocen el significado profundo de este advenimiento divino en carne, pero lo celebran. Y así comenzó una costumbre que en el devenir de los siglos se hizo ley: hay que celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios. ¿Cuándo? ¿En qué fecha nació Jesús? Nadie podría determinarlo con exactitud, pero la costumbre y la tradición le fijaron distraídamente una fecha, y todos se tienen que sujetar a ella.

Navidad, un pretexto mundano.

Navidad es una palabra que viene del latín nativitatem, que significa natividad o nacimiento. La costumbre hizo un apócope de natividad y adoptó “navidad”. Realmente, la palabra navidad, en este tiempo, es un buen pretexto para divertirse, hacer negocios, vacacionar y, en la mayor parte de las veces, para pecar.

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