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¿Pueden comunicarse los vivos con los muertos?

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: ¿Es Posible la Comunicación con los Muertos?

Introducción

Hace algunos años, una mujer joven, la Sra. Margarita Bouvier, que vivía en París, Francia, asistía por primera vez a una sesión espiritista. Las manifestaciones que observó allí le llenaron de asombro y, naturalmente, de interés. Durante la segunda sesión el médium la estuvo llamando continuamente, pero ella se mantuvo indiferente pues había decidido no contestar. Acabó por acceder cuando éste le informó que tenía un mensaje que comunicarle.

Entonces oyó a su madre hablarle en húngaro, lengua que el médium no conocía. En su mensaje dijo que se alegraba porque su hija se había divorciado. Es interesante que la joven siempre se había preocupado por saber lo que su madre pensaría si supiese que había tomado una decisión tan importante. ¿Conversó verdaderamente la Sra. Bouvier con su madre?

Desde que la muerte entró en nuestra tierra, los hombres han procurado saber lo que sucede al otro lado del velo. Esos seres queridos a quienes tanto hemos amado y a quienes hemos perdido, ¿dónde están? ¿Qué hacen? ¿Saben lo que nos sucede? ¿Han adquirido en su nueva morada una sabiduría que no poseían mientras estaban en la tierra?

Considerado como una ciencia por unos y como una religión por otros, el espiritismo goza actualmente del favor de un público numeroso.

Se dice que es espiritista quien piensa que se puede comunicar con los espíritus de los muertos a través de un médium. ¿Qué dice la Palabra de Dios al respecto? Lo veremos en esta lección. Que Dios mismo aclare este asunto para usted, estimado alumno, es nuestro deseo y oración.

Un extraño visitante

“El espiritismo moderno tuvo su origen en Hydesville, Nueva York, en el año 1848. La primera comunicación inteligible del espiritismo en tiempos modernos vino en respuesta a una directa petición a Satanás mismo. En el año antedicho, un campesino llamado Juan D. Fox vivía en Hydesville, cerca de Róchester, Nueva York. Fue padre de seis hijos, dos de los cuales vivían todavía en casa. Fueron éstas las menores, y se llamaban Margarita, que tenía quince años, y Catalina, de doce años. Acababan de tomar la casa, la cual hallaron molestada por ciertos sonidos, especialmente de noche.

Al principio atribuyeron estos sonidos a ratas y ratones, más tarde a una tabla movible, pero pronto descubrieron que los sonidos eran toques distintos e inteligentes. Al acostarse la noche del primero de marzo de 1848, padres e hijas durmiendo en un mismo cuarto, comenzaron los toques con más violencia que antes.

El Sr. Fox se levantó para probar los marcos de las ventanas, y encontrándolos todos seguros estaba para volver a su descanso cuando Catalina, observando que cuando él sacudía los marcos los toques parecían responder, se volvió hacia el sonido, y dando un castañeteo de los dedos, dijo: “Oye, patihendido, haz como yo”.

Al instante los toques respondieron, atemorizando a las niñas de manera que no querían continuar la conversación con el “patihendido”. Pero la madre siguió cultivando su amistad, y de él recibió una comunicación que pretendía ser del espíritu de un tal Carlos B. Rosma, diciéndole que este hombre había sido asesinado en la casa hacía algunos años. Señalóse un sitio en el sótano de la casa, como el lugar del entierro de su cuerpo, y al cavar allí encontraron una porción considerable del esqueleto de un hombre, y más: tarde se supo que un hombre, que correspondía con la descripción dada, había visitado la casa y no apareció después.

“Luego fomentó también Margarita comercio con los espíritus y desarrolló pronto poderes ocultos notables. Muchas preguntas se hacían a los espíritus, y las respuestas en su mayor parte se hallaron ser correctas. Así varios artículos extraviados fueron recobrados. Los vecinos vinieron para indagar el fenómeno. Se hacían otras preguntas, las cuales fueron contestadas, y muchos se convencieron de que las niñas Fox realmente se comunicaban con los espíritus de los muertos. Desde esa época el movimiento cundió como una conflagración” (C. B Haynes, Ultratumba y el Espiritismo, págs. 44 y 45).

El movimiento creció rápidamente, y tres años más tarde se publicaban seis revistas espiritistas en los Estados Unidos. El movimiento fue impulsado con un entusiasmo sin límites. Desde 1857 ha tenido sus altibajos, pero después de cada una de las dos guerras mundiales, durante las cuales la muerte destrozó tantos hogares, el deseo de sostener relaciones con los desaparecidos le dio nuevo impulso.

¿Es posible comunicarse verdaderamente con los muertos?

Así el hombre yace, y no se tornará a levantar: hasta que no haya cielo no despertarán, ni se levantarán de su sueño (Job 14:12).

La Escritura afirma que los muertos duermen hasta el día de la resurrección, que están absolutamente inconscientes e ignoran lo que sucede en la tierra. Por consiguiente les resulta imposible dirigir mensajes a los vivos, o comunicarse con ellos. “La nube se consume, y se va: así el que desciende al sepulcro no subirá; no tornará más a su casa, ni su lugar le conocerá más (Job 7:9,10).

Usted recuerda sin duda lo que leímos respecto del estado de los muertos en la lección anterior.

Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; por su memoria es puesta en olvido. También su amor, y su odio y su envidia, fenecieron ya; ni tienen ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol. Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría (Eclesiastés 9:5, 6, 10)

¡Ojalá los hombres estudiaran la Palabra de Dios y creyeran sus enseñanzas! ¡Cuántos errores peligrosos se podrían evitar! Aún más, conocerían la verdad acerca de una cuestión tan importante como lo es la referente al estado de los muertos.

Repitámoslo, apreciado estudiante de la Palabra, los muertos nada saben. No están en el cielo, ni en el infierno, ni en el purgatorio. “Duermen en el polvo de la tierra (Daniel 12:2). Y no despertarán hasta la resurrección.

No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz. Y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron mal, a resurrección de condenación (Juan 5:28-29).

La doctrina de que el hombre queda consciente en la muerte, y, más aún, la creencia de que los espíritus de los muertos vuelven para servir a los vivos, preparó el camino para el espiritismo moderno.

Si los muertos son admitidos en la presencia de Dios y de los santos ángeles y si son favorecidos con conocimientos que superan en mucho a los que poseían anteriormente, ¿por qué no habrían de volver a la tierra para iluminar e ilustrar a los vivos?

Si, como lo enseñan los teólogos populares, los espíritus de los muertos se ciernen en torno de sus amigos en la tierra, ¿por qué no les sería permitido comunicarse con ellos para prevenirlos del mal o para consolarlos de sus penas? ¿Cómo podrán los que creen en el estado consciente de los muertos rechazar lo que les viene cual luz divina comunicada por espíritus glorificados?

Representan un medio de comunicación considerado sagrado, del que Satanás se vale para cumplir sus propósitos. Los ángeles caídos que ejecutan sus órdenes se presentan como mensajeros del mundo de los espíritus. Al mismo tiempo que el príncipe del mal asevera poner a los vivos en comunicación con los muertos, ejerce también su influencia fascinadora sobre las mentes de aquéllos.

“Muchos hombres serán entrampados por la creencia de que el espiritismo es tan sólo una impostura humana; pero cuando sean puestos en presencia de manifestaciones cuyo carácter sobrenatural no pueda negarse, serán seducidos y obligados a aceptarlas como revelación del poder divino” (E.G. de White, El Conflicto de los Siglos, págs. 607 y 609).

El espiritismo no se asienta sobre certidumbre alguna. No puede probar que los muertos se comuniquen con los vivos. La Palabra de Dios dice la verdad cuando declara: “Los muertos nada saben”.

¿Quiénes son entonces esos espíritus?

Sólo pueden darse tres explicaciones: a) Que los espíritus de los muertos vuelven verdaderamente a la tierra para comunicarse con los vivos. b) Que estamos en presencia de un fraude cometido por el médium. c) Que son espíritus engañadores que asumen la apariencia de los muertos.

Si bien es verdad que en algunos casos se manifiestan en el espiritismo ciertos fraudes, con todo, muchos incidentes y manifestaciones no pueden ser tachados de tales.

Acabamos de ver que los muertos no pueden comunicarse con los vivos. Y Dios nos da el consejo siguiente:

Y si os dijeren: Preguntad a los pitones y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido (Isaías 8:19, 20).

Es un consejo lleno de sabiduría. No podemos aceptar los asertos gratuitos de los espiritistas sin examinarlos a la luz de la Palabra del Dios vivo. Y como ya lo hemos visto, las declaraciones de Dios acerca de los muertos son categóricas. ¿Quiénes son esos espíritus?

Porque son espíritus de demonios, que hacen señales (Apocalipsis 16:14).

Las Santas Escrituras nos enseñan que nuestro planeta está rodeado por un ejército de seres inteligentes, invisibles, que se llaman “ángeles”. Hay ángeles buenos que son “espíritus administradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salud (salvación) (Hebreos 1:14).

Esos ángeles han sido descritos como “seres poderosos en fortaleza”, que ejecutan “su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto” (Salmo 103:20). Es evidente que estos ángeles no vendrían en busca de los hombres aseverando ser los espíritus descarnados de los muertos.

Existe igualmente todo “un tropel de malignos espíritus (Salmo 78:49, versión de Nácar-Colunga) o “malos ángeles (Id., versión Valera). Son ángeles que siguieron a Satanás en su rebelión contra el gobierno de Dios (Apocalipsis 12:7-9). Son enemigos de las leyes de Dios y obran con energía incansable para arrastrar a la humanidad fuera de los caminos de la justicia. Según la Santa Escritura, los que se dejan extraviar por el espiritismo, en realidad se comunican con ellos. La Palabra de Dios es categórica al respecto:

No sea hallado en ti, … ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a pitón, ni mágico, ni quien pregunte a los muertos. Porque es abominación a Jehová cualquiera que hace estas cosas (Deuteronomio 18:10-12).

¿Por qué habrían de engañar a los hombres los ángeles buenos, aseverando ser lo que no son en realidad?

Si el espiritismo fuese de inspiración divina, ¿podría, como lo hace, negar la más sublime de las enseñanzas cristianas: la inspiración de las Santas Escrituras, y la doctrina del perdón de los pecados llamándola un “dogma de injuria”? ¿Podría negar la divinidad de nuestro Señor y la doctrina de la redención?

Si no son ángeles buenos los que realizan los prodigios y milagros innegables que se producen en ciertas sesiones espiritistas, sólo queda una alternativa: esos prodigios son obra de los ángeles malos, es decir, de los ángeles caídos o demonios.

Ciertos creyentes llegan hasta decir que se oyen cosas buenas en las reuniones espiritistas. Si, muchos se dejan engañar porque en ellas se cantan himnos cristianos. Algunos llegan hasta a darse el nombre de espiritistas cristianos. Citan las Escrituras: Pero el diablo puede hacerlo cuando conviene a sus fines, como lo hizo cuando tentó a nuestro Señor Jesucristo en el desierto.

El movimiento espiritista se presenta al mundo de hoy como un ángel de luz, pero en realidad se base en “doctrinas de demonios”. El apóstol San Pablo nos dice:

Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz (2 Corintios 11:14).

Solemnemente nos pone en guardia:

Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error, a doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1).

El poder de los ángeles caídos sigue siendo grande, y puede muy bien explicar las manifestaciones extraordinarias del espiritismo.

¿Quién es responsable?

No podemos dejar de observar ciertas falsas enseñanzas introducidas en el cristianismo: que el alma es inmortal por naturaleza y que abandona al cuerpo cuando la persona muere para seguir viviendo en otra parte. Estas falsas enseñanzas prepararon el terreno par el espiritismo.

El diablo mismo es el autor de esta doctrina. Debemos recordar que, contradiciendo a Dios, quien había advertido a nuestros primeros padres: “Moriréis”, Satanás les dijo: “No moriréis” (Génesis 3:4).

Nuestro Señor dice que Satanás es mentiroso desde el principio y que no permanece en la verdad (San Juan 8:44). No podemos aceptar declaraciones que están en contradicción flagrante con la Palabra de Dios. Todos los que proclaman que los muertos viven, repiten la primera mentira: “No moriréis”.

En su enseñanza y por sus prácticas el espiritismo lleva el sello del espíritu malo, del cual es en cierto modo la última obra maestra, la que mejor se adapta a nuestra época desequilibrada. El cristiano no debe dejarse engañar por el espiritismo, sino que, siguiendo el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, debe hacer huir a Satanás, el insistente tentador, y también rechazar las seducciones del espiritismo mediante un enérgico: “Escrito está”.

¿Cómo podemos protegernos?

Cuando se levantaré en medio de ti profeta, o soñador de sueños y te diere señal o prodigio, y acaeciere la señal o prodigio que él te dijo, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámoslos. No darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños: porque Jehová vuestro Dios os prueba, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. En pos de Jehová vuestro Dios andaréis y a él temeréis, y guardaréis sus mandamientos, y escucharéis su voz, y a él serviréis, y a él os allegaréis (Deuteronomio 13:1-4).

Nuestra única salvaguardia estriba en una obediencia plena a la Palabra de Dios. Si nos mantenemos alejados del terreno encantado del diablo, si nos negamos a escuchar las voces de sirena de los médiumes, andaremos en terreno firme. Grandes personajes de este mundo fueron engañados por las doctrinas espiritistas únicamente porque no se aferraron al consejo de Dios.

Volvamos a la enseñanza pura y santa de Dios, y estas prácticas demoníacas no nos engañarán ¿No resulta doloroso ver a personas buenas que buscan luz en una mesa u oyendo a un médium que habla en nombre de un espíritu cuya identidad no puede probar, cuando podemos ser iluminados por Jesucristo, el “Sol de justicia”?

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