La Biblia, el libro, de todos el mejor

Como Pastor, observo por este tiempo, que hay un desliz en cuanto a tomar seriamente las enseñanzas de la Biblia, hasta en algunos, noto cierta vergüenza de mostrar su Biblia públicamente; otros ya directamente ni la traen a los cultos.

En todo caso, la Biblia tendría que estar siempre a la mano; gastada de tanto hojearla, amada por sobre cualquier otra cosa, tomando placer en ella al considerar lo que Dios tiene para decir cada día.

La Biblia es el nutriente espiritual del creyente.

Quien no lee la Biblia está en un estado de inanición espiritual gravísimo. El diccionario define la inanición como: “extrema debilidad física provocada por la falta de alimento”.

Los grandes problemas que acusan a los creyentes hoy son debidos a la falta de Biblia en sus vidas. Y en esto, excusas hay muchas. Pero la verdad es una sola: la propia falta de interés hacia Dios. En Jeremías 2:13, el Señor expresa con dolor esta realidad:

“…Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron – me abandonaron – a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua…”

Una forma moderna de tener cisternas rotas que no retienen el agua, es la auto justificación constante en cuando a procurar el propio alimento espiritual en cuanto a la fe.

Ejemplos:

  • No vengo al Grupo de Discipulado en la semana, pero miro Canal Luz o Enlace. Lo que escucho en esos lugares no tiene ninguna concordancia con lo que el cielo está hablando en la Iglesia por estos días, pero no importa.
  • Me duermo en las predicas, pero me paso horas frente al Facebook tildando “me gusta” a los textos bíblicos que suben mis amigos en su muro. De paso chateo, escucho música, leo las noticias del país, todo por el mismo precio.

Haciendo una parodia.

A la mañana al despertar se está demasiado dormido para leer la Biblia, durante la mañana los quehaceres no lo permiten. Al mediodía hay que almorzar. Luego una siestita para seguir.

Difícil hallar tiempo para leer allí, al regresar del trabajo, la cena; correspondida como se debe con la televisión encendida para distraerse un poco; tampoco la Biblia es oportuna ahí.

Finalmente vienen los preparativos para irse a dormir, no sin antes revisar los w.app y correos del celu, pasear por face un largo tiempo, donde apartarse a meditar la Palabra, ya no da.

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