De última, hay que irse al sobre; ahí sí, mascullando una oración sin sabor entre bostezos y sueño, mientras la Biblia se queda llorando en la mesita de luz.
Les hago una pregunta: ¿cómo está por este tiempo en ustedes la meditación, lectura y estudio de la Biblia? Si alguien debiera calificar la calidad de tiempo que le das a tu encuentro con Dios a través de su Palabra, que nota te daría? ¿Excelente? ¿Muy bien? ¿Bien? ¿Flojo?
¿Qué mal que venís? ¿Aplazado? Por eso mis hermanos/as y los que hoy están aquí, usando el orden natural que se tiene el en texto de 2 Timoteo 3:16-17, quiero ministrarte respecto a 4 utilidades, que el Apóstol Pablo recuerda Timoteo, respecto al recurso de la Palabra de Dios.
1. La Biblia – Es útil para enseñar
Unos versículos más adelante, en el Cap. 4, vers. 1-4, Pablo exhorta a Timoteo que predique la Palabra con fundamento bíblico, pues – vers. 3-4 en TLA, “…Porque llegará el día en que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza. Al contrario, querrá oír enseñanzas diferentes. Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere oír. 4 La gente no escuchará la verdadera enseñanza, sino que prestará atención a toda clase de cuentos…”
Hace unos meses les ministraba, respecto de la Palabra que el Señor está trayendo en este tiempo, donde el Señor Jesús quiere tratar con el interior de cada uno e ir a profundidad, lo cual incomoda. Lo he considerado y dicho en más de una oportunidad:
La Biblia es una espada de dos filos – corta dos veces – ofende o sana. Moody decía que cuando alguien es confrontado con la verdad de la Palabra hace uno de estas dos cosas: o se ofende o se deja sanar por el Señor que le dá su Palabra. La Biblia ENSEÑA el mensaje de Dios para tu bien, que sana, libera, bendice, añade bendición; y sólo es útil para quien se deja enseñar por ella.
2. La Biblia – Útil para corregir
En la carta pastoral de Pablo a Tito, se puede leer en el Cap.1, vers. 5, que el Apóstol Pablo había establecido a Tito en Creta para corregir lo deficiente. Los cretenses eran terribles. Tenían una reputación desastrosa.
En el vers. 12 del mismo capítulo, se menciona que la gente que Tito debía corregir eran siempre mentirosos (no en ocasiones, sino todo el tiempo), malas bestias (brutos, maltratadores), glotones (avaricia); ociosos (perezosos).
Pablo manda a Tito, en el vers. 13, que debía corregirles reprediéndoles duramente, para que sean sanos en la fe. Y lo debía hacer, hablándoles en un todo de acuerdo con el fundamento bíblico. En Tito 2:1 Pablo le manda a Tito que él les hable de acuerdo con la sana doctrina.
Jesús tuvo que usar de dureza al ministrar en varias ocasiones. De hecho, en Juan 6, vers. 60 dice, “…que al oir muchos de sus discípulos la corrección del Señor decían: Dura es esta palabra; ¿Quién la puede oir?..” Y en el vers. 66, dice: “…Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás, y ya no andaban con él…”
¡Hay que estar loco para abandonar a Jesus! Sin embargo, lo abandonaron. La corrección: ¿a quién le gusta? Sin embargo es necesaria. No recibir la corrección, pone en peligro al creyente de buscar oír lo que le endulza el oído.
En el libro de Isaías 30:9-10, encontramos un antecedente de esto. Exponerse a la guía de la Palabra de Dios hará que tu mal camino se corrija, y dejes de andar a los tumbos. “…Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino…” (Salmos 119:105). Quien desprecia esto, quien desprecia ser discipulado e instruído en la Palabra de Dios se pierde la bendición de que el Espíritu Santo sanee su vida.