CARMESÍ, es decir, el color rojo. Es el símbolo de la sangre que Cristo derramó en la cruz del calvario. Es la provisión gloriosa de Dios para nosotros hoy día. Todo creyente redimido está bajo la sangre de Cristo, la cual no solo nos limpia de todo pecado, sino que es poderosa contra toda fuerza del mal.
Sabemos que somos justicia de Dios a través de la sangre de Cristo (Romanos 5:9), pero así como Dios nos ve a través de la sangre de Cristo, nosotros debemos continuamente mirar hacia la sangre del propiciatorio como lo hacían los querubines sobre el Arca del Pacto. Solo bajo la sangre de Cristo y mirando hacia ella, es que podemos ser tejidos en carmesí conforme a la voluntad de Dios.
PÚRPURA. Como ya hemos dicho el púrpura es un color mixto, que se obtiene combinando el azul con el carmesí. Simboliza al intercesor entre Dios y los hombres. Es decir, que somos junto con Cristo sacerdotes del Dios altísimo, porque el púrpura es el color sacerdotal, y el sacerdote tenía el deber de interceder por el pueblo. La voluntad de Dios es que cada creyente sea un verdadero intercesor, como una prolongación del ministerio de Cristo.
Resumiendo decimos que la voluntad de Dios es que seamos querubines primorosos tejidos sobre lino blanco en azul, carmesí y púrpura, tal y como nos lo revela el Tabernáculo.
CAPITULO 5
LOS MINISTERIOS Y EL TABERNÁCULO
“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire como sobreedifica” 1 Corintios 3: 9 y 10
La Biblia nos dice que hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo (1 Corintios 12:5). Vamos a continuación a escudriñar lo que el Tabernáculo nos revela en cuanto a los ministerios o dones ministeriales. Ministrar a Dios es sinónimo de “servir a Dios”, y servir a Dios implica también servir al hombre.
Cuando Dios nos llama a sus caminos, su propósito va mucho más allá que la salvación de nuestra alma. Dios nos llama a su servicio, es decir, nos llama para que seamos ministros de El. El Espíritu Santo inspira a cada creyente para que descubra su ministerio o dones ministeriales dentro del reino de Dios.
Tanto en la fundación como en la edificación de su Iglesia, Dios ha usado a hombres llenos del Espíritu Santo. Son hombres que han descubierto el verdadero llamado de Dios. Hombres consagrados a Dios. Hombres comprometidos que conocen profundamente el propósito de su llamado.
Son hombres que ven el fruto de su ministerio cuando la vida de Dios es engendrada y desarrollada en otros hombres, y ver la casa de Dios edificada en otros es una experiencia gloriosa.
Aunque hay innumerables dones ministeriales, la Biblia señala en Efesios 4:11 cinco ministerios: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros”.
Antes de hablar de los ministerios domésticos esenciales en la edificación funcional del Tabernáculo, quisiera hablar unas breves palabras acerca de lo que yo llamo macroministerios desde el punto de vista funcional, y no porque tales ministerios sean mayores que otros ante los ojos de Dios.
El simbolismo del ministerio apostólico en el Antiguo Testamento lo vemos en la persona de Moisés. Este no era un ministerio doméstico sino que es un macroministerio rector de naciones. El ministerio apostólico es un ministerio de “visión”. Un apóstol hoy día es un varón de Dios con visión de conquista de naciones.
En el Nuevo Testamento el prototipo del ministerio apostólico lo vemos en Pablo de Tarso, y hoy día en pleno siglo XXI lo vemos en numerosos ministros internacionales con visión de conquista a las naciones. Repito, el ministerio apostólico no es un ministerio doméstico, es un llamado de Dios para ministrar a las naciones.
Buenas tardes , mi nombre es Damaris Euniice he somado hoy con el tabernáculo y me ha sorprendido mucho lo q Dios le ha revelado a traves de ese sueno.Quisiera reciibir mas informacion.
Doy gracias al Señor por esta revelación, tenía esta inquietud por el significado del tabernáculo relacionado con la vida espiritual en el hombre.