He aquí el Tabernáculo de Dios con los hombres

Teodoro Hernández

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Estudios Biblicos - La oración y el tabernáculo de Moisés

He aquí el Tabernáculo de Dios con los hombres

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En el Atrio hay turbación y vientos contrarios, por lo que difícilmente podemos escuchar la voz de Dios en esta dimensión de la oración. En el Atrio estamos muy cargados y preocupados por nosotros mismos. Si bien nuestras oraciones pueden comenzar en el Atrio, no necesariamente deben quedarse ahí. En el Atrio debemos descargar toda opresiónque nos agobia.

El Atrio es un lugar de arrepentimiento ante los pies de la cruz (el altar de bronce) según Mateo 5:23, pero también es un lugar de sacrificios de alabanzas (Salmo 107:22); sacrificios que son agradables a Dios (Salmo 119:108). Fruto de labios que confiesen su nombre (Hebreos 13:15).

Al publicar nuestra alabanza se esparcen los enemigos de Dios (entidades espirituales de maldad) según el Salmo 68:1, y se despejan los aires del Atrio. El enemigo huye ante nuestras alabanzas sinceras. La alabanza prepara nuestro corazón para una mayor intimidad con Dios. La Biblia dice: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre” (Salmo 100:4). El que sacrifica alabanza honra a Dios (Salmo 50:23).

La Biblia no dice que debemos “sentir” alabar a Dios. Simplemente nos “ordena” hacerlo. “Presentad sacrificios y alabanzas en la casa del Señor” (2 Crónicas 29:31).

Una de las revelaciones que más me ha bendecido es conocer, que cuando yo alabo a Dios, no necesariamente tengo que “sentir” hacerlo. Antes pensaba que alabar a Dios sin sentir hacerlo era como una hipocresía, pero Dios me reveló que cuando yo lo alabo, lo que hago es publicar lo que El es, su grandeza, su poder, su verdad, y nada de esto tiene que ver con lo que yo sienta o no.

Así que comencé a obedecerle en ésta área, y después de estarle alabando por varios minutos (cantando o diciendo todo lo que la Biblia dice acerca de lo que El es) empecé a “sentir” las ganas de continuar haciéndolo. Si obedecemos a Dios y le ofrecemos sacrificios de alabanza comenzaremos a ver su gloria aunque el diablo nos diga que somos unos hipócritas.

Como hemos visto los sacrificios se hacen en el Atrio y sobre todo en el altar de bronce. Muchos de nosotros llegamos sólo hasta acá. No avanzamos más allá. Nos conformamos con una oración atrial. En los atrios es muy difícil oir la voz de Dios. Recordemos que Dios se escucha en “el viento apacible” (1 Reyes 19:12y 13).

Si bien nuestra oración comienza en el Atrio, nunca debe quedarse en este lugar, hay que avanzar al Lugar Santo donde no soplen vientos adversos, pues es sólo en la intimidad con Dios cuando podemos oir su voz. Cuando comenzamos a sacrificar alabanzas a Dios, se comienzan a despejar los aires de toda influencia maligna y nuestros pensamientos se dirigen sin obstáculos hacia Dios, y es entonces que nuestro corazón comienza a sentir la presencia de Dios. Pero sentir la presencia de Dios es apenas el principio de nuestra oración, y lamentablemente es aquí donde muchos de nosotros dejamos de orar, cuando en realidad apenas hemos comenzado.

Cuando comenzamos a sentir la presencia de Dios, es que el Espíritu Santo nos está tocando para despertar nuestro espíritu. En el altar de bronce como símbolo de la cruz del calvario es donde se inicia nuestra oración. Es aquí donde nace el verdadero arrepentimiento y la humildad necesaria para continuar.

Es a los pies de la cruz donde somos librados de nuestras cargas, donde recibimos consuelo y donde llevamos cautivo todo pensamiento a Cristo Jesús. Es aquí donde pagamos el precio para poder avanzar en nuestra oración. Es en el altar de bronce donde nosotros le ministramos a Dios y donde El “comienza” a ministrarnos a nosotros una vez que nuestro sacrificio es aceptado.

Es entonces cuando el Espíritu Santo nos conduce a la fuente de bronce o lavatorio para que nos examinemos delante de Dios. En el lavatorio no solo somos examinados, sino (lo más importante) somos lavados por la Palabra de Dios.

Es aquí donde el Espíritu Santo pone en nuestra mente la Palabra de Dios adecuada para nosotros. De ahí la importancia de conocer la Palabra de Dios. El creyente debe conocer la Biblia porque es la materia prima que el Espíritu Santo usa para revelar nuestra condición delante de Dios y para recibir respuestas a nuestras oraciones.

La oración es como la respiración del alma. Cuando nuestro cuerpo físico inspira oxígeno está tomando vida. Cuando espiramos o exhalamos estamos botando bióxido de carbono que es muerte. De modo que cuando confesamos nuestros pecados delante de Dios estamos botando el veneno que nos mata, pero cuando pronunciamos la Palabra de Dios estamos tomando vida, ya que la Biblia dice que su Palabra es Espíritu y es Vida (Juan 5:24).

Las aguas del lavatorio nos hacen ver nuestra condición. El Hecho de ver nuestra condición nos mueve a la confesión de pecados y al arrepentimiento. Al confesar nuestro pecado estamos botando lo que nos mata en la oración. Una vez que botamos lo que nos mata, nos sumergimos en las aguas de su Palabra para nuestra limpieza. A partir de este momento nuestros pensamientos se van estrechando y los pensamientos de Dios se van ensanchando, para así pasar a otro nivel o dimensión en nuestra oración: La oración en el Lugar Santo.

LA ORACIÓN SANTA

Este es un nivel de oración mucho más elevado que la oración atrial. El lugar Santo tiene menores dimensiones que el Atrio, y esto implica que no son muchos los cristianos que se mantienen en este nivel de oración. Al Lugar Santo no pueden llegar pensamientos ajenos a los pensamientos de Dios porque es un lugar con cubierta. Satanás no puede tener acceso al Lugar Santo porque en el Lugar Santo está el candelero de oro encendido y él no resiste la luz del candelero (la plenitud del Espíritu Santo) porque él es de las tinieblas y no de la luz.

La oración en el Lugar Santo es la oración en el Espíritu y por lo tanto totalmente conforme a la voluntad de Dios. En el Lugar Santo, el Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26) y es Jesús mismo orando a través de nosotros, porque ya nosotros hemos muerto en el Atrio. En el Lugar Santo percibimos la voz de Dios incluso a través de nuestros propios labios. Es el tipo de oración que Jesús describe en Mateo 6: 5-18. Veamos lo que El dijo:

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Teodoro Hernández
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Teodoro Hernández

2 comentarios en «He aquí el Tabernáculo de Dios con los hombres»

  1. Buenas tardes , mi nombre es Damaris Euniice he somado hoy con el tabernáculo y me ha sorprendido mucho lo q Dios le ha revelado a traves de ese sueno.Quisiera reciibir mas informacion.

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  2. Doy gracias al Señor por esta revelación, tenía esta inquietud por el significado del tabernáculo relacionado con la vida espiritual en el hombre.

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