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¿La homosexualidad y el cristianismo compatibles?

Estudios Biblicos

Poco a poco he visto cómo el cristianismo va siendo invadido por una ola de factores que pugnan por desacreditarlo, y más que nada por destruirlo. Ahora hay que agregarle un movimiento que está creciendo vertiginosamente en búsqueda de un lugar dentro de la sociedad cristiana, me refiero a los denominados grupos cristianos homosexuales.

El homosexualismo no es nada nuevo, tiene miles de años de historia, y su relación con el pueblo de Dios tampoco es nada de ayer, sino que ha estado presente desde los albores de la humanidad. Basta sólo con leer el libro de Génesis, y echar un vistazo a lo que ocurrió con Lot en la ciudad de Sodoma y Gomorra.

En la actualidad, el homosexualismo se ha difundido mucho, tanto que se quiere infiltrar (y lo está haciendo) en nuestra sociedad cristiana y auto-etiquetarse como “gays y lesbianas cristianos”. ¿Qué tipo de cristianismo pudiera ser este?

¿Qué razones bíblicas pudiera tener un gay para hacerse cristiano? ¿No debiera, gracias a la redención que hay en Jesucristo, y a la obra purificadora del Espíritu Santo, renunciar a su homosexualidad al hacerse cristiano todo individuo?

Aunque, pudiera darse el caso de hacerse alguien homosexual luego de ser cristiano, ciertamente; ¿por qué entonces continuar siendo cristiano?

Si antes de ser homosexual, un individuo se hiciere cristiano, ¿no enseña el cristianismo que la homosexualidad no es nada agradable ante los ojos de Dios?

Sin embargo, los homosexuales generalmente presentan “excusas” para vivir con ciertas conductas que son verdaderamente incompatibles.

De un artículo escrito por una comunidad gay (que asimismo se llaman “cristianos”), extraje lo siguiente: “La buena nueva es que, desde 1968, cuando la Iglesia de la Comunidad Metropolitana fue fundada, el surgimiento de una fuerte comunidad gay y lesbiana y las conclusiones de los nuevos estudios científicos sobre la homosexualidad han forzado a la Iglesias Cristiana a reexaminar estas cuestiones.

Un número creciente de eruditos en estudios bíblicos y teológicas, reconocen que la Biblia no condena las relacionas homosexuales llevadas con amor y responsabilidad. Por consiguiente, ¡los hombres gay y las lesbianas deben ser aceptadas – tal como son – en las iglesias cristianas, y sus relaciones afectivas deben ser reconocidas y confirmadas!”

Es de sorprender la actitud de gente como ésta. Sí, evidentemente está surgiendo, a grandes oleadas una comunidad homosexual; ¿es motivo esto para aceptar la homosexualidad como una conducta normal? ¿Debiera entonces, gracias a que viene en aumento el número de homosexuales en el mundo, aceptarlos como un sexo alternativo o tercer sexo, más aun, cuando tenemos razones bíblicas de peso que dicen: “varón y hembra los creó”?

No. Y si es cierto lo que dicen los homosexuales que un fuerte número de eruditos reconoce que la Biblia no condena las relaciones homosexuales no es porque precisamente la Biblia los apoye. La Biblia es la Biblia, y nunca cambia. Es lamentable que lo que cambie con el tiempo sea nuestra percepción de leerla y entenderla, no así su mensaje.

Ahora bien, como ejemplo tenemos a Sodoma y Gomorra, las ciudades que Dios destruyó con fuego. La interpretación tradicional sobre este pasaje es que Dios los destruyó por su perversión sexual. La religiosidad homosexual ha declarado que el motivo por el cual Dios haya destruido estas ciudades se narra en Ezequiel 16:49 que menciona la soberbia, la opulencia y la negligencia ante el afligido y el pobre.

¿Es esto cierto? Evidentemente que no. En Génesis 18:20 se nos dice la razón del pecado de estas ciudades, donde Dios dice: “Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo…”; mientras Génesis 19 enfatiza la perversión sexual, particularmente la homosexualidad.

¿Hay algún otro pasaje que confirme este hecho? Sin duda. En Judas 7 el apóstol hace referencia a esto, y añade: “como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.”

Fíjese que Judas habla de “vicios contra naturaleza”, ¿qué es eso? Para responder, basta con leer la carta de Pablo a los romanos: “y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío“. (Romanos 1:27)

Judas nos dice que Sodoma y Gomorra fueron puestos como ejemplos por andar con vicios “contra naturaleza”, y Pablo admite que los hombres “dejaron el uso natural de la mujer, encendiéndose en lascivia unos con otros”. Estos pasajes están más claros que el agua!

Los homosexuales al leer estos pasajes se engañan a ellos mismo en búsqueda de una posición que no les impida satisfaces sus gustos “contra naturaleza”.

El término utilizado por Pablo como “natural” es el griego “fusikos”, que según Vine significa innato, natural, regido por instintos meramente naturales”. Entonces, al conocer la actitud homosexual de la época, el apóstol dice que están en contra del orden natural de las cosas, porque dice la Biblia que “varón y hembra los creó” (Génesis 1:27), y no sólo con la finalidad de la procreación, sino como goce, como disfrute de la idoneidad, pues cuando el hombre estuvo sólo en el huerto, Dios no creó a Eva con el pretexto de procrear la tierra, sino que dejó bien establecido: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él“. No obviemos la realidad de las cosas.

Para dejar bien en claro esto, pasemos a estudiar detenidamente un pasaje que no podemos pasar por alto, ya que confirma el hecho de que Dios desaprueba rotundamente las relaciones homosexuales.

Algunos de los conversos de las religiones paganas en el tiempo de Pablo habían sido homosexuales practicantes. Escribiendo a la iglesia de Corinto, el apóstol dice:

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6.9–11).

Ellicott escribe lo siguiente: “La mención de los pecados sexuales (fornicación, adulterio y dos palabras para referirse a la homosexualidad: «los afeminados» y «los que se echan con varones») en relación con los idólatras, apuntan al hecho de que estaban particularmente asociados con los rituales paganos, lo cual, naturalmente, intensificaba el peligro contra el cual el apóstol advierte a los corintios.” (Romanos 8.13; Gálatas 5.19–20; 1 Timoteo 1.9–10; Tito 1.12).

La palabra griega malak/”, traducida por “afeminado” ha inquietado a muchos comentaristas. Todos los hombres afeminados no son homosexuales, como tampoco son lesbianas todas las mujeres con características masculinas.

Sin embargo, su uso en este contexto implica alguna forma vulgar de pecado sexual y hasta tal vez entrañaría un pecado no heterosexual. Vine dice que el término se utiliza aquí «no simplemente para indicar a un varón que practica formas de lascivia, sino de personas en general que son culpables de adicción a los pecados voluptuosos de la carne». Con esto concuerda G. G. Findlay, quien dice que la palabra en cuestión significa “adicción general a los pecados de la carne”.

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