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¿Debe la iglesia cristiana enseñar el diezmo? – Capítulo 29

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Prédica de Hoy: ¿Debe la iglesia cristiana enseñar el diezmo? – Capítulo 29

Una historia del diezmo en la iglesia secular

El propósito de este capítulo es demostrar que los líderes de la iglesia primitiva ni siquiera intentaron introducir el diezmo durante por lo menos 200 años después del Calvario.

Durante este período, los líderes de la iglesia primitiva prefirieron ser extremadamente pobres y predominantemente ascetas antes que ser sostenidos por cualquier complicado sistema de diezmos y ofrendas. Se verá claramente que, no sólo no enseñaron el diezmo para la iglesia los inspirados escritores del Nuevo Testamento, sino que tampoco lo enseñaron los que les siguieron inmediatamente como líderes de las iglesias.

Durante muchos siglos, la “iglesia” estuvo muy lejos de ser un sistema unificado. Centros del cristianismo que competían entre sí surgieron en Roma, Éfeso, Antioquia de Siria, Jerusalén, Cesárea, y Norte de África.

Después de que comenzaron las invasiones bárbaras del siglo cuarto, el Imperio Romano trasladó su capital a la ciudad de Constantinopla, donde Constantino, durante muchos años, protegió y ayudó a la iglesia de Constantinopla como la iglesia más rica e influyente.

Aunque la mayoría de los historiadores de la iglesia se rían de la idea, el diezmo NO sólo no era una doctrina, sino que estaba muy lejos de ser discutida por la iglesia primitiva. Las ubicaciones de los concilios de la iglesia primitiva muestran que Roma no era dominante.

El primer concilio de Nicea en el año 326 D. C. era necesario para discutir la deidad de Cristo; el segundo, en Constantinopla en el año 381 D. C., era necesario para discutir la deidad y la persona del Espíritu Santo. Esto fue seguido por Calcedonia (451); el segundo de Constantinopla (553); el tercero de Constantinopla (681); el segundo de Nicea (787); el cuarto de Constantinopla (869) y, finalmente, el primer Concilio Laterano en Roma en el año A. D. 1123.

Comenzando alrededor de mediados del siglo tercero, el diezmo sólo tenía la autoridad de una “sugerencia” en la pequeña área de influencia de Cipriano en el Norte de África. Y Cipriano no tenía ninguna autoridad sobre otras zonas de la iglesia dividida.

El diezmo ni siquiera se convertiría en una ley de la iglesia local durante los siguientes quinientos años después del Calvario. La introducción del diezmo surgió en proporción directa a la desintegración de la doctrina del sacerdocio de los creyentes y el surgimiento del poder de los sacerdotes-obispos.

Las doctrinas del Nuevo Testamento concernientes a la iglesia y al dar experimentaron un cambio drástico desde el fin del primer siglo apostólico hasta mediados del siglo tercero. La primera etapa de la declinación fue la eliminación de los dones espirituales del laicato.

La segunda etapa fue la distinción del obispo a un nivel más alto que el de los otros ancianos de la iglesia, que anteriormente eran iguales. La tercera etapa de la declinación ocurrió cuando al obispo se le dio la posición de sumo sacerdote con poder espiritual por encima del laicato.

En la cuarta etapa, a los obispos, ancianos, y algunas veces a los diáconos, se les instó a dejar de desempeñar trabajos seculares y dedicarse a la iglesia a tiempo completo. El diezmo fue la quinta etapa de esta declinación doctrinal.

En vez del sacerdocio de cada creyente reemplazar al sacerdocio del Antiguo Testamento, la iglesia gradualmente se reorganizó para parecerse a la jerarquía del Antiguo Testamento. El obispo se convirtió en el equivalente del sumo sacerdote del Antiguo Testamento, los presbíteros se convirtieron en los sacerdotes del Antiguo Testamento, y los diáconos se convirtieron en los levitas del Antiguo Testamento.

Siguió el sostenimiento completo usando el modelo veterotestamentario del sacerdocio, los sacrificios, y el perdón controlado por los sacerdotes. De este modo, se introdujeron en la iglesia algunos tipos de diezmo sólo después de un largo período de por lo menos 200-300 años de constante declinación doctrinal y sólo para seguir el modelo del culto del Antiguo Testamento. Aun entonces, el diezmo no fue obligatorio ni mandatario durante muchos siglos más.

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