¿Debe la iglesia cristiana enseñar el diezmo? – Capítulo 28

La herencia de Dios será suficiente.

20:32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

¡Qué gran lástima! ¡Los cuatro últimos versículos del sermón de despedida de Pablo tienen que ver con el dinero que iba en la dirección errónea! Ciertamente, Pablo habría preferido terminar su carrera en Éfeso con una nota mejor.

Quizás temía que los lobos rapaces que acababa de mencionar pervirtieran el evangelio que él predicaba, entrando y esquilmarían el rebaño. Debe haber alguna conexión entre aquellos contra los cuales Pablo advertía y la dirección del flujo de dinero.

¡Pensemos en eso! Este es un último sermón de despedida extremadamente importante para algunos de sus más cercanos y más queridos compañeros obreros en la obra del evangelio. Nunca los volvería a verlos y, por sobre todas las cosas, les advertía acerca de los falsos maestros.

Dando a entender que los ancianos estaban preocupados por su futuro financiero, Pablo les dice que Dios “tiene poder para sobreedificaros y daros herencia”, y luego menciona como ejemplo su propia actitud hacia las riquezas. Parece como si Pablo hubiese atisbado el futuro y hubiese visto a los ricos líderes de iglesia y a sus pobres feligreses a través de las edades.

La solución que presentó para permanecer en el centro de la voluntad de Dios era permitir que la palabra de Dios les edificara y que recordasen nuestra “herencia”, es decir, la que tenemos en Cristo.

Pablo escogió su derecho a la libertad antes que el sostenimiento financiero.

20:33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.
20:34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.

1 Cor. 9:18 ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que, predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.

Pablo había ejercido su “derecho” superior a rehusar el sostenimiento adecuado que le habría permitido más tiempo para evangelizar. Al hacerlo, había rehusado este “derecho” inferior al sostenimiento financiero que algunos otros obreros del evangelio evidentemente habían decidido aceptar.

Evidentemente, Pablo era tan industrioso y eficiente en la fabricación de tiendas que sus colaboradores en el evangelio no tenían que pedir sostenimiento a las iglesias tampoco. Extrañamente, los colaboradores de Pablo pueden haber estado más libres para evangelizar porque su líder trabajaba largas horas día y noche.

Imagínense esto – Pablo, no la iglesia, proporcionaba lo necesario para suplir las “necesidades” de sus colaboradores en el evangelio. [¿Cuantos están corriendo en esa dirección para ser como Pablo?] Aunque es verdad que escoger el principio de libertad involucra más sacrificios de nuestra parte, también es verdad que produce mayores recompensas en la ganancia de almas.

En este versículo, repetiré una afirmación muy franca y asombrosa de George E. Ladd en el Wycliffe Bible Commentary: “Pablo recordó a los efesios su costumbre de fabricar tiendas, no sólo para sostenerse él mismo, sino para suplir las necesidades de los que estaban con él.

Citó un dicho del Señor que no está registrado en ninguno de los evangelios, sobre la bendición de dar. … El principal objetivo de dar en la iglesia primitiva era proveer para las necesidades de los hermanos pobres, más bien que sostener la predicación del evangelio, como ocurre hoy día” (117).

¿Quién debe dar qué a quién?

20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

¡A Pablo le preocupaba que estuviese fluyendo demasiado dinero en la dirección errónea en la iglesia! Usando su propia vida como ejemplo para que lo siguieran otros, dijo “trabajando así, se debe ayudar a los necesitados”.

La palabra griega para “trabajo” significa trabajo duro, con esfuerzo. Por eso, el apóstol Pablo, en sus últimas palabras registradas dirigidas a un numeroso grupo de ancianos de iglesia al extremo mismo de su carrera misionera, les dijo que siguieran su ejemplo, que trabajaran duro, y ayudaran a los pobres. Robertson dice que “sostenimiento” o “ayuda” están en la voz media y significa hacerlo “personalmente” (118).

¡Aquí se enseña exactamente lo opuesto a cualquier doctrina de diezmo! ¡En vez de pedir que todo el mundo diezmara para sostenerse a sí mismo, Pablo estaba pidiendo a los ancianos de la iglesia que trabajaran más duro para sostener a los miembros de iglesia pobres!

Las últimas palabras de Pablo de lo que él creía podía su último sermón a los ancianos efesios es una cita de Jesús que no está registrada en ninguna otra parte. En alguna tradición no escrita, Jesús había dicho: “Es más bienaventurado dar que recibir” (véase Juan 21:25). ¡Cuántas veces hemos oído estas palabras usadas a la hora de recoger la ofrenda! Sin embargo, ¿qué parte de la s ofrendas regresa en dirección de los pobres, como Jesús y Pablo tan elocuentemente preferían?

Es imposible concluir de este capítulo que Pablo quería que los diezmos, las ofrendas, o cualquier otro artículo le proveyera un sostenimiento regular. Además, es claro que Pablo prefería que otros ancianos y obreros del evangelio siguieran su ejemplo. Pablo prefería el “alto” principio de “libertad” en el evangelio por encima del “bajo” principio del “privilegio” del evangelio.

Repito, yo no me opongo al sostenimiento a tiempo completo del clero y los misioneros con tal de que tal sostenimiento ocurra “sin compromiso” y no sea el resultado de la falsa doctrina del diezmo.

La ética de trabajo de Pablo

Hechos 18:3 Y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos [en griego technee] era hacer tiendas.

Pablo insistía en trabajar para ganarse la vida. El apóstol era fariseo de la tribu de Benjamín (Hech. 23:6; 26:5; Fil. 3:5). Era maestro de la ley de Moisés, instruido a los pies de Gamaliel (Hech. 22:3), y, por lo tanto, rabino por derecho propio; sin embargo, se ganaba la vida haciendo tiendas.

Wycliffe Bible Commentary: “Era costumbre que los rabinos no recibieran ninguna paga por su enseñanza, y por consiguiente, Pablo, que había sido criado como rabino, había aprendido el oficio de hacer tiendas. El apóstol no se embarcó en seguida en la evangelización de Corinto, sino que se unió a Aquila y Priscilla en la práctica de su oficio durante la semana. Los sábados los dedicaba a predicar en las sinagogas (Hech. 18:1-4)” (119).

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