¿Debe la iglesia cristiana enseñar el diezmo? – Capítulo 27

TRES: Darse al conocimiento de la voluntad de Dios.

Un cristiano tiene que buscar la voluntad de Dios y rendirse a ella. “Primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (8:5). Concerniente a la cuestión de dar, debemos tratar de conocer la voluntad de Dios en nuestras vidas en esta área como en cualquier otra área de nuestras vidas. En el contexto, “se dieron a nosotros” significa que estuvieron de acuerdo con la solicitud de Pablo para aliviar la hambruna de los santos en Judea.

CUATRO: Darse en respuesta a la dádiva de Dios.

“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (8:9). “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (9:15).

Los cristianos que se rinden a la voluntad de Dios, apresurándose a conocer la palabra de Dios, y están llenos del Espíritu Santo, están siendo cambiados día tras día para seguir el ejemplo de Cristo. Este ejemplo incluye todas y cada una de las partes de sus vidas, incluyendo el dar.

CINCO: Dar con un corazón sincero.

“Para probar la sinceridad de vuestro amor” (v. 8). Pablo les recordó que, en el pasado, ellos fueron los primeros en “querer dar y en hacerlo” (v. 10). “Si primero hay una voluntad dispuesta” (v. 12) subraya nuevamente el deseo. Este principio se repite en el capítulo 9, versículo 7, “como propuso en su corazón”. Un creyente que está en la voluntad de Dios tendrá naturalmente ese deseo sincero de dar.

Bajo la ley, un sincero deseo era el motivo de las ofrendas voluntarias, pero no importaba concerniente a los diezmos. Dios ordenaba un diezmo y esperaba recibirlo, hubiese sido dado con un deseo sincero o no. Los levitas y los sacerdotes todavía no tenían herencia y todavía merecían sus porciones bajo las condiciones del pacto antiguo.

SEIS: Dar, pero no a causa de un mandamiento.

“No hablo como quien manda” (8:8). “No les estoy ordenando” (NIV). “Y en esto doy mi consejo” (8:10). “Que cada uno dé … no de mala gana ni por necesidad”, “no de mala gana, ni por obligación” (NAS) (9:7); “según Dios le haya prosperado”. Por estas referencias, queda claro que no hay ninguna indicación de ninguna obligación, exigencia, ni mandamiento para que se dé bajo el principio de gracia.

Scofield escribió acerca de 2 Corintios 8 y 9: “En contraste con la ley, que imponía el dar como un requisito divino, el dar cristiano es voluntario, y una prueba de sinceridad y amor” (114). Chafer concuerda: “El principio de gracia contrasta con el sistema legal de diezmo en el Antiguo Testamento. …

El diezmo ha sido reemplazado por un nuevo sistema de dar, que está adaptado a las enseñanzas de la gracia. … Bajo la gracia, Dios no busca el don, sino una expresión de devoción por parte del dador. Bajo la gracia, no se impone ninguna ley, y no se estipula ninguna proporción” (115).

Bajo el nuevo pacto, el cristiano obedece a Dios porque tiene una nueva naturaleza, es una nueva creación, y el Espíritu Santo es su maestro. “Al decir: ‘Nuevo pacto’, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer” (Heb. 8:13). El “mandamiento” de dar ahora ha sido reemplazado por el “sincero deseo” de una nueva creación. El cristiano da espontáneamente porque el deseo de dar es parte de la nueva creación.

SIETE: Dar hasta donde se pueda, o aun más allá de nuestra capacidad.

“Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas” (8:3). “Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo ….así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis” (8:11). “… será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene” (8:12). “Cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado” (1 Cor. 16:2).

Mayordomos conformados a la gracia, de Rhodes Thompson, dice: “Otro descubrimiento se revela ahora: La gracia de Dios demostrada en esas iglesias [en India] fue complementada por la respuesta voluntaria de la gente [cita 8:3]. ¡Exactamente! Ninguna respuesta legalista a la gracia asombrosa de Dios es apropiada.

Deja un comentario