La obediencia

Obediencia por sumisión:

Tiene que ver con el deleite que se tiene para ceder la voluntad y entrar en sujeción y caminar en obediencia. Es decir: la sumisión es la virtud interna, que produce placer y delicia en los buenos deseos que nacen de lo interior del ser, y que le conduce a la sujeción, tomando una actitud de obediencia.

Obediencia por sujeción:

Es el acto externo que se da en forma pasiva y que se manifiesta en forma activa cuando se actúa en obediencia. Es tanta la diferencia entre sumisión y sujeción, que puedes estar en sujeción y moverte en obediencia sin estar en sumisión, y a este acto se le denominaría obediencia por resignación.

De esto dan testimonio las Escrituras.

Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombreLucas 10:17.

Las Escrituras dicen que los demonios creen y tiemblan pero no son obedientes por naturaleza, ni se complacen de ella.

Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan…” Santiago 2:19.

Cuando estás en sumisión y en sujeción y pasas a la obediencia, a este acto se le llama obediencia por contentamiento. Debemos aprender a vivir en sumisión, para caminar en sujeción, y estar en obediencia.

Obediencia por contentamiento

La obediencia por contentamiento se hace en total deleite, en la más grande sumisión, sujeción, y humillación; con un espíritu quebrantado dispuesto a la más grande entrega con el fin de agradar a quien demanda una obediencia.

Para entrar en la obediencia por persuasión y por contentamiento se deben tener razones que me llevaran a vivir y estar en una santidad genuina agradable a Dios.

© José N. Briceño Aldana. todos los derechos reservados.

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