Véase Hebreos 2:3-4: “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.”
Hallamos evidencia otra vez que las señales, los prodigios, y los dones existieron para comprobar o confirmar la palabra hablada.
Antes de su muerte, Jesús dijo que les enviaría a los apóstoles el Consolador. Al venir éste, los guiaría a toda la verdad (Juan 16:13).
Tres escritores afirman en el Nuevo Testamento que toda la verdad fue revelada. “Toda la Escritura es inspirada por Dios…a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17). “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella…” (Santiago 1:25) “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder…” (2 Pedro 1:3)
Si uno niega el “hablar en lenguas” hoy en día, esto no equivale a negar que los apóstoles y otros de aquella generación, por el poder del Espíritu Santo, hablaron en idiomas que no conocían. Tampoco es negar al Espíritu Santo o su función. Pues, el Nuevo Testamento enseña que ocurrió así (Hechos 2).
El negar el “hablar en lenguas” hoy día tampoco quiere decir que el culto tiene que ser algo frío y ritualista. Pero la palabra enseña que todo debe ser hecho decentemente y con orden (1 Corintios 14:40). “Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos” (1 Corintios 14:33).
El apóstol Pablo declaró en términos demasiado sencillos para entenderlos mal (si Ud. lo considera cuidadosamente) que el don milagroso de hablar en otros idiomas cesaría. Óigale: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará” (1 Corintios 13:8). Se mencionan tres dones espirituales.
En los siguientes versículos, dice que son “en parte”, pero cuando venga lo perfecto, lo que es en parte se acabaría. El propósito de los dones espirituales fue la revelación y la confirmación del Nuevo Testamento. Al ser completamente revelado y confirmado, ya no más eran necesarios esos dones; se acabaron.
Hay quienes creen que “lo perfecto” se refiere a Cristo y su segunda venida. Pero al evangelio se le llama “la perfecta ley de la libertad” (Santiago 1:25). Antes, en el versículo 21, dice que recibamos la palabra implantada, la cual puede salvar nuestras almas. Hoy día, el poder de Dios para la salvación de los pecadores es la palabra, el evangelio (Romanos 1:16).
Hace mucho que esa palabra fue confirmada. “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2:3-4).
El hablar en lenguas, un don del Espíritu Santo
Atestiguó la salvación que Jesús vino a ofrecer. Si rechazamos las palabras del Señor, no habrá escape de la condena. Nadie que supuestamente “habla en lenguas” hoy en día puede agregar ni una palabra a lo revelado. El hacerlo invitaría la ira de Dios (Gálatas 1:8-9).
La palabra de Dios revelada por los apóstoles es perfecta y completa. No quedan más cosas para ser reveladas. Los apóstoles, bajo la dirección del Espíritu Santo, revelaron todo lo que Dios quiso revelarnos. Actualmente, nadie tiene el poder de hacer las señales y los prodigios que siguieron la revelación de la verdad. Esto incluye al don de hablar en lenguas.