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Cuatro verdades sobre la oración

Estudios Bíblicos.. Predicas Cristianas

Estudios Bíblicos.. Predicas Cristianas: 4 verdades sobre la oración

Salmo 25:1-7

Introducción.

Muchos destacados hombres de oración de la Biblia fueron efectivos, aunque breves. El Salmo 25:1-7 es una oración corta, sencilla y sincera, pero poderosa.

Y aunque David ha escogido el camino recto, ha descubierto que no es fácil andar por él. El camino está rodeado de enemigos que quieren poner al débil en vergüenza para burlarse de él. [sean personas o situaciones tentadoras]. Pero en este salmo aprendemos una vez más, que es muy difícil caminar sin la compañía del Señor.

En esta oración personal, David revela su relación con Dios. El lenguaje que usa transmite la idea de confianza, seguridad, integridad, alegría, disposición, claridad mental.

Es por eso que David, se detiene un momento en el camino. Sabe que no puede regresar, pero no sabe cómo continuar. Por eso pide que Dios le ayude a seguir sin salirse del buen camino.
Al reflexionar en la oración que hace David en el Salmo 25:1-7, aprendemos cuatro verdades sobre la oración.

1. Saber en qué dirección buscar ayuda.

A ti, oh Jehová, levantaré mi alma” (Salmos 25:1).

Levantar el «alma» es una referencia poética a presentarse con humildad y reconocimiento ante Dios. Es una manera poética de enfatizar la piedad ante Dios, es una forma sencilla de allegarse al trono de Dios para que el Señor evalúe nuestra existencia completa y responda a nuestra petición. [1]

David sabía dónde encontrar ayuda. Él deseaba estar en la presencia de su Dios. Él dependía totalmente de Dios (Salmo 86:4; 143:8).

El humanista mira solamente los recursos humanos disponibles. Pone su mirada en él mismo. Se cree capaz de todo, cree que no necesita de Dios. En tanto que el cristiano inmediatamente mira a Dios. El hombre de oración sabe que las bendiciones de Dios no son opcionales. Son una necesidad. La oración es levantar el corazón a Dios.

No es mover a Dios hacia nosotros, sino movernos nosotros hacia Dios. En definitiva, somos nosotros los que necesitamos su bendición. David sabe en qué dirección buscar ayuda.

2. Saber en quién confiar.

Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa” (Salmos 25:2-3).

Una actitud de confianza basada en el carácter justo de Dios es la clave para que la oración sea efectiva. David declaró su confianza y la convicción de que Dios no lo dejaría en vergüenza.

Matthew Henry comenta la oración de David: “No sea yo avergonzado” de esta confianza que he puesto en ti, que no me muevan de ella el miedo ni el halago y que no quede, al final, decepcionado de haber dependido en todo de ti, sino guarda mi depósito, lo que te he encomendado (2 Timoteo 1:12). [2]

Pablo dice que él le confió a Dios un depósito: tanto su trabajo como su vida; y está seguro de que ese depósito, está a salvo (asegurado), porque conocía que Aquel en quien había creído no le fallaría, no lo dejaría en vergüenza.

Hay situaciones que parecen ser un fracaso total en vez de un éxito rotundo. Nadie desea caer derrotado, ya sea en la vida personal, en la vida familiar o en el trabajo. Es preciso entonces saber en quien confiar. Estar convencidos de que “ninguno de cuantos esperan en ti [en el Señor] será confundido”. Dios no deja en vergüenza a los que confían y esperan en Él. David sabe en quien confiar.

3. Conocer el propósito de la oración.

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad y enséñame; porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día” (Salmos 25:4-5). Cuando oramos pidiéndole a Dios que cambie una situación, o que cambie a otra persona, casi siempre comienza con nosotros. El propósito de la oración es cambiarnos.

La petición más grande que tenía David era que Dios le mostrara, le enseñara y le encaminara por «tus caminos», «tus sendas», «tu verdad». Esto revela el corazón de un hombre que desea conocer los designios de Dios, sujetarse a sus preceptos, ver cumplidas sus promesas y sus pactos.

Muéstrame tus caminos: Pongo mis actitudes bajo tu control. Cuando el creyente se determina así, el camino se hace seguro, aunque aparezcan tropiezos. Dios cumplirá sus propósitos en nosotros (Salmos 138:8).

Enséñame tus sendas: Prepárame para conocer tu verdad. Aprender sin disciplina no puede ser totalmente efectivo. Aprender sin experiencia no puede ser plenamente apreciado.

Encamíname en tu verdad: Guíame y camina conmigo (eso implica confianza). No podemos confiar en lo que no conocemos. No podemos confiar en lo que no hemos probado.

Cuando la oración te cambia, cambias tus actitudes. Ese es el propósito de la oración. David conocía el propósito de la oración.

4. Conocer la base de la oración.

Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehová” (Salmos 25:6-7).

David no se acerca a Dios basado en su propia grandeza o sus éxitos, sino que viene a Él «conforme a tu [su] misericordia». Él ora a Dios basándose en lo que Dios es y no en lo que él hace.

Jesús ilustró la oración que se basa en los méritos humanos en la parábola del fariseo y el publicano: “El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.” (Lucas 18:11-12). Por lo tanto, tengo derecho a reclamarte y exigirte ser justificado y recibir la mejor recompensa. No fue justificado.

En tanto que el publicano dice: “Dios, sé propicio a mí, pecador.” (Lucas 18:13). Salió justificado.

De igual manera, David no apela ni a sus propias obras ni a su propia justicia; más bien apela a la compasión y a la misericordia de Dios (Salmo 25:6). Se siente indigno delante de Dios y se humilla delante de su presencia. [3]

David no está preocupado si Dios se olvida o no de algo. Su recordatorio a Dios en su oración (25:6-7), se fundamenta en que las promesas y provisiones de Dios, son “conforme a [su] misericordia”, “por amor de su nombre” (Salmos 25:11). La base de la oración es la misericordia de Dios, no nuestros méritos.

Para ser dirigido por Dios se necesita tener una mente humilde y abierta para Dios. David conocía la base de la oración.

RESUMEN

Cada uno de las verdades encontradas en estos primeros siete versículos del salmo 25, nos llevan a una pregunta reflexiva.

  • ¿Sabes en qué dirección buscar ayuda? Muévete hacia Dios.
  • ¿Sabes en quién confiar? Dios no te dejará en vergüenza.
  • ¿Conoces el propósito de la oración? La oración te cambia.
  • ¿Conoces la base de la oración? Compasión y misericordia divina.

Bibliografía

1 Pagán, S. (2007). Comentario De Los Salmos (pp. 217–218). Miami, FL: Editorial Patmos.

2 Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bíblico de Matthew Henry (p. 568). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.

3 Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. . (1993–). Comentario bíblico mundo hispano: Salmos (1. ed., p. 130). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.

© David N. Zamora. Todos los derechos reservados.

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4 comentarios en «Cuatro verdades sobre la oración»

  1. La verdad que el Espíritu Santo me llevo a encontrar esta página, yo no la conocía, y es de mucha bendición. Dios los bendiga y el Espíritu Santo los guíe y le de sabiduría para otros estudios.

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  2. HE SIDO GRANDEMENTE BENDECIDO CON ESTE ESTUDIO, HOY LO VOY A COMPARTIR CON LA IGLESIA EN NUESTRO CULTO DE ORACIÓN, QUE DIOS SIGA DERRAMANDO SABIDURÍA Y MILES DE BENDICIONES SOBRE VUESTRO MINISTERIO. DESDE PIURA – PERÚ.
    Atte. Ps. Carlos D. Andrade

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