Santidad del alma – Parte IV

En cuanto a la mente, Pablo presenta siete estados de mente, de los cuales seis están completamente ajenos al carácter de Dios. Que son: Mente carnal – mente corrompida – mente entenebrecida – mente vana o vanidosa – mente cauterizada – mente reprobada – y de último tenemos la mente espiritual, que está acorde con el pensamiento de Dios.

Definición de cada uno de los estados de Mente:

a) Mente carnal.

Es aquella que vive meditando en las cosas de la carne más que en las del Espíritu (Romanos 8:5).

La mente carnal no es aquella a la cual le vienen pensamientos carnales, sino la que medita en dichos pensamientos.

El término meditar significa hacer un estudio preciso, conciso y detallado de los pensamientos. Ser carnal es la posición que se obtiene como resultado de vivir una vida en la carne, el vivir en la carne es el resultado de tener una mente carnal y el tener una mente carnal es el resultado de vivir meditando en las cosas de la carne.

En Romanos 8:5 Pablo dijo: “porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne”… Aquí se da el principio de reciprocidad, el pensar en la carne te lleva a ser un carnal y ser carnal te lleva a meditar en las cosas de la carne.

Este principio de reciprocidad nos conduce a vivir en un círculo vicioso que nos llevará a un estado de mente: la mente corrompida.

El término que Pablo usó en griego para hacer referencia a la mente carnal es “Fronema”, y esta palabra abarca la disposición habitual de la facultad intelectual de la persona, su forma de pensar y sus inclinaciones, literalmente, es la propensión o inclinación hacia la carne.

Debemos entender que pensar en las cosas de la carne no se limita a los pensamientos exclusivamente malos. El pensamiento carnal no lo define la naturaleza del pensamiento, sino la intención y el motivo que nos lleva a meditar en dichas cosas. Podemos estar meditando en lo bueno pero con motivos incorrectos. El motivo es lo que define la naturaleza del pensamiento.

El hecho de que estemos pensando en las cosas de Dios, el cómo llevar a cabo su obra con el fin de obtener lucro, fama, proyección, estatus, elogios, son pensamientos que proceden de la carne, del ego y esto define y caracteriza que el pensamiento es carnal.

Pablo dijo: “…algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones”. (Filipenses 1:15.16)

Según este pasaje, el predicar el Evangelio es bueno en gran manera, pero el motivo era incorrecto, indica que sus actos estaban siendo impulsados por un pensamiento carnal que se descubre por el motivo incorrecto.

Hay dos términos en el griego para hacer referencia a la contienda, uno es “dialogismo”, que tiene que ver con un razonamiento interno, una opinión sugiriendo una separación. El otro es “eris” que indica propiamente rivalidad o partidismo. Este término fue el que se utilizó en el pasaje para hacer referencia a los que predican el Evangelio por rivalidad y para contienda.

Analizando etimológicamente el término “eris” del griego relacionado a la Contención, el propósito de los que predicaban no era primordialmente exaltar a Cristo a través del Evangelio, sino promover sus intereses particulares y políticos.

Por otra parte, el término “no sinceramente” que aparece en el pasaje, indica la falta de pureza y tiene que ver con el motivo incorrecto, aunque dicen una verdad, sólo dicen lo que les conviene a fin de alcanzar sus objetivos. Observe que la obra es buena pero el motivo es incorrecto, por consiguiente también lo era el pensamiento caracterizándolo como carnal.

b) Mente corrompida.

El término corrompido viene del griego “Miano” que significa: alterar, pudrir, pervertir, contaminar, dañar.

La mente corrompida es aquella que ha llegado al nivel más alto de carnalidad. Es cuando en la mente hay un porcentaje superior de pensamientos carnales y muy pocos pensamientos procedentes del Espíritu (Gálatas 6:8).

c) Mente entenebrecida.

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