Inicio » Estudios Bíblicos » Santidad del alma – Parte II

Santidad del alma – Parte II

Estudios Biblicos… Predicas Cristianas

LA SANTIDAD NO ES PRODUCTO DE LA MANIPULACIÓN, LA INTIMIDACIÓN NI EL CONTROL.

Manipular: Es el acto de intervenir de forma poco escrupulosa para obtener beneficios propios, ajenos a la voluntad de otros. Aunque no es un término que pertenece a la teología desde el punto de vista literal, dicha acción rompe con el principio de Santidad.

Intimidar: El término en griego “Pturo” que indica: aterrar, amedrentar, asustar (Filipenses 1: 28). La intimidación es el acto de causar temor sobre una persona con el fin de controlar su voluntad.

Controlar: indica intervenir, dirigir, dominar. El control es el acto de intervenir, dirigir, dominar la voluntad y los deseos de una persona.

Nota: Manipulación, intimidación y control son factores que rompen con el principio de Santidad, y a su vez son principios satánicos con los que se mueve el ocultismo. Cuando tratemos el tópico de la voluntad, relativo a la Santidad, daremos mayores detalles.

¿QUÉ ES LA SANTIDAD?

En las Sagradas Escrituras los términos Santidad y santos tienen dos aplicaciones: Uno es adjudicado a la Santidad posicional y el otro a la Santidad práctica.

a) SANTIDAD POSICIONAL: Tiene que ver, con la posición espiritual que el creyente tiene producto del nuevo nacimiento en Cristo por el Espíritu Santo. Esto indica que la Santidad posicional es producto del nuevo nacimiento y no está relacionada con las obras.

Tomando en cuenta este tipo de Santidad, ante los ojos de Dios somos santos, independientemente del pecado en el que estemos sumergidos. Prueba de esto es que Pablo en 1ª Corintios 3:1.3 llama a los creyentes carnales y niños inmaduros, a los mismos que llamó santificados y santos al comienzo de la carta en sus primeros tres versículos.

“Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos…” 1ª Corintio 1:1.2.

De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales;…” 1ª Corintios 3:1.3.

En la mayoría de sus cartas, Pablo al comienzo se dirige a los creyentes como los santos o santificados, reconociendo la posición de Santidad que equivale a la justicia en el Espíritu.

Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya:…”. (2ª Corintios 1:1)

Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso:…”. (Efesios 1:1)

Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,…”. (Filipenses 1:1)

Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas:…”. (Colosenses 1:1-2)

b) SANTIDAD PRÁCTICA: Es el estado de integridad que el creyente logra alcanzar y debe mantener delante de Dios (1ª Tesalonicenses 3:13. Hebreos 12:14), y se obtiene por medio de un proceso que se llama “santificación”. Por lo tanto, la Santidad viene como producto de someterse a la santificación. Indica que la santificación es única y exclusivamente responsabilidad de Dios, vivir en Santidad es responsabilidad del creyente. (Romanos 6:19. Apocalipsis 22:11)

¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna”. (Romanos 6:15-22)

¿QUÉ ES LA SANTIFICACIÓN?

Del griego “Hagiasmo”, se conoce como la conformación progresiva y el proceso mediante el cual el hombre alcanza la Santidad. Es una acción única y exclusiva de Dios (Juan 17:17. 1ª Tesalonicenses 5:23).

Santificación: También se conoce como el estado predeterminado de Dios para los creyentes. Es aquella relación con Dios en la que entran los hombres en una forma progresiva y paulatina, en la cual Dios -a través del Espíritu Santo como agente, y a su vez el Espíritu con sus instrumentos de cooperación- lleva al hombre a un estado de Santidad. (Romanos 15:16. 2ª Tesalonicenses 2:13. 1ª Pedro 1:2)

Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”. (Romanos 15:15.17)

Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,…”. (2ª Tesalonicenses 2:13)

Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu,…”. (1ª Pedro 1:1.2)

Debemos aclarar que la santificación es un proceso de Dios con el individuo en lo personal, no es algo que puede ser transferido, imputado; es algo que se recibe de Dios, se aprende y se asume (Juan 13:15 Efesios 4:17-32).

Deja un comentario