La oración conforme la Escritura

1.  Padre Nuestro que estás en los cielos.

Toda oración debe de comenzar con un reconocimiento a nuestro Señor. Jesús es en realidad el Padre Eterno revelado, 1 Timoteo 3:16. Eso es parte del Misterio de la Trinidad.

Hemos quizá mal entendido que orar es pedir, más bien es dar nuestra gratitud y vida al Señor.

El salmista dice: ¨Reconoced que Jehová es Dios, el nos hizo y no nosotros a nosotros mismo; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado¨. Salmo 100:3

Hoy al iniciar nuestra oración diremos: Reconozco que Jesús es mi Padre, mi hacedor, mi patria y me sostiene con la diestra de su mano.

* Dios está en los cielos. Esto anuncia lo profundo de su santidad, tal grandeza que nuestra mente no puede medir.

En esta parte el orador debe de entrar en un profundo quebranto y a la vez gozo, porque se le ha hecho posible comunicarse con la fuente de la creación y el sostén de todas las cosas.

Nuestro Dios es un Padre personal, cariñoso, real, lleno de gracia, pero hay un cielo que es parte de nuestra promesa por la cual debemos de esforzarnos, que pase lo que pase, si perseveramos veremos en amanecer de la eternidad.

2.  Santificado sea tu nombre. 1 Pedro 3:15

La boca del hombre no puede atribuir santidad al Señor.

Santificar a Dios con los labios es solamente un acto religioso.

* Al Señor se le santifica en el corazón.
* ¿Cómo? Estando siempre preparados. (Katertismos=Equipados)
* ¿Para qué? Para presentar defensa (del Evangelio)
* ¿Cómo? Con mansedumbre y reverencia.
* Ante quienes: Ante todo aquel que demande la razón de la esperanza que hay en nosotros. 1 Pedro 3:15
* Si estamos preparados en todo momento, para ministrar la Palabra con humildad y respeto ante cualquiera que te necesite; entonces estarás santificando al Señor. El que haga eso, podrá decir con certidumbre: ! Señor he santificado tu nombre !

3.  Venga tu reino.

* Implica aceptar el gobierno de Dios.

So voluntad. Id y hacer discípulos.
Su prioridad. Sed Santos.
Su objetivo. Llenar la tierra de su gloria. El quiere que todos se salven.
Decir venga tu reino indica aceptar que Jesús es el Cristo. El Señor de tu vida.

4.  Hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra.

Jesús siendo Espíritu Eterno antes de su encarnación, obedeció al padre para mediante su padecimiento y muerte sean expiadas nuestras transgresiones.

¿A qué se refiere esa voluntad que fue hecha en el cielo y se debe de hacer también en la tierra?

* Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús:

a. Que siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.

Como Espíritu Glorioso y Creador, pudo aparecer entre los hombre en una forma original y única aún mayor que los ángeles.

Pero no se aferró a su grandeza y se hizo menor que los ángeles, se hizo hombre.

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