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El Cristiano y la autoridad

Estudios Biblicos – Predicas Cristianas

INTRODUCCIÓN

Una de las principales palabras que contiene el Nuevo Testamento para expresar el concepto de ¡Autoridad!, es el vocablo Griego Exousia; del verbo impersonal Exesti, <<Es válido o conforme a la Ley>>

Del significado de permiso, o libertad para hacer como a uno le plazca, pasó al de capacidad o poder con el que uno ha sido investido.

(Según el Diccionario expositivo Vine)

La autoridad en su estado puro y máxima expresión, es una prerrogativa inherente en Dios.

Él como Agente plenipotenciario despliega su poder y dominio sobre la totalidad de su Creación; por consiguiente sus acciones no deben ser cuestionadas, sus designios no son pasibles del deseo Humano o Angelical, y sus demandas no contemplan apelación alguna; en fin, su autoridad se deja sentir en todo cuanto es y hace, en consonancia con su Soberana Voluntad y Perfecto Carácter.

La especie Humana por su parte, ha sido dotada de una porción de autoridad delegada y delimitada desde el principio mismo de su Creación; ésta debe ser ejercida con plena justicia y equidad, estando siempre bajo la supervisión ineluctable del Dios que todo lo ve y todo lo sabe.

Inmediatamente después de la Caída de nuestros primeros Padres, Adán y Eva; la facultad gubernativa en el Hombre ha permanecido en vigencia; pero de tal manera que éste al final, ha usado y abusado de dicha potestad; en flagrante explotación de sus congéneres, y en impúdico desacato del designio Divino.

No obstante y muy a pesar de ello, la ejecución de tal autoridad permite cierto grado de orden Social, estabilidad económica y seguridad en las relaciones interpersonales, lo que le confiere gran valía; evitando así uno de los peores males que pueda experimentar los distintos estamentos que engloba una Sociedad a saber, la Anarquía.

Veamos a renglón seguido el ejercicio de la autoridad en las siguientes áreas:

I. EN LO LABORAL

El trabajo representa para no pocos la fuente primaria de ingresos monetarios, su origen es de procedencia Divina, pero a raíz del Pecado Original ha perdido su prístino atractivo; degenerando en la mayoría de los casos en una abyecta y execrable carga, más que en una realización y logro Personal.

Sin embargo, el trabajo debe ser contemplado como una laudable y bienhechora ocupación; que ennoblece y cultiva al Hombre, que saca lo mejor del individuo; las capacidades artísticas y creativas, que forja el carácter, desarrolla la Personalidad de forma holística, que honra a Dios y sirve al Prójimo.

De acuerdo a las pautas Bíblicas, en especial a las estipuladas en el Nuevo Testamento; el tratamiento Obrero-Patronal debe regirse por los principios del respeto a la dignidad Humana, hecha al Imago Dei (Imagen de Dios), y del amor a los demás como reflejo tangible del amor a Dios.

De conformidad a la temática que nos atañe, y en particular al asunto en consideración; diremos que la autoridad en este sentido debe administrarse según las normas que preconizan las Sagradas Escrituras:

EN CUANTO A LOS EMPLEADORES SE ESPERA:

a) Pago a tiempo (Levítico 19:13Jeremías 22:13Santiago 5:4)
b) Deferencia hacia los trabajadores (Job 31:13,14)
c) Demandas cordiales (Efesios 6:9)
d) Trato correcto (Colosenses 4:1)

DE LOS EMPLEADOS SE REQUIERE:

a) Fidelidad gremial (Proverbios 27:18; Colosenses 3:22)
b) Sometimiento voluntario (Efesios 6:5)
c) Respeto imparcial (Tito 6:1; 2:9)
d) Tolerancia servicial (1 Pedro 2:18)

II. EN EL HOGAR

La autoridad como tal, también hace acto de presencia en la intimidad del Hogar, de hecho es en su regazo donde el individuo es expuesto inicialmente a su influjo directriz; ya sea en un estado de subordinación, como es el caso de los Hijos, o en una condición de liderato, por parte de los Padres.

La dirección de la Familia desde la panorámica Escritural, descansa sobre la tutela de ambos Progenitores, empero; en última instancia es el Varón el que goza de la posición de cabeza y custodio del Hogar; y a quien se le ha confiado en consorcio con su Esposa las riendas del cuidado doméstico.

La praxis de tal investidura debe llevarse a cabo siempre en el marco de la legalidad y la rectitud; sin perder de vista la flexibilidad Paternal, como corresponde a Padres piadosos, dejando de lado cualquier arbitrariedad y atropello; propio de Autócratas y Totalitarios.

EL PADRE DEBE OBRAR:

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