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De a Dios el primer Lugar

Honre a Dios Primero: la prioridades correctas

En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: 2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. 3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?” (Hageo 1:1-4)

Hageo quería alentar al pueblo para que terminara la construcción del templo. La oposición de los vecinos hostiles provocó que el pueblo se sintiera desalentado, que se olvidara de Dios. (Nehemías). Sin embargo, el mensaje de Hageo los toco y los motivo para que volvieran a tomar sus herramientas y continuaran la obra que habían comenzado.

Dios pregunto a su pueblo ¿Cómo pueden vivir en el lujo cuando mi casa está en ruinas? El templo era un símbolo de la relación de Judá con Dios, sin embargo todavía permanecía sin terminar. Mientras más arduamente el pueblo trabajaba para sí mismo, menos tenia, porque ignoraba su vida espiritual.

Lo mismo nos ocurre  a nosotros. Si colocamos a Dios en el primer lugar, Él suplirá nuestras necesidades más profundas. Si lo colocamos en cualquier otro lugar, todos nuestros esfuerzos serán inútiles. Si nos preocupamos solo por las necesidades físicas mientras ignoramos la relación con Dios nos llevar a la ruina.

¿Cuáles son las excusas que se dan con mayor frecuencia para el descuido de las prioridades espirituales?

La Obediencia a Dios:

Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. 6 Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. 7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. 8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. 9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. 10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. 11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos“. (Hageo 1:5-11)

Debido a que el pueblo no había puesto a Dios en el primer lugar de su vida y sus posesiones materiales no lo satisfacían. Se concentraron en construir y embellecer sus propias casas (espiritualmente nuestros cuerpos) pero la bendición de Dios fue aplazada ya que él no estaba en el primer lugar de su vida. Moisés lo predijo que esto sería el resultado si el pueblo  se olvidaba de Dios) Deuteronomio 28:38-40).

¿Por qué piensa usted que Dios le dio tan alta prioridad a que su pueblo se concentrara en la labor de construcción del templo?

El problema de Judá era que tenía confundidas sus prioridades. Como Judá nuestras prioridades relacionadas con el trabajo, la familia y la obra de Dios están a menudo confundidas. Los trabajos, las casas, las vacaciones y las actividades de recreación pueden tener un lugar importante en nuestra lista y no Dios.

¿Qué es lo más importante para nosotros? ¿En qué lugar esta Dios en nuestra lista?

Viva en Comunión con Dios: Dios esta con los que le obedecen:

Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová. 13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová. 14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios, 15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío“.  (Hageo 1:12-15)

El pueblo comenzó a construir el templo tan solo 23 días del primer mensaje de Hageo. Era muy raro que el mensaje de un profeta produjera una respuesta tan rápida. Cuan a menudo nosotros escuchamos un sermón y respondemos. Y decimos (ese es un punto excelente debo hacer eso) solo pensamos en salir de la Iglesia olvidando como debemos actuar. El pueblo puso la palabra de Hageo en acción. Cuando escuchemos un buen mensaje o una clase, preguntémonos, que es lo que debemos hacer al respecto, y luego hagamos planes para ponerlos en práctica

No Temas (Hageo 2:1-9)

Esfuércense y trabajen. Debemos ser personas de oración, estudiar la palabra y rendir culto a Dios; pero a la larga debemos hacer lo que Dios tiene en mente para nosotros. Él quiere cambiar el mundo por medio de nosotros. Dios nos ha dado a usted y a mí una tarea para realizarla en la iglesia, en nuestros trabajos, y en nuestras casas. Los Israelitas habían sido llevados del cautiverio en Egipto a su tierra Prometida. Eran el pueblo escogido de Dios a quienes El cuidaba y guiaba. Nuca los abandono, a pesar de sus pecados. (Éxodo 29:45-46)

Dios quería que el templo fuera construido y el constaba con los recursos para hacerlo, pero necesitaba manos dispuestas. Dios ha decidido llevar a cabo su obra por medio de nosotros. Él nos proporciona los recursos. Pero manos dispuestas deben realizar la obra. Están en nuestras manos la disposición de la obra de Dios en el mundo.

Experimentemos las bendiciones de Dios: la desobediencia tiene consecuencias:

A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 11 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo: 12 Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No. 13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será. 14 Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo. 15 Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. 16 Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte. 17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová. 18 Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. 19 ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré“.  (Hageo 2:10-19)

Ahora que el pueblo estaba comenzado a obedecer a Dios, el prometió que los bendeciría. Pero necesitaban comprender que las actividades en el templo no limpiarían su pecado; solo el arrepentimiento y la obediencia podían limpiarlo.

La vida santa vendrá únicamente cuando seamos facultados por el espíritu de Dios. Las buenas sobras que hacemos para Dios pueden mancharse por actitudes pecaminosas. El único remedio es la purificación de parte de Dios. El pueblo construyo los cimientos del templo e inmediatamente Dios los bendijo, Dios envía su bendición cuando damos nuestros primeros pasos.

La fidelidad es recompensada

Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo: 21 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra; 22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano. 23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos“. (Hageo 2:20-23)

Dios cierra su mensaje para Zorobabel con esta afirmación tremenda: ¡Porque yo te escogí! Tal proclamación es también para nosotros, cada uno de nosotros hemos sido escogido por Dios (Efesios 1:4) esta verdad debe hacernos ver nuestro valor a los ojos de Dios y nos debe motivar a que trabajemos para él. Cuando nos sintamos deprimidos, recordemos ¡Dios me ha escogido!

El mensaje de Hageo para el pueblo buscaba que reorganizaran sus prioridades, ayudarnos para que dejaran de preocuparse y motivarlos para que construyeran el templo. Al igual que ellos, a menudo colocamos nuestra comodidad personal en una prioridad más salta que la obra de Dios y la verdadera adoración.

© Juan Carlos Jimenez. Todos los derechos reservados.

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