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Laodicea hoy en día

Apocalipsis 1:9-11. “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea“.

A cuántos de nosotros nos gustan los mensajes, a cada uno de nuestros amigos le tenemos un tono diferente para identificar quien nos ha escrito.

Después de todas estas cosas que acontecieron la ascensión del Señor Jesucristo al cielo, la venida del Espíritu Santo el día de pentecostés, la expansión del evangelio, las persecuciones de los creyentes y apóstoles el apóstol Juan después de ser desterrado aquella Isla rocosa en el mar de Egeo llamada Patmos, donde la Iglesia cristiana estaba confrontando una persecución severa y en visión el Señor le habla de una manera poderosa, donde le comisiona una tarea, escribir 7 cartas a 7 iglesias en Asia.

Siete mensajes distintos para cada iglesia en particular y cada carta llevaban un mensaje especial de aliento, amonestación, arrepentimiento, fortaleza, confianza, perseverancia y salvación., donde celebro sus éxitos de los creyentes y le explico cómo corregir sus errores.

Una de estas cartas llego a la Iglesia de Laodicea la cual era la ciudad más opulenta de la siete que había se le conocía por su banca industrial, la manufactura de lana, y la escuela de medicina en Asia diciendo: Apocalipsis 3:14 “Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto

¿Estaba Dios interesado en esta Iglesia? ¨SI¨ Al igual que todavía se interesa por su iglesia hoy en día vers. 15. “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!

El Señor del universo conocía cada una de estas iglesias y su situación precisa, y como esta ciudad tenía un problema con el agua, se construyó un acueducto para transportar el agua a la ciudad desde manantiales de agua caliente pero cuando el agua llegaba a la ciudad, no estaba ni fría ni caliente, solo tibia.

La iglesia de Laodicea se había vuelto tibia y por lo tanto era desagradable y repugnante.

Porque los creyentes no adoptaban una posición firme. La indiferencia os había conducido a la sociedad. (Estaban en dos aguas) claudicaban y eso fue lo que el profeta Elías reprendió al pueblo de Israel 1 Reyes 18:21 “Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra“.

vers. 16. “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca“.

Dejaron de hacer algo por Cristo, la iglesia se había endurecido y estaba satisfecha de sí mismo.

vers. 17. “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo“.

Algunos creyentes suponían equivocadamente que la abundancia de vienen materiales eran indicio de la bendición espiritual de Dios. Y esto es lo que muchas iglesias están predicando que dicen que por ser hijos de Dios hay que ser pobres.

Pero Dios está interesado en esto: Jeremías 9:24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová“.

Laodicea era una ciudad rica y la iglesia también lo era. Pero la iglesia pudo ver y comprar llego ser más valioso para ellos que lo que no se ve y es eterno.

vers. 18. “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas“.

A pesar de que los creyentes de Laodicea se les conocía por su gran riqueza, Cristo les dijo que debían comprar oro de Él (el verdadero tesoro espiritual), no hablaba de riqueza material sino espiritual, lo eterno, Mateo 6:21Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón“.

La ciudad estaba orgullosa de su ropa e industrias de tintorería, pero Cristo les dice que debían comprar vestiduras blancas de El (Su Justicia) se veían muy bien por fuera pero por dentro estaban negros, y eso fue lo que Jesús les dijo a los fariseos Mateo 23:27:

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia“.

Laodicea se enorgullecía de su ungüento precioso para los ojos que curaba muchos problemas de la vista, pero Cristo les dijo que compraran medicina de el para curar los ojos a fin de que vieran la verdad ( estaban ciegos). Mateo 15:14 “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo“.

Cristo le estaba mostrando a los de Laodicea que los verdaderos valores no radicaban en los bienes materiales sino en una buena relación con Dios. Sus posesiones y logros no tenían ningún valor, comprados con el futuro eterno del reino de Cristo.

verss. 19-20. “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 20. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo“.

Dios castigaría a esta iglesia tibia menos que se apartara de su indiferencia y se volviera a él. El propósito de Cristo al disciplinar no es castigar sino atraer a la gente hacia él, Hebreos 12:6-7 “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?

Aunque la Iglesia de Laodicea era rica en extremo no contaba con lo principal Cristo, él estaba llamando a la puerta de sus corazones, pero los creyentes estaban tan ocupados disfrutando de los placeres mundanos que ni se daban dé cuenta de que el intentaba entrar.

Siempre dejémosle la puerta abierta a Dios de nuestro corazón así lo oiremos cuando él nos llame.

© Juan Carlos Jimenez. Todos los derechos reservados.

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