Nacer de nuevo

A través de estudios biblicos aprendemos que los rabinos enseñaban que Abraham montaba guardia en las puertas del infierno para velar de que ninguno de sus descendientes entrara en ese lugar por accidente.

La palabra griega “anóthen” que se traduce por “de nuevo” significa de forma más precisa “de lo alto”. En definitiva, nacer de Dios. Ser hijo de Dios implica ser engendrado de Dios, que reside en las alturas.

Nacer de nuevo por tanto, no es una decisión personal por Cristo como a menudo se suele plantear, tampoco es aceptar un llamamiento al altar embriagado por la intensidad de la música en la iglesia.

Nacer de nuevo es algo mucho más profundo

Para espanto a nuestro yo humano, la Biblia parece eliminar cualquier parte activa del hombre en la salvación. Si examinamos la parábola del sembrador (Mateo 13:1-9, Marcos 4:1-9 y Lucas 8:4-8), la tierra es el corazón del hombre. La tierra no tiene ninguna parte activa en la germinación de la semilla, simplemente es el lugar donde la generación de vida ocurre.

Los agentes activos aquí son: la semilla (la palabra de Dios) y el agua (el Espíritu Santo). La semilla debe morir para dar vida, curiosamente igual que Cristo murió por nosotros.

Aunque nos duela en nuestro ego, la realidad es que la tierra nada decide en este proceso, porque sencillamente al igual que nosotros estamos muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1) y es totalmente inerte y dependiente de agentes externos.

Nicodemo no entiende que es nacer de nuevo

Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (vers. 4)

Nicodemo parece incapaz de entender la respuesta de Jesús. La pregunta de Nicodemo parece ridiculizar el argumento de Jesús como algo absurdo e imposible. El maestro de la ley, sin duda un perro viejo, parece haberse topado con un excéntrico predicador callejero novato. Podría parecer que Nicodemo va a revolcarlo en cualquier momento.

En realidad podría entenderse también, de acuerdo a las creencias imperantes de la sociedad judía, que la objeción de Nicodemo al rechazar el argumento de Jesús no es tanto que tal cosa sea imposible, sino más bien si era necesaria. La afirmación de Jesús era un torpedo contra la línea de flotación de las enseñanzas rabínicas de su tiempo.

Tres promesas reflejadas en el Antiguo pacto

Existían tres promesas reflejadas en el Antiguo pacto (Deuteronomio 30: 1-6 , Jeremías 23: 1-8 , Jeremías 31: 31-34 , Jeremías 32: 37-41 , Ezequiel 11: 16-20, Ezequiel 36: 16-28 , Ezequiel 37: 11-14 , 37: 21-28)

  • 1. La reunión de Israel
  • 2. La purificación y transformación del pueblo de Dios
  • 3. El reinado del Mesías

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