La Trinidad

A lo largo del Antiguo Testamento sobresale una figura enigmática y arcana, denominada el Ángel de JEHOVÁ; de este Personaje Sobrenatural aprendemos tres verdades claves:

1. El Ángel de JEHOVÁ es JEHOVÁ.

Génesis 16:7-13, donde hace su primera aparición- Éxodo 3:1-6

2. El Ángel de JEHOVÁ es una Persona distinta a otra llamada también JEHOVÁ.

Génesis 19:21-24Amos 4:11Zacarías 3:1-2

3. El Ángel de JEHOVÁ es JESUCRISTO.

Esto lo sabemos por deducción; ya que el PADRE por ser Ontológicamente ESPÍRITU nadie lo ha visto ni puede ver.

  • Juan 1:18
  • 1 Timoteo 1:17; 6:16
  • Hebreos 11:27

Y el ESPÍRITU SANTO por definición también es invisible

  • Juan 3:8
  • Juan 14:17

A estas alturas debemos aclarar que cuando aludimos al “Ángel de JEHOVÁ”, no estamos tratando con un Ser de naturaleza Angelical; la expresión ¡Ángel! Viene del Hebreo ¡Malak! Que significa ¡Mensajero!, y que al verterse al Griego de la Septuaginta se utilizó correctamente el vocablo ¡Angelos!; el error surgió cuando algunas versiones Latinas tradujeron ¡Angelos! Por ¡Angelus! De manera uniforme, sin tener en cuenta el Contexto particular.

Hasta este momento hemos ratificado satisfactoriamente el testimonio Bíblico concerniente al tópico que nos atañe, y teniendo muy en cuenta la competencia de la Palabra de DIOS en materias de Fe y Conducta; su veredicto resulta no solo fehaciente, sino también suficiente.

La Doctrina de la Santísima Trinidad afirma sin ambages la existencia de un DIOS eternamente subsistente en Tres Personas distintas; el PADRE, el HIJO y el ESPÍRITU SANTO, su enseñanza claramente ortodoxa sale al paso a cualesquier Herejías, librándonos tanto del Monoteísmo Unipersonal de Judíos Inconversos, Unitarios y Unicitarios; como del igualmente aberrante Triteísmo de algunas agrupaciones Religiosas como es el caso del Mormonismo, inclusive.

Sin embargo, debido a los continuos e inveterados desafíos que lanzan los adversarios de esta Prístina Verdad, y la aguda indolencia de la Iglesia Cristiana por estar al corriente de los Fundamentos que constituyen el depósito Cristiano; nos es menester pasar revista al Proceso Histórico y Teológico, como a los diversos factores que intervinieron en la configuración y formulación del Dogma Trinitario.

III. ETAPAS PRIMARIAS EN EL DESARROLLO PROVIDENCIAL DE LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD

1. LA IGLESIA APOSTÓLICA SIGLO I

La Iglesia Primitiva como se conoce tradicionalmente a la Comunidad de Creyentes del primer siglo, se adhería con toda fidelidad a los reclamos hechos por JESUCRISTO por medio de sus Palabras y Obras referente a su estatus Divino; lo que finalmente le conduciría al Patíbulo al hacerse ¡Uno con el PADRE! como efectivamente atestiguan los Evangelios.

Después de la Resurrección y Ascensión de JESÚS a los Cielos; los Apóstoles dotados por el ESPÍRITU SANTO se convirtieron en los recipientes vivos y en los guardianes infatigables de la Sana Doctrina; la que incluía por supuesto, la plena Deidad de CRISTO y del ESPÍRITU SANTO, como quedó consignado en sus Escritos Sagrados.

El Cristianismo incipiente había heredado del Judaísmo su preciado Monoteísmo; a la vez que postulaba por cuenta propia la entera Divinidad del HIJO y del ESPÍRITU, como hechos incontrovertibles.

La totalidad de seguidores del Señor dada las circunstancias de la época, no se ocupó de la sistematización Teológica del Dogma Trinitario; pues lo suyo era una Piedad práctica y vivencial, la que no eliminaba del todo el elemento racional y crítico de la Fe.

En conclusión a este primer estadio, nos atrevemos a sostener sin temor a equívocos, que la temprana conciencia de los Cristianos era la de un DIOS Trino al reconocer abiertamente al PADRE, al HIJO y al ESPÍRITU SANTO;  sin sacrificar por ello su legado Monoteísta.

2. LA IGLESIA SUB-APOSTÓLICA SIGLO II

A finales del siglo primero y a lo largo del segundo, aparecen en escena los primeros brotes Heréticos; los que afectaban directamente la integridad de la Persona de CRISTO y socavaban con ello la Doctrina de la Trinidad, estos se conocen bajo los nombres de Ebionitas y Cerintianos.

Los Ebionitas de procedencia Judía reducían a JESUCRISTO a la categoría de un gran Profeta; pero solamente un Hombre a fin de cuentas, y los Cerintianos permeados por la Gnosis Pagana enseñaban una dualidad en JESUCRISTO; donde el CRISTO espiritual descendió sobre el JESÚS Humano en el Bautismo, abandonándole después en la Crucifixión.

En contra de estos, especialmente del Monarquianismo posterior; se erigió un poderoso contingente de Teólogos Cristianos dispuestos a defender la Ortodoxia, entre los que se contaban los llamados:

¡PADRES APOSTÓLICOS!

Clemente de Roma, Bernabé, Ignacio de Antioquia, Papías de Hierápolis, Hermas de Roma, Policarpo de Esmirna.

¡LOS APOLOGISTAS!

Justino Mártir, Atenágoras, Arístides, Taciano, Teófilo de Antioquía, Ireneo.

¡PADRES DE LA IGLESIA!

Panteno, Jerónimo de Venecia, Gregorio el Magno, Ambrosio de Milán, Cirilo de Alejandría, Eusebio de Cesárea, Clemente de Alejandría, Crisóstomo, Orígenes, Atanasio, Tertuliano de Cartago, los tres Capadocios y Agustín de Hipona.

3. TRINIDAD – LA IGLESIA PATRÍSTICA SIGLOS III Y IV

Los Padres Apostólicos y de modo especial los Apologistas de finales del siglo II, como hemos certificado, se dieron a la nada fácil tarea de poner los fundamentos en el tratamiento evolutivo de la Doctrina de la santísima Trinidad; no obstante y muy a pesar del valioso aporte que llevaron a efecto, dejaron algunos escollos y cabos sueltos; los que sirvieron de pábulo para los insulsos Heresiarcas de los períodos en cuestión y derivando al final en las nefandas controversias Sabeliana, Arriana y Macedoniana, respectivamente.

A) LA TRINIDAD Y LA HEREJÍA SABELIANA

Esta Herejía gira entorno de su más conspicuo representante un tal Sabelio; este rechazó la pluripersonalidad en la Esencia Divina, y en cambio preconizó una Trinidad de simples manifestaciones bajo los títulos de PADRE, HIJO y ESPÍRITU SANTO; empero que al final no es eternamente PADRE ni HIJO, sino un DIOS en continua emanación.

El Sabelianismo también conocido como Monarquianismo Modalista; fue condenado en el Concilio ecuménico en Nicea en el 325 D.C.

B) LA TRINIDAD Y LA HEREJÍA ARRIANA

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