Estudios Biblicos
En el libro de Proverbios se nos amonesta acerca de la Relación con nuestros Padres, específicamente cuando ellos son ancianos: “Oye a tu Padre, aquel que te engendró; y cuando tu Madre envejeciere, no la menosprecies” (Proverbios 23:22).
La tendencia generalizada de la sociedad de nuestros días, que ve en los ancianos a personas que no tienen nada importante que aportar. La Biblia, en cambio, afirma que los años y la experiencia dan Sabidurías y Madurez. Con relación a nuestros Padres, esto debería hacer cambiar la opinión y actitud que tenemos para con ellos.
1 . Falta de Respeto con Acusaciones y Reclamos por sus Errores Pasados.
Esta es una de las evidencias de Desequilibrio en la Relación con nuestros Padres. Muchas veces juzgamos con demasiada dureza las equivocaciones de nuestros Padres y le echamos en cara juicios y reclamos al respecto. La verdad es que tenemos que entender que nuestros padres no son perfectos.
Y refiriéndose al papel y vocación de los padres, habremos de admitir que no es fácil traer hijos a esta vida, criarlos y educarlos sin cometer errores. Esto es algo que todos los hijos deberíamos aceptar. En lugar de confrontar y juzgar a nuestros padres por su conducta pasada, debemos envolverles con el Tibio Manto del Perdón y la aceptación a pesar de a los errores que pudieron haber cometido.
2. La Relación con los Padres que se caracteriza por el castigo, rechazo y maltratos.
Esto equivale a comunicarles que no son valioso, que son inservibles. Con ello dañamos su estima propia en una etapa que difícilmente podrían superarlo. Hay hogares que son una especie de purgatorio, donde los padres ancianos sufren el castigo que sus hijos imponen en forma dura, sin misericordia; y triste que sea así! Porque, sin importar cuanta imperfección y error veamos en ellos, debemos amarlos, respetarlos y protegerlos, simplemente porque son nuestros Padres.
3 . No proveer para sus necesidades.
Hago especial referencia a las necesidades de afecto, porque podemos darles techos, medicinas y alimentos y aun así, negarles en forma tajante nuestro afecto. Esa situación produce en ellos la sensación de estar de más, de no ser queridos, de ser un estorbo, etc.
Enfaticemos, entonces, la importancia de dar a nuestros padres una provisión afectiva más que cualquier otra cosa, y tratemos de comunicarles que los amamos, que tienen un lugar entre nosotros, sus hijos, y que proveemos para sus necesidades, no por obligación, sino porque queremos hacerlo.
4. Eliminar el Diálogo de la Relación Cotidiana.
Probamos con ello la falta de equilibrio que estamos apuntando. Esto sucede cuando la comunicación se compone, casi en su totalidad, de monosílabos: si, no, bien, etc. Un buen diálogo debe estar caracterizado por pláticas espontáneas y abiertas, desde los asuntos sencillos y carentes de mayor importancia hasta las grandes necesidades internas y externas de las personas. Una relación saludable entre Hijos y Padres, debe contar con esta característica.
5 . La comunicación, mayormente con el fin de corregirlos.
Con frecuencia, lo que más escuchan muchos padres ancianos, es el sermón de “No haga esto de ese modo”, “Usted no entiende nada”.
“En sus tiempos las cosas se hacían en forma diferente”, “Yo no voy a ser como usted”, etc. Una comunicación así inhibe a los Padres, acrecienta el temor al ridículo, les resta libertad; y a la postre, les roba la alegría de vivir.
¿CÓMO EQUILIBRAR LA RELACIÓN CON SUS PADRES ANCIANOS?
Hagamos Eco de las Palabras del Apóstol Pablo, y apropiémoslas como norma de conducta para con nuestros Padres. El Apóstol Pablo dijo: “Honra a tu Padre y a tu Madre, que es el Primer Mandamiento con Promesa; para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la Tierra” (Efesios 6:2-3).
Existe la tendencia de pensar que esta amonestación es para hijos pequeños o adolescentes solamente, pero no creo que Pablo escribiera a infantes, cuando se expresa en tales términos. Creo, más bien, que esta exhortación es para Hijos con edad y madurez, que tienen, por ello, la tentación de creer que y ano necesitan a sus Padres.
La Sociedad Contemporánea considera que la mayoría de edad de los hijos como punto de independencia y separación de sus Padres; y es así en muchos sentidos. Pero la Biblia establece esta relación Padre-Hijo a un plazo más largo, es decir, hasta que los padres fallezcan. Además, no debe pasar por alto que el Mandamiento Bíblico Honrar a los Padres, tiene Promesa Valiosísima: para Que te vaya bien y seas de larga Vida”.
¿Cómo, entonces, puede usted cultivar una Relación Apropiada y sobre todo Bíblica con sus Padres?
1. Discernir sus necesidades reales y procurar atenderlas. Quiero enfatizar la frase: Necesidades Reales, para indicar lo importante que es ponerse en la perspectiva de ellos, ya que adoptar otro punto de vista, podría llevarle as suplir necesidades carentes de importancia y significado para ellos. Por eso, hablo de satisfacer necesidades reales; y para hacerlo, tendrá que establecer una comunicación legítima y verdadera, para saber con certeza lo que ellos necesitan de usted.
2. Tratarlos no en razón de cómo han actuado, sino por quienes son. Son sus padres, y a pesar de los errores y equivocaciones que hayan cometido, deben ser tratados con amor y respeto. La Biblia no dice que debe honrarse a los Padre que han sido buenos, según el juicio de los Hijos, sino, simple y llanamente exhorta a Honrar a sus Padres. De cumplir con este Mandamiento Divino, atraerá para si Bendición y Larga Vida.
3. Debe aceptarlos tal como son y no avergonzarse de ellos. Muchos profesionales que han tenido éxito y reconocimiento profesional esconden a sus Padres de amigos y demás relaciones debido a su poca escolaridad. Con esto evidencia, no solo un problema de amor propio, sino también su poco entendimiento sobre el Valor Intrínseco y Real de los Padres, quienes valen, no por lo que han logrado, sino por quienes son. Debe entender usted entonces, aceptar a sus Padres tal como son, y en ninguna manera avergonzarse de ellos.
Para cultivar una equilibrada relación con sus padres, asegúrese que su agenda incluya lo grato e importante para ellos. A veces los hijos adultos cometemos el error de llevar de aquí par allá a nuestros padres, sin preguntarles si les agrada; como si carecieran de opinión propia, pero que hermoso es considerar sus gustos e intereses para incorporarlos en la agenda de actividades de la Familia. Esto, con toda seguridad, les hará sentirse amados y valiosos; fortalecerá su amor propio, y elevará su espíritu sobre sus tristezas y pesares.
Comuníquese que no Importa lo que pase, nunca les abandonará. Los humanos, a medida que avanzamos en edad, nos volvemos más frágiles emocionalmente, y en algunos casos, reaccionamos como niños amedrentados. Son muchos los Padres Ancianos que sienten temor de ser abandonados por sus hijos en la etapa que más estarán necesitando de su compañía y ayuda. Usted puede mitigar este temor al comunicarles que no importa lo que pase, su compañía siempre estará disponible para ellos y que usted nunca los dejará.
CONCLUSIÓN:
El Apóstol Pablo, guiado por el Espíritu Santo, escribió a los hijos, e inclusive los nietos: “Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios.” (1 Timoteo 5:4).
© Juan Carlos Jimenez. Todos los derechos reservados.