Inicio » Estudios Bíblicos » Discipulado Nº 22 – Apegados a Dios

Discipulado Nº 22 – Apegados a Dios

Mensajes Cristianos

DISCIPULADO Nº 22 – APEGADOS A DIOS

Después de estudiar los pro y contra del Apego, quiero concluir diciendo que, como cristianos, si debemos apegarnos a alguien, ese es Dios, quien nos dio a nuestro mayor tesoro escondido: Cristo. El será el único quien nos hará sentirnos amados, seguros y protegidos de todo peligro.

APEGADOS A DIOS.

Cuando pensé en este tema de Apegados a Dios, en seguida saltó a mi mente una canción muy famosa de Alex Campos, de Quiero Vivir Pegao a Tí:

No quiero verte de lejos
No quiero añorar
No quiero oír que pasaste
Por otro lugar y que yo no te vi
Quiero saberte a mi lado, te quiero sentir
Beber tu belleza y llenarme de ti
llenarme de Ti.
Quiero vivir pegao a ti
Pegado aquí contigo
Quiero vivir pegao a ti
Pegado a ti mi amigo (bis)
No tengo falta de nada
Si tú estas aquí
Eres la parte que siempre
Busque recibir y que no conseguí
Quiero saberte a mi lado, te quiero sentir
Beber tu belleza y llenarme de ti
Llenarme de Ti.

Hemos visto que el apego no es un sentimiento, sino una relación afectiva intensa y duradera, que se desarrolla y consolida entre dos personas. Su objetivo más inmediato es la búsqueda de protección. Los humanos desarrollamos “apego” para sobrevivir. Por ejemplo los bebes nacen con apego a sus madres para garantizar su sobrevivencia. Ahí, junto a ellas, no hay peligro. Se sienten seguros, confiados, protegidos.

Salmos 63:7-9Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido”.

A este tipo de relación se refería David al expresar: “Está mi alma apegada a ti”. El sabía a quién buscar para encontrar protección.

Nuestro instinto de sobrevivencia siempre nos lleva a él. Por eso David, al iniciar el día, cuando aún era oscuro, despertaba para buscar a Dios, como el bebé que busca en la oscuridad el calor, protección y alimento que su madre le proporciona aún durante las vigilias de la noche. Así David exclamaba en este Salmo 63:1: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas

Y al finalizar el día, siendo ya oscuro una vez más podía exclamar: (vers. 7) “Será saciada mi alma… cuando me acuerde de tí en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré…”

¿Cuántos de nosotros en algún momento dado, nos hemos encontrados en un desierto sedientos, solos y afligidos? ¿Cuantos de nosotros en algún momento dado nos hemos encontrados en un desierto acompañados del Señor?

En este Salmo 63, era evidente que el salmista David estaba atravesando por un desierto. El desierto en la Biblia representa lugares solos, secos, inseguros, y oscuros. (Deuteronomio. 32:10; Oseas. 13:5) (Jeremías 2:6,31) (Lamentaciones 5:9). Un desierto es un lugar árido, es un lugar solitario y silencioso.

Así como la naturaleza refleja sus necesidades, de igual manera el ser humano experimenta en lo espiritual una sedienta necesidad. Tal vez en tu desierto te has sentido sediento y nada sacia tu sed. Tal vez te encuentras buscando algo que sacie tu sed, y no lo encuentras. Hoy el Señor, la FUENTE DE AGUA VIVA viene a calmar tu sed.

El salmista David a pesar de sus tribulaciones en su desierto, no sintió soledad, ni sed porque su alma estaba apegada a Dios. Cuando estamos apegados a Dios, no hay desierto que produzca soledad o sed a nuestro existir, porque Jehová es y será la Fuente de agua viva que saciará nuestra sed y nos confortará en medio de nuestro desierto.

Puedas que te sientas abandonado, triste y sediento en medio de tu desierto y has llegado a pensar que te sientes solo. Tal vez has depositado tu clamor a las personas equivocadas y en vez de ayudarte, la situación ha empeorado.

La Palabra de Dios nos dice en Jeremías 33:3 “Clama a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Ten cuidado a quien depositas tu confianza, clama a Dios, y deposita tu confianza a Él. Dios es tu socorro y fortaleza en tiempo de necesidad. El Todopoderoso es tu consejero, Él te guiará y te sostendrá con Su Diestra de Justicia. Él es tu refugio en tiempo de tribulación.

Oremos:

Dios mio, aunque este pasando por un desierto, vivo confiado que Tú estás conmigo. Tú eres mi socorro y mi alto Refugio. Hoy apego mi alma a Ti oh Dios, porque sé que siempre estarás conmigo. Hoy apego mi alma a mi mas grande y valioso tesoro: Tu, mi Cristo, mi amigo, mi todo, en el Nombre de Jesús. Amén.

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados

Central de Sermones… Mensajes Cristianos

1 comentario en «Discipulado Nº 22 – Apegados a Dios»

  1. Me gustaría tener algunos estudios con más profundidad.esto me ayudaría a tener una relación más cerca con Dios. Lo que más deseo es adquirir conocimiento para estar preparado y ayudar a otros a estarlo también, para la venida de nuestro señor Jesucristo

    Responder

Deja un comentario