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Discipulado Nº 27 – Tiempo de separación y santidad

Estudios Biblicos

DISCIPULADO Nº 27. TIEMPO DE SEPARACIÓN Y SANTIDAD

Estamos entrando en el segundo Semestre del año 2019, por lo que debemos estar preparados para este tiempo y así poder disfrutar plenamente de todas las bendiciones que Dios tiene reservadas para nosotros en este tiempo.

Después de haber estado todo el mes de Mayo, haciendo énfasis en una transformación interior creo que Dios sigue con nosotros en esa misma tónica; solo que en esta oportunidad, esa transformación interna, tiene que reflejarse en el exterior, a través de nuestras palabras y hechos, tiene que reflejarse en una vida separada del mundo y consagrada a Dios, me refiero a una vida de santidad. Por eso viene la palabra profética a nosotros como que este mes es TIEMPO DE SEPARACIÓN – SANTIDAD.

En esta oportunidad nos toca analizar la parábola de la Red barredera y los peces.

Mateo 13:47-50Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”

El mar, la pesca y los pescadores, son imágenes corrientes en la Palestina del siglo I. Encontramos muchas veces repetidas en los evangelios las actividades que hacía Jesús y sus discípulos alrededor del mar. De hecho, Jesús utilizó diversos ejemplos relacionados con la pesca para transmitir importantes enseñanzas. Y no es de extrañar, pues pasó mucho tiempo en los alrededores del mar de Galilea.

Este mar en realidad es un gran lago de agua dulce de casi 21 kilómetros de largo y algo más de 11 kilómetros de ancho. Se cree que al menos siete de los apóstoles de Jesús: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe, Tomás y Natanael⁠, eran pescadores (Juan 21:2-3). Éstos reciben su llamado para ir con Jesús, precisamente estando en sus barcas echando las redes. Mateo 4:18. “Pasando Jesús junto al Mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores

Jesús en esta sección del evangelio, está explicando mediante parábolas el significado del Reino de los Cielos o del Reino de Dios. En esta oportunidad menciona al Reino de los Cielos como una red.

Como dijimos anteriormente, en el tiempo de Jesús, hablar de redes o de pesca era una cosa muy común; mucho más que para nosotros en la actualidad; que para poder ver una pesca tenemos que ver un vídeo o una película. Pero en el tiempo del Nuevo Testamento, todos conocían muy bien sobre lo que hablaba Jesús y por eso usaban estas parábolas.

En esta parábola de la red, nos da la idea de pescadores que van a hacer su trabajo: Pescar.

Este trabajo se hacía de varias maneras; una de ellas era ir a las zonas de aguas  profundas, donde hay abundancia de peces para pescar. Este lugar se encontraba en la desembocadura de los arroyos y ríos del Mar de Galilea, donde existe mucha materia vegetal que es arrastrada por la corriente y esto atrae a los peces en gran cantidad.

En los caladeros de aguas profundas, los pescadores de dos barcas trabajaban en equipo. Primero extendían la red entre ambas barcas y luego remaban con todas sus fuerzas en direcciones opuestas hasta cerrar un círculo.

De esta forma podían atrapar bancos enteros de peces en su interior. Las redes, por lo general de unos 30 metros de largo y 2,5 metros de ancho,se mantenían verticales con boyas en el extremo superior y pesos en el extremo inferior. Los pescadores recogían las redes tirando de las cuerdas de la parte inferior y vaciaban su captura en las barcas. Así pasaban las horas: echando y recogiendo las redes una y otra vez.

Cuando pescaban cerca de la costa, empleaban otro método. Unos cuantos pescadores se quedaban en la orilla sujetando un extremo de la red. Los que estaban en la barca se llevaban el otro extremo mar adentro y luego regresaban dibujando un semicírculo. Entonces arrastraban la red con todo lo que había barrido hasta la playa. Allí seleccionaban los peces que servían y los colocaban en recipientes.

Algunos se vendían frescos, pero la mayoría se preparaban en salazón o en vinagre, se guardaban en tinajas de barro y se distribuían en Jerusalén o en el extranjero. Cualquier captura que no tuviera escamas o aletas, como las anguilas⁠, se consideraba inmunda y se desechaba (Levítico 11:9-12). Este fue el método de pesca que mencionó Jesús en este pasaje que estamos estudiando.

Con esta parábola Jesús declara que a pesar de que en este mundo conviven las personas justas con los malvados y que muchas veces los malvados intentan aparentar ser justos, habrá un día en el que las apariencias y la hipocresía no valdrán, porque los ángeles de Dios separarán a los verdaderos hijos de Dios de los que no lo son.

No nos toca a nosotros hacer la separación de buenos y malos, de justos e injustos; porque serán los ángeles de Dios los comisionados para hacer esa labor. ¿Qué es lo que realmente nos toca hacer? Ser parte de esos peces buenos, excelentes, que sirven para alimentar al hambriento. Que buscan vivir en santidad en medio de un mundo convulso y pecador.

Dios, al final de los tiempos hará una distinción entre justos e injustos. Así que debemos ser pacientes hasta que llegue ese día y aprovechar cada oportunidad que se nos presente para hablar del evangelio a otros porque cuando “la red esté llena” Dios “la sacará a la orilla” y cuando llegue ese día no habrá más oportunidad sino que se llevará a cabo el justo juicio de Dios.

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados

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