Algunos conflictos entre Roma y la Reforma

Juan 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo. Jesús le dijo: apacienta mis ovejas. (Cursivas añadidas)

Aquí también Roma encuentra evidencias a favor del oficio Papal; según Roma las palabras del Señor a Pedro deben ser entendidas como designado a Pedro en su nueva condición de pastor universal de la Iglesia y vicario de Cristo.

Sin embargo, ha de reconocerse que la posición Católica es simplemente infundada y nada ortodoxa, esto es así, porque Roma no se acerca al pasaje libre de cualesquier prejuicios teológicos, sino por el contrario; trata al texto sagrado con manifiesta suspicacia eisegética.

Por tanto, para no caer en el mismo error de Roma; advirtamos de entrada que el cándido interrogatorio del Señor a su discípulo, tiene por fin la reafirmación de Pedro en su ministerio Apostólico.

La caída de Pedro estaba tan reciente en el tiempo y tan viva en su memoria, que Pedro no pudo menos que imaginar que el Señor lo había desechado para siempre; algo que satanás bien podría explotar, y así arrastrar al impulsivo Apóstol a su propia ruina y perdición –como hiciera antes con Judas-, ante esto, el Señor que ya había prevenido a Pedro (Lucas 22:31,32), ahora más que nunca lo reafirma en su vocación Cristiana.

No estará demás decir que la triple pregunta del Señor a Pedro, trae a la memoria la negación que éste hiciera poco antes; y es el cometido de Jesucristo despertar el arrojo del Apóstol aparentemente extinto.

La comisión del Señor a Pedro de apacentar su rebaño –el de Cristo, no de Pedro- se debe aplicar al cuidado de Pedro no de todas y cada una de las ovejas de la grey del Señor, sino solamente de las que estuviesen bajo su cuidado pastoral, es decir, en su rango de acción –permítanme la expresión-.

Finalmente, la arbitraria distinción que hace Roma entre corderos y ovejas; significando la supremacía Papal de la Iglesia de Cristo, tanto de clérigos (Representados como ovejas), y laicos (Bajo la imagen de corderos); carece de toda lógica y base exegética.

Concluyo este análisis presentando tres razones de peso Bíblico que refutan el sistema Papal Católico:

i. El Apóstol Pablo menciona en su primera carta a los Corintios (1 Corintios 12:28), y más concretamente en su epístola a los Efesios (Efesios 4:11); los diferentes ministerios que Dios dispensó a la Iglesia, i.e. Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros, y en ninguna parte se asoma algún indicio –ni el más remoto- sobre la plausibilidad del reclamo Papal.

Lo anterior se torna aun más grave cuando somos conscientes que no sólo Pablo, sino toda la Biblia, calla muy a propósito una cuestión que para Roma reviste la mayor importancia; ¡Cosa rara si fuese cierto todo lo que el Romanismo sostiene respecto al Papado!

ii. Es evidente por la simple lectura de Hechos 15:1-33, que el primer sínodo Cristiano en la historia de la Iglesia, el denominado concilio de Jerusalén; fue presidido y liderado por Jacobo –hermano del Señor- y no por Pedro, el primer Papa –entiéndase para Roma-; esto sólo patentiza la ilegítima y vana presunción de Roma.

¡Qué oportuna era la ocasión para que Pedro entrara en escena, tomara el monopolio de la reunión; e hiciera gala de su autoridad pontificia!, ¡Pero la cosa no sucedió como Roma desearía!

iii. Cuando Pablo escribe su carta a los Romanos en nada hace mención de Pedro; cosa sorprendente si Pedro fue en efecto el primer Obispo de Roma y vicario de Cristo en la tierra.

La estrategia misionera de Pablo era no interferir en labores ajenas; éste se había propuesto no fundar Iglesia alguna donde el Evangelio ya había sido predicado (Romanos 15:20-2 Corintios 10:14-16).

En los primeros siglos de la Iglesia se formaron cinco grandes Patriarcados, i.e. Jerusalén, Roma, Antioquia, Constantinopla y Alejandría, que respondían a circunstancias políticas más que religiosas; en sus comienzos no era la sede Romana la que gozaba de primacía episcopal sobre las demás, no fue sino en un paulatino y progresivo devenir histórico, y -en buena medida- con la caída del imperio Romano de Occidente (Año 476); que Roma irá ganando relevancia insospechada, hasta tal punto; que el Papa aparecerá como un poderoso señor feudal en la Edad Media, hambriento y sediento de poder y gloria terrenales.

En cuanto a los numerosos títulos y oficios que el Papa ostenta, quiero destacar dos; sumo pontífice y vicario de Cristo:

a) Sumo pontífice une el aspecto político y religioso en una sóla persona, pues por un lado sumo pontífice, i.e. máximo constructor de puentes, alude al trabajo edilicio (Aspecto político), y por el otro, al que hace de puente (Aspecto religioso).

Esta designación solamente puede hacerle justicia a Jesucristo, en vista de su triple oficio como Rey, Profeta y Sacerdote; como Rey ha empezado a construir su reino aquí en la tierra (Sentido político, Mateo 4:17), y como Profeta y Sacerdote ha unido el cielo con la tierra y a Dios con los hombres (Sentido religioso, Juan 1:51- 14:6- 1 Timoteo 2:5).

b) Vicario de Cristo es un título y oficio que corresponde exclusivamente al Espíritu Santo (Juan 14:16,17,26- 15:26- 16:7-15); sólo el Divino Paráclito es el verdadero y único representante de Cristo aquí en la tierra, por eso el Señor se refiere a Él como el ¡Állon Parákleeton!, i.e. el otro Consolador; el adjetivo ¡Otro! designa al Espíritu Santo como una Persona distinta de Jesús, pero tan Divina como Él, ¡Allon! significa uno de la misma naturaleza que otro.

II. ROMA Y LOS SACRAMENTOS

Según la Iglesia Católica el Señor Jesucristo instituyó siete sacramentos, estos son; Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Extrema Unción, Orden Sacerdotal y Matrimonio.

Francisco Lacueva define los sacramentos como:

“Signos externos que confieren eficazmente la Gracia que significan, siendo instrumentos de santificación”.

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