Las 70 Semanas de Daniel

CAPÍTULO I

Las Setenta Semanas del Pueblo de Israel

     Este pasaje comienza con un hecho del profeta, el cual se hallaba orando y confesando su pecado y el del pueblo de Israel, derramando su ruego delante de Jehová, por el monte santo de Dios. En ese instante se hace presente el varón Gabriel a quien había visto en la visión volando con presteza a la hora del sacrificio de la tarde. Le es dada la sabiduría y el entendimiento para comprender el propósito del Señor en su amor.

     Es importante destacar que, la profecía señala que el tiempo dado por Dios para estos eventos relacionados a la nación judía y su capital, Jerusalén, es de setenta sietes. Es decir, que la palabra traducida para “semanas” es simplemente “sietes” es el plural de la palabra siete, pero no especifica si la unidad de tiempo es días, semanas, meses o años. Sin embargo, al analizar Levítico 25:8 donde explica: “Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.” Lo que explica con detalles que en la ley de Dios se trata Semanas de años, como un hecho de santificar la tierra que había sido impura; cada tiempo era necesario hacer un sacrificio en el año del  jubileo; palabra derivada del hebreo yobel que significacarnero, era una forma de proclamar libertad en todo el espacio terrestre y sus habitantes (Lev. 25: 10); después de la llegada de Cristo la libertad tiene un aditivo llamado salvación, la cual es percibida por gracia. Y la segunda llegada otro elemento que es la purificación de toda la tierra para la santificación del hombre.

     Evidentemente, La Escritura toma en cuenta dos elementos importantes en esta profecía: una de días y la otra de años. Una gran parte de los eruditos concuerdan en que la unidad de tiempo que debe usarse para las semanas de Daniel es años. Sin embargo, es necesario sustanciar esta forma de interpretación de los “setenta sietes.” ¿Por qué es que los “sietes” se toman como años y no como días? Hay varias razones que le permiten al estudiante de la profecía bíblica la libertad de tal interpretación. Primero, como se indica en el contexto inmediato de Daniel 9:1-2, el profeta había estado pensando en términos de años. Además, había estado pensando en múltiplos de “sietes” de años. Por eso después del cautiverio Dios envía un mensaje al profeta Daniel, argumentando este que había entendido el mensaje de Jeremías.

     Daniel 9:1-2 (NVI) Corría el primer año del reinado de Darío hijo de Jerjes, un medo que llegó a ser rey de los babilonios, cuando yo, Daniel, logré entender ese pasaje de las Escrituras donde el Señor le comunicó al profeta Jeremías que la desolación de Jerusalén duraría setenta años. En este sentido, se puede explicar: cuando apenas se cumplía el plazo del cautiverio, Dios envía al profeta Daniel una revelación mediante un arcángel. Esa revelación profética se llama las Setenta Semanas, es decir comenzaría un proceso necesario para poder perfeccionar la obra del Señor. Entonces explica (Dan. 9:25-27) que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas para la restauración de Jerusalén, con el decreto de Artajerjes, el cual reinó desde el 465 hasta el 424 a.C. Por lo tanto, el año en que da la orden para la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén fue en el 445 a.C. Este es el año que la mayoría de los académicos, tanto conservadores como liberales, aceptan como el punto de inicio de las setenta semanas de Daniel. Partiendo de este hecho se tiene que los judíos tomaban años de 360 días; (Apo. 12:6, 13-14; 13:4-7) son algunos ejemplos del uso de años de 360 y 365 días respectivamente, en cálculos cronológicos en la Biblia, lo que hace una diferencia importante, ya que existe una diferencia de 6 años y medio, los cuales explican claramente la diferencia con respecto a este hecho importante:

Cuadro Nº 1

7 Semanas desde la orden de edificar Jerusalén 62 Semanas desde 

 la entrada de 

 Cristo a Jerusalén

 Como el Mesías2.000 años desde la crucifixión de Cristo. La destrucción de Jerusalén (Año 70. D.C) Formación de la Iglesia de Cristo, hasta el Rapto. 1era Semana 

 desde la firma del

 pacto. La gran

 tribulación, hasta

 la segunda venida

 de Cristo49 años. 14 de marzo del 445. A.C,

(Neh. 2:1)434 años 6 de abril del año 32. D.C.

(Dan. 9:26)2.000 años.

(1 Tes. 4:16-17)Hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”(Lucas 13: 35)

Tabla comparativa  de las 70 Semanas (Dan. 9:24-27)

Terminar la Prevaricación

     Prevaricación, delito que consiste en el incumplimiento de las obligaciones propias del cargo por parte de un funcionario, un juez o un abogado, es decir no llevar a cabo lo que se le ha encomendado. O faltar, a sabiendas del cumplimiento de los deberes de su puesto de servicio. Por lo tanto, al tomar en cuenta la palabra terminación, existe una resolución que se toma sobre este hecho y tiene que ver con una decisión, es decir la valentía que se asume al tomar una postura, para ponerle fin a alguna cosa.

     En este sentido, Daniel 9:24b, explica claramente cómo se le pondrá fin al incumplimiento de la ley de Dios. Este elemento se fundamenta en  quitar ese delito que se cometió desde un principio, cuando el pueblo de Israel no acató las normas e incumplió con los mandamientos emanados de la mano poderosa de Jehová.

     Es importante destacar, que uno de los primeros fundamentos cimentados en la historia del pueblo de Israel fue la obediencia, Deuteronomio 6:3 “Escucha, Israel, y esfuérzate en obedecer. Así te irá bien y serás un pueblo muy numeroso en la tierra donde abundan la leche y la miel, tal como te lo prometió el Señor, el Dios de tus antepasados” Esta promesa fue olvidada y Dios, entonces,  pronuncia el mensaje necesario por medio de Daniel explicando que le pondrá fin a la prevaricación, es decir al incumplimiento de sus obligaciones y deberes como pueblo escogido.

     El fin de la prevaricación será el estado de un pueblo futuro, perfecto, obediente, manso, sin ninguna mancha, donde prevalecerá la alabanza a Dios y la justicia que será instaurada por el Rey de reyes y Señor de señores.

     Efectivamente, hoy cuando se observa una serie de hechos que se están cumpliendo con la visión dada a Daniel 9:24-27, se evidencia con claridad que existe una esperanza para aquellos que aún creen en un Dios verdadero y que sus promesas se anidan intactas al pacto hecho con Abraham. Porque la heredad está relacionada con esta promesa; necesaria para escoger al hijo de Dios de una línea consanguínea estipulada aún desde el principio cuando Adán desobedeció al Señor, debido a que la heredad había sido manchada y la purificación vendría por un hombre intachable simiente de una mujer, la cual le hollaría la cabeza a la serpiente y esta a su vez el calcañar. (Gen. 3:15)  Porque “El gran Dios sujetó todas las cosas bajo los pies del hombre, y porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él” (Hebreos 2:8).

     Es por ello, que Dios busca establecer, en su tiempo, el orden definido desde el principio del mundo, buscando la perfección del ser humano mediante el fin de la prevaricación y así empezar un nuevo fundamento cimentado sobre buenas bases.

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