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Ministrando liberación del alma – Parte I

Estudios Biblicos

Estudios Biblicos.. Texto Biblico: Lucas 4:18 “El Espíritu del Señor está sobre mí por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”.

Prefacio

El ministerio que el Señor Jesucristo desarrolló, lo hizo con la Unción del Espíritu Santo.  Sanar a los enfermos y libertar a los cautivos y oprimidos fueron sus principales preocupaciones, y lo siguen siendo hoy.  Cristo quiere libertar a través de nosotros.

Cuando el Señor Jesús, después de 40 días de ayuno en el desierto, bajó en el Poder del Espíritu, comenzó a hacer notables milagros, de tal manera que su fama crecía, y la gente lo rodeaba y le seguía.  Algunos procuraban tocarle para recibir virtud divina.  Esa situación frenaba el ministerio del Señor, por lo que eligió a 12 discípulos, que en definitiva llamó apóstoles, para que continuaran con su ministerio.

Al llamar a esos discípulos, tuvo que trabajar en ellos primero, y lo hizo durante 3 años, para recién enviarlos con poder y autoridad.

Eso mismo es lo que el Señor quiere hacer con nosotros.  Primero quiere que nosotros seamos libres de traumas, complejos, conflictos y temores.  Quiere sanar nuestro corazón de heridas del pasado, rencores y amarguras.  Todo esto con el propósito de que estemos calificados para ser usados por el Señor y libertar a otros.

Debemos ser tratados por Dios, de tal manera que estemos capacitados para hacer la misma afirmación que Jesús hizo en la sinagoga.

CAPÍTULO I – Poseed la Tierra

Dios dio la tierra de Canaán a los israelitas.  La parte de Dios se cumplió al darla, ahora venía la parte del pueblo que era poseerla.  La tierra era de ellos, pero ahora debían poseerla.

Deuteronomio 1:8Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos”.

La tierra se conquista, se arrebata con mucho esfuerzo y mucho valor.

 Dios llama a su pueblo a conquistar, poseer y someter lo que ÉL le ha entregado.  Dios entregó la tierra de Canaán a su pueblo, Dios cumplió su parte al entregársela.  La parte de Israel consistía en recibirla y poseerla.  Todo lo que Dios nos da, no lo disfrutamos inmediatamente, es necesario conquistarlo y poseerlo.  Canaán era posesión de Israel por derecho, pero tenía también que serlo de hecho y a través de la conquista.  El mandamiento del Señor es claro: “Entrad y poseed la tierra…”.

Esto nos plantea la siguiente tesis: Sin batallar no se puede poseer lo que Dios no ha entregado.  Dos ejemplos de este principio son los siguientes:

SEHÓN 

Deuteronomio 2:24Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él”.

CANAÁN

Josué 4:4-6Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.  Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.  Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos”.

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