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Ministrando liberación del alma – Parte II

Estudios Biblicos

Ministrando liberación del alma – CAPITULO II – Nuestras armas Espirituales

Estudios Biblicos.. Texto Biblico: 2 Corintios 10:4-6  “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”.

Las armas de Dios para nosotros son poderosas y por lo tanto suficientes.

Cuando Israel cruzó el Mar Rojo tenían frente a ellos una ciudad que parecía inexpugnable: Jericó. Notaron que los recursos y armas que ellos tenían no bastaban para tomar la ciudad. Surge en ese momento un Ser espiritual poderoso conocido como el Ángel de Jehová, revelándole a Josué cierto tipo de recursos, hasta ese momento desconocidos para Israel.

A partir de aquel momento los hebreos se percataron que para vencer a sus enemigos requerían de un poder, fuerza y armas que debían nacer en Dios.

Dios les había hecho una promesa la cual consistía en “Tener como posesión perpetua todo lo que ellos pudieran pisar”. La forma de capacitar que Dios tiene, no ha cambiado.

I. El nombre de Cristo, nuestra autoridad.

Filipenses 2:9-10  “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra”.

Dios nos ha delegado su autoridad. Lucas 9:1  “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades”.  Lucas 10:19  “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”.

Usamos el nombre de Jesús como que Jesús mismo estuviera frente a la situación que enfrentamos. Marcos 16:17

Esta autoridad no es innata, la determina el grado de victoria personal, el conocimiento y discernimiento espiritual de lo que el Espíritu Santo puede hacer por medio de nosotros.

II. Su Palabra, nuestra posición.

La Palabra de Dios confirma nuestra autoridad sobre Satanás. Santiago 4:7  “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.  Lucas 10:191 Pedro 5:8-9Colosenses 2.151 Juan 3:81 Juan 4:4Apocalipsis 12:11Números 23:19

Resistamos al diablo con el poder de la Palabra. Mateo 4:2-4 “Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.  Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.  El respondió y dijo: Escrito está:  No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.  Mateo 8:16 “Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos”.

III. Su sangre, nuestra protección.

Apocalipsis 12.11  “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.

  • Su sangre nos habla del Nuevo Pacto que rompe el poder del pecado
  • Nos da la protección perfecta contra el acusador
  • Nos da una posición perfecta delante de Dios

IV. Su fe, nuestra victoria.

1 Pedro 5:8-9  “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”.

  • Fe en la obra perfecta de Cristo
  • Fe basada en el conocimiento de dicha obra
  • Fe que se expresa.

V. Su Espíritu, nuestra fuerza.

1 Corintios 6:17  “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él”.  Efesios 3:16.

Estas armas espirituales se liberan por medio de la boca a través de la oración, la confesión, la orden o mandato.  Mateo 18:18  “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”.

© Guillermo Hinojosa. Todos los derechos reservados.

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