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Discipulado Nº 34. Es tiempo de levantarse a trabajar

Estudios Biblicos

DISCIPULADO Nº 35. ES TIEMPO DE LEVANTARSE A TRABAJAR.

Estudios Biblicos.. Lectura de la Biblia: Mateo capítulo 20:1-16

Comenzamos Septiembre, el noveno mes del año 2019, y después de pasar un tiempo de vacaciones y de descanso bien merecidos; creo que es menester tener fuerzas renovadas para el discipulado que nos espera por delante. Me sonrío por dentro, porque al estudiar el tema, me doy cuenta que, nunca mejor, queda en este mes el tema que estudiaremos. Nos toca LA PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA HORA UNDÉCIMA. SEPTIEMBRE

ES TIEMPO DE LEVANTARSE A TRABAJAR

Los ocho discipulados anteriores fueron sacados de una serie de parábolas que aparecen en Mateo 13; pero ahora saltaremos a analizar una parábola que se encuentra en: Mateo capítulo 20:1-16.

Muchas de las parábolas que Jesús enseña a sus discípulos, eran para ilustrar de mejor manera las respuestas a las preguntas que ellos mismos le estaban haciendo. En esta oportunidad Jesús quería explicarles un principio del Reino, que difiere tanto con los principios terrestres; este principio lo encontramos en el último versículo del capítulo anterior, en Mateo 19:30, “Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros”.  Para ilustrar lo que esta frase quiere decir, Jesús cuenta esta parábola.

No voy a desglosar la parábola como he hecho en otras oportunidades; sino que tomaré principios vitales e importantes para nuestro crecimiento espiritual.

DESOCUPADOS, PORQUE NADIE NOS HA CONTRATADO.

El Señor Jesucristo relató la parábola de un padre de familia que salió a contratar obreros para su viña. La pregunta del señor de la viña a los que iba a emplear nos entrega un reto trascendental: “¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?” (vers. 7). Es como una voz que intenta despertar de un letargo injustificado y pregunta: ¿Es que acaso la viña no os necesita?  ¿Es que no hay nada por hacer?

La situación y la respuesta de este relato, se ve diariamente en nuestros vecindarios: “Nadie nos ha contratado”. La tasa del paro en España es muy alta en comparación con otros países de la unión europea; pero respecto al reino de Cristo, nada nos justifica para estar desocupados. El Señor ha llamado a su iglesia a trabajar en su viña. Él mismo nos ha dicho: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

La iglesia del Señor está diseñada de manera que todos seamos útiles en alguna labor. Así como en el cuerpo todo funciona conforme el diseño del Creador, en la Casa de Dios, todo cristiano debe saber a qué labor Dios le ha llamado. Lo único que no tiene justificación es estar DESOCUPADOS.

En esta parábola, la palabra desocupados aparece tres veces. ¿Qué significa esto, espiritualmente hablando?

La viña representa la obra de Dios. Ahora, si nosotros estamos fuera de la viña, estamos desocupados. ¿Cómo considera Dios nuestra vida fuera de la viña? No importa cuántas cosas hagamos para nosotros mismos, cuántos planes desarrollemos, cuánta riqueza acumulemos. Para Dios, este es un tiempo desocupado, sin provecho, sin fruto. Es un tiempo que no cuenta, no existe.

La viña del Señor es el ámbito de nuestro trabajo. Es en ella donde podemos invertir el tiempo y ser hallados útiles, ocupados, dando fruto. Eso no significa que tengamos que dejar todas nuestras ocupaciones terrenales para dedicarnos a la obra del Señor a tiempo completo. No. Significa, simplemente, estar en el lugar que Dios quiere, haciendo realmente lo que él quiere que hagamos.

¿Estás tú, hermano(a), en el lugar preciso? ¿O estás fuera de la viña? Tal vez consideres que estás haciendo mucha obra para Dios, pero, aun así, podrías estar fuera. Recuerda que es Su viña, no la nuestra; son Sus labores, no nuestras labores.

En la vida de todos los siervos de Dios, cuando estamos muy afanados o muy desgastados sirviendo al Señor, llega un momento en que nos agobiamos. Y entonces nos preguntamos: “¿Estoy realmente haciendo la obra de Dios?”. Y esa pregunta puede traer un gran remezón y aun un descalabro en nuestra vida. Todo lo que hagamos fuera de la viña será tiempo perdido, será labor inútil, será obra sin valor para Dios.

En esta parábola, ese día de doce horas desde la mañana hasta la tarde, representa para nosotros toda nuestra vida. Tal vez estemos en la hora undécima, y falte solo una hora para que se cierre la puerta. ¿Estamos fuera, desocupados, haciendo muchas cosas para nosotros mismos? ¿Estamos realmente sirviendo en la viña del Señor? ¿Cómo estamos ocupando nuestros días?

Nos conviene orar como Moisés oraba: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12).

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados

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