Discipulado Nº 41.. Detenernos para oir

Nuestro Señor Jesús quiere hablar. Él quiere hablarnos de lo que está quebrantando Su corazón en nuestra generación. Él quiere hablar a cada uno de sus hijos acerca del plan precioso que Él tiene para todos los que en Él confían y revelarles verdades gloriosas.

Él quiere darnos instrucción para nosotros y ayuda para criar a nuestros hijos; soluciones para nuestros problemas; nuevos ministerios; palabras específicas concerniente a trabajos, carreras, casas, compañeros en la vida. Principalmente, Él quiere hablarnos acerca de cuánto Él ama y cuida a los suyos. 

MEJOR QUE MOISÉS.

Ahora nosotros estamos en una posición mucho mejor que Moisés; porque ya no tenemos que ir a un sitio especial, como hacía Moisés, sino que podemos estar con Dios donde sea que nos encontremos.

Cuando Cristo murió, dice la Biblia en Mateo 27:51 “…el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo;…”.

Encontramos algo muy significativo en este versículo, que el velo se rasgó de ARRIBA ABAJO, lo más normal sería al revés, de abajo hacia arriba. Pero Dios quería a través de este hecho dejarnos claro que Él está con nosotros todos los días hasta el final del mundo, y que no sólo Él está con nosotros; sino que nos ha abierto el camino para que nosotros, desde ahora, podamos estar con Él y disfrutar de su presencia, tal cual como lo hacía Moisés.

Esto nos da un mensaje muy claro para nosotros hoy y es que ya no tenemos que depender de un sacerdote que nos guíe hacia Dios; sino que nosotros mismos podemos acercarnos a su presencia, tal como lo dice Hebreos 4:16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.

Hoy no solamente podemos allegarnos a Dios con confianza; sino que tenemos a nuestro lado al Espíritu Santo quien nos ayuda a tener una conversación íntima y eterna con Dios el Padre.

Romanos 8:15-17Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre!  16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.  17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”

Romanos 8:26-27 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”.

En el ajetreo de la vida, detente y escucha lo que Dios quiere que hagas.

© Moreiba Cabrera. Todos los derechos reservados. 

Central de Sermones… Estudios Biblicos

1 comentario en «Discipulado Nº 41.. Detenernos para oir»

Deja un comentario