Discipulado Nº 42.. ¿Como disfrutar de la presencia de Dios?

Ahora bien, aunque su propósito es capacitarnos para… y en esto entra nuestro servicio a Dios. Recuerda que este servicio debe de nacer de una relación. Ahí quienes tienen anhelo para servir pero es un anhelo mal enfocado. Anhelan el Espíritu, la unción y el poder para que se vea que el “Éspíritu me usa”.

Algunos quieren tener la unción de Dios, la presencia del Espíritu Santo para  “tocar a otras personas que caigan al suelo por la unción poderosa!”. Cuidado El Espíritu y su poder no son una moneda de cambio, ni medallas que ponernos en el pecho, pero aun más allá, lo más importante que Dios quiere, es transformarte a ti.

Él te anhela a ti y Él sabe cuan poderosa puede llegar a ser tu comunión con Él. Pero Él no quiere comunión contigo por el poder sino simplemente porque te anhela…. Y si nosotros encontráramos el deleite de estar con Él, de conocerle más y más, te puedo asegurar, que eso es lo más poderoso que puedes encontrar, que te va a transformar y que seguro va a desatar el poder de Dios en tu vida y a través de ella.

II. Callar tu alma por sobre todos los problemas y preocupaciones.

Dios nos creó como seres tripartitos; es decir que estamos compuestos de: Cuerpo, Alma y Espíritu. En este caso vamos a hablar un poco de nuestra alma, en donde están depositadas todas nuestras emociones y sentimientos.

En esto de aprender a disfrutar de la presencia de Dios, tenemos que estar muy apercibidos al lenguaje del alma; porque ésta es traicionera y muchas veces quiere controlarnos para que lo que sintamos sean nuestras emociones y no la presencia de Dios en nuestras vidas.

Dios nos dio emociones, y es normal que hayan días donde simplemente sentimos cosas y necesitamos desahogarnos, no somos perfectos, y por eso Jesús nos invita a reposar en Él, el que esté cargado y trabajado que vaya a Él, y Él nos hará descansar.

Salmos 62:1-2En Dios solamente está acallada mi alma; De él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación; Es mi refugio, no resbalaré mucho.”

Hacer silencio cuando el alma quiere gritar, es exactamente ejercitarnos en nuestro crecimiento con Dios, no significa no expresarle lo que sentimos, o reprimirnos, significa no permitir que nuestras emociones se desaten al punto que nos controlen, al punto que todos los días estoy en desánimo, diciendo cosas negativas, o llorando todo el tiempo, o de mal humor con todos porque algo malo está pasando. Es el hecho de que si las emociones me dominan, entonces yo no podré tener control de mi misma. Es lo mismo que los caballos sin domar, se salen de control, son peligrosos, a diferencia de los que sí, que están tranquilos, no se salen de control.

Nosotros necesitamos aprender a acallar el alma, que significa tranquilizarnos cada vez que algo que nos cansa, nos angustia, nos ponga tristes y en vez de que nos salgamos de control, con todos los pensamientos negativos en la mente, con el alma llorando descontrolada, corramos y derramemos todas esas emociones a Jesús.

No debes buscar más a personas para consejos, o buscar cualquier evasiva en vez de entrar a tu habitación y hablar con Jesús, decirle cómo te sientes, acallar tu alma, ordenarle que se enfoque en Dios, y que le permita al Espíritu Santo que traiga paz a tu corazón, es sólo por medio de Dios que poco a poco controlarás tus emociones.

Salmos 116:7Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, Porque Jehová te ha hecho bien.

Acallar, aquietar el alma es guardar silencio, es sutilmente decirle a nuestra alma que confíe, que no se turbe, que Dios tiene cuidado de los tiempos, tiene cuidado de su corazón, tiene cuidado de sus heridas, tiene cuidado de todas las etapas de su vida, de sus frustraciones, sus necesidades.

Es fortalecerse a solas con Dios, cuando nadie nos ve, con Jesús, en intimidad. Es llevar nuestras batallas en silencio, pero al lado de Dios, no necesariamente el mundo debe saberlas, pero Dios sí, porque Él debe ser tu confidente.

Deja un comentario