Apóstoles y profetas

Estudios Biblicos

El uso de la palabra profeta en el Nuevo Testamento

Entonces, ¿cómo debemos interpretar aquellas partes de la Escritura que parecieran indicar que el día de hoy hay profetas, o profecías? Bueno, todos estos pasajes son realmente más fáciles de entender bajo las premisas anteriormente dadas.

En Efesios 4:11 Pablo dice que Cristo constituyó a algunos profetas. En primer lugar, esto es una referencia a los profetas del Antiguo Testamento. Ellos son una bendición que el Señor nos ha dado. Por otro lado, existe también cierto “don” de profecía, como en el caso de Agabo, de predecir ciertas cosas del futuro (Hechos 11:28; 21:10). Y otros como profetas como en Hechos 13:1. Sin embargo, estos ejemplos son tan escasos, que sacar una doctrina de ellos, sería un gran error.

Por otro lado, en el Nuevo Testamento “ser profeta” también era equivalente proclamar la Palabra. Debido a que el rol del profeta era proclamar la verdad de Dios, no es extraño que se usara este término para designar a los predicadores. En 1 Corintios 12:29-32, Pablo no describe a estos profetas como “predictores” del futuro, sino quienes enseñan la verdad. Es por eso que dice que estos profetas debían apegarse a la palabra de Dios (vers. 23).

Es por eso que, en ese sentido, todos los creyentes somos verdaderos profetas. Así como somos sacerdotes de Dios en virtud del sacerdocio de Cristo, somos profetas por su rol profético (1 Pedro 2:5, 9).

Sin embargo, no somos sacerdotes ni profetas como un “oficio”, sino como proclamadores del evangelio. Lo somos cuando cumplimos la gran comisión. Es por eso que la profecía de Joel de que todos profetizaremos, se cumple con la predicación del evangelio a las naciones (Hechos 2:16-17, 39).

El rol del apóstol

Por otro lado, el rol del apóstol es ligeramente parecido al profético, pero mantiene sus diferencias. Principalmente, porque el rol apostólico estuvo más caracterizado por transmitir el testimonio de Jesús más que de tener visiones.

No negamos el hecho de que los apóstoles hayan tenido visiones. Pedro tuvo algunas visiones (Hechos 10:3, 17). Y Pablo y Juan también (Hechos 16:9-10; 18:9; 26:19; Apocalipsis 1:1).

Sin embargo, es un hecho bíblico que el rol profético era ser testigos de las palabras y obra del Señor Jesucristo, especialmente su resurrección, más que recibir profecías (Mateo 28:19; Hechos 1:8). Los apóstoles debían expresar los mandamientos dados por el Señor (2 Pedro 3:2). El deber del apóstol Juan era testificar lo que había visto, contemplado y escuchado de Jesucristo (1 Juan 1:1).

Es por eso que los apóstoles duraron 3 tres años tan apegados al Señor Jesús durante su ministerio. Él los equipo directamente, para que llevaran sus palabras, y todo lo que habían visto a los hombres.

Por otro lado, su rol era ser pilares principales para la edificación de la iglesia universal. Su enseñanza fue vital para que la iglesia creciera y se mantuviera entre todas las naciones. Ellos eran líderes principales en la iglesia, en virtud de la comisión que les dio el Señor. Por eso se dice que la iglesia está fundamentada sobre los apóstoles (Efesios 2:20), sus enseñanzas son pilares para la iglesia.

El requisito para ser apóstol

Ahora bien, la Escritura da varios requisitos fundamentales para ser apóstol. En primer lugar, haber recibido el apostolado directamente del Señor Jesús. Los apóstoles fueron escogidos y designados directamente por Cristo (Juan 15:16; Mateo 10:1-3). Según esos pasajes, los doces apóstoles fueron estrictamente doce, designados por el Señor Jesús. El caso de Matías es una sustitución y no una sucesión de Judas Iscariote (Hechos 1:23-26).

De hecho, llama la atención que Pedro explica esto requisitos en la ordenación de Matías como apóstol:

Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,  comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección… para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar” (Hechos 1:21-22, 25).

Un apóstol, según Pedro, es aquel que estuvo con él desde el tiempo de su bautismo hasta el momento de su resurrección, siendo discípulo y testigo de todo. ¿Qué “apóstol” hoy fue testigo de la resurrección y caminó con el Señor? ¡Ninguno! No hay apóstoles hoy.

La única acepción de estas normas se aplicó al apóstol Pablo. Pero no del todo, porque, aunque no fue discípulo con el Señor como los demás, sí cumplió varios de sus requisitos.

Fue ordenado directamente con el Señor y vio directamente al Cristo resucitado (Hechos 9:3-6; 2 Corintios 12:1). Es más, Pablo fue instruido directamente por el Señor Jesús, por los otros apóstoles, de modo que no había contradicción entre sus enseñanzas (Gálatas 1:15-20; 2:7-9).

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