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¿Qué tomar en cuenta al hacer un sermón?

Estudios Bíblicos

Estudios Biblicos.. Cita Biblica:Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15)

Tema: Consejos para hacer un buen sermón

Hacer una predica cristiana no es una tarea realmente fácil. Ninguno nace siendo “un verdadero predicador”. Y mucho menos, ser creyentes implica ser un predicador de excelencia.

Un buen sermón requiere de mucho esfuerzo, experiencia e inteligencia. En palabras actuales, requiere sangre, sudor y lágrimas. Así que, si queremos ser buenos predicadores debemos aprender cómo hacer un sermón.

En estudios bíblicos, veremos qué cosas debemos tomar en cuenta si queremos elaborar buenas predicaciones.

Escoger los límites del texto adecuadamente

El primer paso para predicar un texto es escoger el texto mismo que vas a predicar. La selección del pasaje debe hacerse con sumo cuidado. Pues, todos los pasajes en la Biblia, en cierto sentido, tienen una unidad temática. Es decir, tienen un principio, un inicio o un fin.

No podemos simplemente abrir nuestras Biblias, y recortar pasajes a nuestro mejor antojo. Esto va a llevarnos a diferentes problemas. En primer lugar, al no entender la unidad temática del mismo texto, podemos terminar tergiversando el pasaje que estamos predicando.

Por ejemplo, podemos tomar Mateo 12:43-44 para hablar de la necesidad de expulsar bien a los demonios, no sea que vuelva con otros siete. Y en realidad, esta es una ilustración. El Señor está usándola para hablar de lo que sucederá a aquellos que escuchen el evangelio y lo rechacen (vers. 45).

Por otro lado, escoger adecuadamente los límites del texto nos ayudará a hacer la tarea de la predicación más sencilla. Porque será más fácil para nosotros y para otros detectar la unidad temática del texto.

Por ejemplo, una serie de predicaciones sobre los primeros cuatro capítulos de Corintio puede ser muy confuso. Pablo parece estar hablando de cosas distintas. Sin embargo, la unidad temática de los cuatros capítulos son la sabiduría de Dios y la unidad de la iglesia.

Si, incluso, sigue siendo muy confuso, también puede ser muy útil hacer pequeñas divisiones por los diferentes argumentos encontrados en esa sección. Por ejemplo, en 1:19-25 viene hablando por qué Dios rechaza la sabiduría humana. Mientras que en 1:26-31 explica por qué sólo Cristo merece gloria, y nosotros ser humillados. Pon límites adecuadamente a tu texto.

El género literario del texto

Otra cosa importante al predicar un texto es su género literario. Definitivamente, predicar una narrativa no es igual a una carta, y una carta no es igual a un salmo. Es más, las diferencias pueden ser tan radicales, que incluso la manera de predicar el Antiguo Testamento será diferente al Nuevo.

Las epístolas son muy directas, resuelven problemas particulares de ciertas congregaciones. Y nos ofrecen definiciones muy claras y concretas sobre la verdad de Dios, por lo menos en su mayoría. Estas de por sí son más fáciles de predicar.

Por otro lado, los Salmos son cánticos u oraciones a Dios, donde los autores derraman sus almas ante el Señor. Debido a que no tienen argumentos lineales, como las epístolas, su forma argumentativa es distinta. Su género es poético, y mucho de su lenguaje es figurativo y metafórico. Además, se utilizan muchos paralelismos. Muchas veces tendrás que aprender a transmitir ese aspecto personal en tu sermón, y explicar esos detalles particulares de la poesía.

Ahora, si predicas a los profetas la cuestión cambia radicalmente. No sólo tendrás que explicar la parte poética y metafórica que este género literario tiene. También tendrás que explicar qué estaba profetizando, y en qué momento del Nuevo Testamento tal profecía es cumplida.

En ese sentido, toda la estructura, el bosquejo, y la manera de explicación cambiará dependiendo del género literario que uses. Incluso, el enfoque y las cosas que serán necesarias explicar dependerá del género literario.

Jamás cometas el error de predicar una epístola como un salmo, o un salmo como una epístola. Terminarías volviendo metafórico un mandamiento claro de los apóstoles. O tomando de forma literal que Dios tiene alas (Salmo 91:4).

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