¿Qué tomar en cuenta al hacer un sermón?

Estudios Biblicos

El tema del texto

Por otro lado, también es necesario evaluar correctamente el tema de todo el pasaje. Esto evitará que nos desviemos de la Palabra de Dios e impongamos sobre un texto lo que nosotros queremos que diga.

Por ejemplo, algunos predicadores usan Mateo 18:18 para decir que tenemos el poder de atar o desatar riquezas. Otros lo usan para hablar de que tenemos el poder de atar y desatar demonios. Pero el pasaje está hablando sobre la disciplina sobre cristianos (verss. 15-17).

Además, tenemos que recordar que el tema del pasaje es lo que debe terminar el tema de nuestro sermón. Es nuestro deber apegarnos, en cuanto sea posible, a la Palabra de Dios. No podemos imponer sobre la Escritura lo que queremos que diga. Por eso, es necesario que tengamos muy en cuenta cuál es su tema.

Sumado a eso, conocer el tema también ayuda a entender los muchos detalles de un pasaje. A veces los muchos detalles de un texto pueden hacer que perdamos de vista su tema principal. Tener en cuenta su unidad temática nos ayudarán a entender más esos pequeños detalles.

Por ejemplo, en el capítulo 9 de 1 Corintios Pablo explica todos los sacrificios que hizo en su ministerio. Algunos pueden usar este pasaje para hablar de todos los sacrificios que tenemos que hacer para alcanzar el gozo cristiano. Sin embargo, Pablo está enseñando todo el sacrificio que tuvo que hacer para no ser tropiezo a la fe de otros (9:19-23). Por eso, en el capítulo 10 termina diciendo a los Corintios que no sean de tropiezo a ninguna persona (10:32). Siempre que vayas a predicar un texto, determina primero cuál es su tema principal.

El contexto del pasaje

Cuando hablamos del contexto nos referimos a todo lo que rodea el pasaje. Existen contextos generales, y más particulares, lejanos y más cercanos. Está el contexto histórico, que es la característica principal del tiempo en que se escribieron las palabras. Y también existe el contexto literario, que es la forma en cómo el autor ha decidido ordenar el contenido en el libro inspirado. Todas estas cosas te ayudarán a entender mejor el significa de un pasaje.

La Biblia es muy tergiversada, cuando el contexto no es considerado. Por ejemplo, está el famosos texto de que la letra mata para decir que leer mucho la Escritura es malo (2 Corintios 3:6). Pero el contexto inmediato dice que “la letra” se refiere a la ley de Moisés, y no a toda la Escritura (vers. 3, 15). Incluso, esta interpretación contradice el contexto general de la Escritura.  Este dice que el justo medita en la ley de Dios de día y de noche (Salmo 1:2).

En realidad, todo lo que ya he mencionado anteriormente tiene relación con el contexto. El tema, el origen, el propósito, y el significado de un pasaje siempre están relacionados al contexto.

Para determinar el contexto, siempre debes determinar cómo el pasaje se relaciona,

  • Con las personas a quienes fueron dirigidas.
  • Con los antecedentes históricos.
  • Con lo que está antes y después de tu pasaje.

Como pudo darse cuenta hasta aquí sólo hemos hablado de la Biblia para aprender cómo hacer un sermón. Eso es porque la Biblia es la que determina nuestro discurso, y no viceversa (1 Corintios 2:1-5). Un texto bien explicado es un texto bien aprendido. La Biblia y no la oratoria son primordiales.

Un solo tema en la predicación

Ahora bien, pasamos ahora del pasaje que vamos a predicar, a la forma misma del sermón. Un sermón comprensible es aquel que tiene una unidad temática. Debemos evitar en cuanto podamos incluir demasiados temas en nuestra predicación. No podemos pretender abarcar todos los problemas de la congregación en un solo sermón. Las necesidades particulares deben tocarse en la consejería, o de otras maneras.

Pero el sermón debe estar limitado al tema del texto que vamos a predicar. Una serie de afirmaciones pueden ser bíblicas, sin embargo, pierden coherencia cuando no tiene un hilo que las una. Debemos recordar que un sermón, propiamente hablando, son una serie de explicaciones que ayudan a desarrollar un tema único. Cada parte del sermón debería ayudar a desarrollar mejor ese tema, y no ser un tropezadero para este.

Es una tendencia de muchos predicadores pensar que mientras más información incluyan, y mientras más exhortaciones hagan, mejor será el sermón. Pero eso es una farsa. Lo que en realidad sucede es que la gente se pierde en el desarrollo del sermón, porque no logran conectar todas las ideas. Quizá algunas exhortaciones sean útiles, pero ni el tema general del sermón ni el texto como tal será entendido. Es más útil una predica cristiana que toca una sola cosa, y sea entendible, que uno que hable de muchas cosas, y sea incomprensible.

Conozco de muchos predicadores que predican un texto sobre la santidad. Pero en el sermón hablan sobre la necesidad de ayudar a otros, sobre mejorar la administración en la iglesia. Esto vuelve las predicaciones tediosas, y estorba la proclamación de la verdad. Es mejor decir una cosa comprensible, que mil que no sean comprendidas.

El propósito del sermón

Algo que puede ayudarnos en nuestra unión temática es definir el propósito de nuestro sermón. ¿Con qué propósito estoy elaborando el sermón? ¿Qué quiero lograr con este?

Una vez que hayas definido el propósito de tú sermón hazle las siguientes preguntas a cada parte del discurso:

  • ¿Esta explicación cumple con el propósito?
  • ¿Tal ilustración es verdaderamente necesaria?
  • ¿De verdad esta aplicación surge del texto, y cumple con el propósito del sermón?
  • ¿Este problema que estoy definiendo realmente está relacionado con el propósito del sermón, o sólo quise colocarlo porque arreglar ese problema?

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