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¿Qué hay de malo en la misa?

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Estudios Bíblicos Predica de Hoy: ¿Qué hay de malo en la misa?

Estudio Bíblico Lectura Bíblica: Mateo 26:26-28 

Introducción

Entre nuestros estudios bíblicos, hoy tocaremos sobre un punto central en la creencia doctrinal de iglesia catolica . Esa es: La misa. Muchos protestantes (cristianos no romanistas) solo conocen la idolatría a María como una de las falsedades principales de esta “iglesia”.

Sin embargo, existen otras partes en su doctrina que también son bastantes peligrosas, contrarias a la Escritura, e incluso, blasfemas. Entre ellas, se encuentra la misa.

I. ¿Qué es la misa?

La misa es el servicio de adoración de los romanistas, que tiene como centro la eucaristía (o como nosotros la conocemos: Cena del Señor). Pero, aunque ellos encierran todo su servicio en la misa, propiamente hablando la misa comprende la eucaristía. La misa es la eucaristía. La misa es el rito que se ejecuta, cuando se parte el pan, cuando se entrega la hostia y el vino a los laicos.

La palabra misa viene del latín. La palabra misa puede significar varias cosas. Se desconoce el uso original de esta palabra. Proviene del latín enviar. Algunos dicen que se usaba para las oraciones dirigidas a Dios. Otros para la despedida de los catecúmenos, las ceremonias anteriores a la misa, etc.. Sin embargo, el significado actual es para referirse a la eucaristía.

II. ¿En qué consiste la misa?

Las declaraciones del Concilio de Trento serán muy oportunas en nuestros estudios bíblicos sobre la misa. El vino y el pan se convierten en el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo. Para ellos, el vino y el cuerpo son transformados en el verdadero ser de Cristo, cuando el sacerdote consagra estos elementos.

“Después de la consagración, existe bajo las especies de pan y vino el verdadero cuerpo de nuestro Señor, y su verdadera sangre, juntamente con su alma y divinidad:” (cap. 3). [1]

La misa es un sacrificio verdadero de Cristo.

Para ellos, la Cena del Señor o la Eucaristía no es simbólica, sino que es real. Es un verdadero sacrificio de Cristo. Así lo contempla el Concilio de Trento:

 “Si alguno dijere que el sacrificio de la Misa sólo es de alabanza y de acción de gracias, o mera conmemoración del sacrificio cumplido en la cruz, pero no propiciatorio; o que sólo aprovecha al que lo recibe; y que no debe ser ofrecido por los vivos y los difuntos, por los pecados, penas, satisfacciones, y otras necesidades, sea anatema”. [2]

La misa debe ser adorada.

Según ellos, la misa también debe ser adorada, así como Dios es adorado. Si el cuerpo y la divinidad de Cristo está en el pan y el vino, entonces, el pan y el vino deben ser adorados.

“No queda, pues, motivo alguno de duda en que todos los fieles cristianos hayan de venerar a este santísimo Sacramento, y prestarle, según la costumbre siempre recibida en la Iglesia católica, el culto de latría que se debe al mismo Dios” (cap. 5). [3]

La misa debe ser celebrada por los muertos.

La misa no solamente se ofrece por los que están vivos y las celebran, sino también por los que están el purgatorio. Ya esto lo vimos en citas anteriores.

III. ¿Por qué interpretan la Cena del Señor así?

Estas son todas las creencias que están detrás de la doctrina de la misa. ¿Pero cuáles son las razones para que ellos crean en esto?

Todo se debe principalmente a la doctrina de la transustanciación. Esta palabra difícil de pronunciar significa que la sustancia del pan y el vino (sustancia) se transforma en otra cosa (trans). El pan y el vino siguen siendo pan y vino en la forma, antes nuestros ojos. Pero en su esencia y sustancia son el verdadero cuerpo y la sangre de Cristo.

Todo se debe a la interpretación de las palabras del Señor en la institución de la Cena. Jesús dijo: “Esto es mi cuerpo” y “esto es mi sangre” (Mateo 26:26-28; Marcos 14:22-24; Lucas 22:19-20). Mientras que nosotros la interpretamos de manera simbólica, ellos lo ven de forma literal. Literalmente, el Señor Jesús estuvo diciendo allí que el pan y el vino serían su cuerpo y su sangre.

IV. La interpretación correcta de las palabras del Señor.

Comencemos por la básico: ¿qué quiso decir el Señor con las palabras de esta institución? Lo primero que hay que decir es que esta interpretación es muy rebuscada. Concretamente, toda la doctrina de la misa se basa en la interpretación de la palabra “es” (“es mi cuerpo” y “es mi sangre”). Todo se debe a la interpretación literal de esa pequeña y única palabra.

Esto es un error. Toda una doctrina no puede fundamentarse en y derivarse de la interpretación de una sola palabra. Se necesitan mayores argumentos para determinar qué quiso decir el Señor.

Ahora, es más lógico interpretar estas palabras de manera simbólica. Primero, porque este es un lenguaje que ya Jesús había usado en un discurso con los judíos. Me refiero al momento en que les dice a los judíos que coman su carne y beban de su sangre (Juan 6:51-55). Si sus palabras hubiesen sido literales, hubiese sonado muy morboso. ¿Estaba el Señor Jesús promoviendo el canibalismo? ¡Por supuesto que no! El pasaje es claro. Esto se refiere a que debían creer en Él (Juan 6:64).

De la misma manera, ¿no sería extraño que Jesús volviera a decirles lo mismo, literalmente a sus discípulos? Bajo esta premisa, suena más lógico que estas palabras fueran simbólicas.

Además, la Institución de la Cena fue hecha en el día de la pascua (Mateo 26:19; Marcos 14:12; Lucas 22:13-15). El vino y el pan de la Santa Cena eran el vino y el pan de la pascua. De hecho, ambas tienen muchas similitudes. Ambas consisten en la celebración de que Dios ha librado a su pueblo de la muerte. La primera en Egipto, y la segunda del pecado a través de Cristo. De hecho, Cristo es llamado nuestro Cordero Pascual (1 Corintios 5:7).

En ese sentido, muchas de las cosas que pueden decirse de la pascua, también pueden decirse de la Santa Cena. La pascua fue la celebración que se dio acabo por la liberación de la Esclavitud de Egipto. La pascua era un símbolo que representaba cómo Dios libró a Israel de las manos del Faraón. En ese sentido, si la pascua era simbólica, ¿por qué la Santa Cena no, siendo que están tan relacionadas?

Es por eso que no existe argumento, ni razón para decir que esas palabras deban ser tomadas literalmente. El contexto del pasaje y la razón misma no dan pie a eso. Pero mediante los estudios bíblicos, vemos otras razones que la Escritura da para ello.

V. El Cuerpo de Cristo está en el cielo.

El primer argumento en contra de la misa es que el cuerpo humano de Cristo está en el cielo. Es cierto que como Dios es Omnipresente, pero lo hace a través de su Espíritu. Sin embargo, la Biblia también es clara en que Cristo como ser humano no está en la tierra, sino en el cielo. Veamos lo que dice la Escritura al respecto:

Colosenses 3:1 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”.

Aquí Pablo es claro. Si uno preguntara, ¿dónde está Cristo? El texto respondería: sentado a la diestra de Dios. El Cuerpo del Señor Jesús está reinando en gloria. Muchos otros pasajes también consideran a Cristo como estando el cielo en cuerpo, y no en la tierra (Romanos 8:34; Hebreos 1:3; 8:1).

 Juan 20:17  “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.

Aquí Jesús afirma algo parecido, pero agrega algo más. El Señor está por irse al Padre, en su ascensión al cielo, dejando claro que su cuerpo ya no estaría aquí.   ¿Pero por qué impidió a los discípulos que lo tocaran? La razón es sencilla, Cristo ya estaba en estado de exaltación. Ya no estaba en humillación. Y no podía relacionarse con el pecado, ni con la humillación nuevamente.

Era hora de que fuera a tomar la gloria. El cuerpo de Cristo ya no puede ser sacrificado, porque su estado actual es un estado de gloria. Un estado en el cual no puede volver a morir.

Hechos 1:11 “Los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.

Este pasaje también ayuda mucho en nuestro estudio bíblico. Los discípulos vieron que lo que ascendía al cielo era el cuerpo del Señor Jesús. Y según los ángeles, la próxima vez en que el cuerpo de Jesús tocaría la superficie de este mundo sería en su segunda venida. Pero iglesia catolica contradice completamente esto. Cuando dice que, antes de ese tiempo, el cuerpo del Señor Jesús sigue estando presente en la misa.

Sin embargo, no hay pasaje más claro que Juan 7:34. Allí Jesús les dijo a los judíos que una vez que se hubiese ido, no podrían encontrarlo por más que lo buscaran. Obviamente, eso refiere a la presencia física y palpable de Jesús. De hecho, después de la resurrección, ellos no pudieron verlo nuevamente.

Ahora, un romanista puede objetar que esto es así porque ellos eran incrédulos. Pero que ellos no lo encontraran, no significa que Él no pudiera estar presente. Sin embargo, es interesante que el Señor Jesús les repite estas mismas palabras a los discípulos en Juan 13:33. Ellos no volverían a verlo en este mundo. Es decir, no volverían a ver su cuerpo, porque este estaría en el cielo.

VI. Ya no existen más sacrificios.

Pero este no es el único argumento en contra. Hay otro error muy grave que iglesia católica comete con esto. En términos prácticos, la misa invalida el sacrificio de Cristo y lo hace imperfecto. Como vimos anteriormente, ellos claramente dicen que Cristo es sacrificado nuevamente en el sacramento de la eucaristía.

Claro, para ellos esto no es así. Pero usemos primero nuestra lógica. ¿Para qué son necesarios tantos sacrificios después de la cruz? ¿Acaso no implica que el sacrificio de la cruz no es perfecto? La única manera de que sean necesarios otros sacrificios es que todo lo que hizo Cristo no fue suficiente.

Y esta es la lógica que presenta la Escritura. Según Hebreos 10:1-2, en el Antiguo Testamento se requerían tantos sacrificios porque estos no tenían la capacidad de perdonar pecados. Si hubiesen sido eficaces, no habría necesidad de ningún otro. Esos sacrificios no podían hacer nada.

Sin embargo, el escritor de Hebreos contrasta esos sacrificios con el de Cristo. Esos eran inútiles, mientras que el de Cristo si tiene la capacidad de perdonar totalmente los pecados. Es por eso que el mismo escritor de Hebreos dice que su sacrificio es distinto. Porque no tuvo que ser sacrificado repetidas veces, sino una sola vez y para siempre (Hebreos 9:26). ¿Por qué? Porque sencillamente el sacrificio de Cristo es perfecto y no necesita ser repetido.

Es por eso que tantos pasajes del Nuevo Testamento invitan a la gente a poner su fe en Él. Porque en la cruz de Cristo hay verdadera y perfecta salvación. Nunca se dice que es en otros sacrificios que tenemos perdón, sino en el único sacrificio de la cruz.

VII. La misa es una blasfemia.

Ahora, esto hace que claramente la misa sea una blasfemia en contra de Dios y en contra de Cristo. Sí, la palabra blasfemia suena muy fuerte. Pero eso es. Una blasfemia es un insulto o una degradación del nombre de Dios, es decir, de Dios mismo.

¿Cómo llamamos a la degradación del nombre de Cristo? ¿De que manera titulamos la invalidación de su sacrificio? ¿Cómo describimos la humillación continua de Aquel que ya no puede ser humillado?

Prácticamente, la misa dice que todo lo que hizo Cristo aquí en la tierra no sirvió de nada. Su encarnación no valió; ni su obediencia perfecta; ni el escarnio que padeció; y menos las debilidades a la que sometió. El castigo por nuestros pecados que sufrió en su muerte, no fue suficiente. Es más, en esta doctrina, las palabras: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” No valen de nada.

¿Por qué? Porque sencillamente es necesario que un sacerdote ofrezca constantemente su cuerpo en la misa.  Esto es claramente una blasfemia en contra del nombre del Señor. Degrada a Cristo, sus esfuerzos, y su sacrificio.

VIII. La misa es una idolatría.

La misa es un ídolo más dentro de iglesia catolica . En nuestra cita del principio, vimos que claramente dice que los creyentes le debemos adoración al pan y al vino. De hecho, esta es la razón por la cual el centro de su liturgia es la misa. Todo apunta hacia ese lugar. La palabra de Dios no importa para nada. Por eso la gente está dormida durante la predicación, pero muestran sus rostros solemnes al tomar la eucaristía.

Sin embargo, Dios claramente prohíbe la adoración de cualquier figura terrenal. La Biblia es clara en el segundo mandamiento (Éxodo 20:4-6). No debemos tomar ninguna imagen de las cosas de este mundo, para adorarlas o adorar a Dios. Adorar al pan y al vino es adorar a un ídolo, y, por tanto, es pecado.

IX. La misa y los muertos.

Pero hay más. La iglesia de Roma afirma que constantemente la misa es ofrecida por los que están en el purgatorio. De esta manera, sus almas son purificadas. Por eso, cuando una persona muere, se celebra una misa en su nombre. O se le hace el novenario (rezo durante nueve días). La idea es sacar el alma del purgatorio.

Notemos algunos errores importantes en esto. Primero debemos preguntarnos, ¿cuántos sacrificios de Cristo son necesarios para limpiar el purgatorio? La respuesta sería: tantos como fueran posibles. Incluso, si fuera necesario, Cristo tendría que ser sacrificado por la eternidad. Ya hablamos sobre esto en un punto anterior.

Ahora, el otro error que ellos cometen con esto es que después de la muerte, ya no hay oportunidad de salvación. Hebreos 9:27 dice que después de la muerte, viene la espera del juicio. Ya no hay más oportunidad de salvación después de morir.

Conclusiones finales

Hemos llegado al final, y podemos concluir algunas cosas de este estudio bíblico. Primero que la adoración a la Virgen María no es el único pecado grave que ha cometido iglesia católica . La misa es otros de esos errores que la han desviado completamente del camino correcto. En segundo lugar, que iglesia católica ha tergiversado completamente el significado de la Santa Cena, y del sacrificio de Cristo. De modo que, vuelve un rito místico el primero, e invalida totalmente el segundo.

Y tercero, que la misa es una invitación a la idolatría abierta. Nos invita adorar a objetos materiales, y no al verdadero e invisible Dios. La misa está en completamente oposición del Señor. Por eso, es nuestro deber rechazarla y aborrecerla completamente.

[1] Concilio de Trento, sobre el Sacramento de la Eucaristía.
[2] Ibid., El sacrificio Eucarístico, Canon 3.
[3] Ibid.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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