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Como a un vaso más frágil

Estudios Bíblicos

Prédica de Hoy: Como a un vaso más frágil

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica: 1 Pedro 3:7

Introducción

Lo que Dayana nunca quiso decir, delante de su pastor y que afloró aquella mañana—en medio de la tormenta en la que se había convertido su vida–, era que por diecisiete años su esposo la había abusado.

“No entiendo; ¿por tanto tiempo fue víctima y no dijo nada?”, interrogó el funcionario judicial que realizaba la diligencia en una Comisaría de Familia, llena de estantes con folios y papeles, algunos de ellos amarrados con cordeles para evitar que se desperdigaran ante la fuerza del ventilador.

–Sí, sí, realmente preferí callarlo…–admitió la mujer para prorrumpir, seguidamente, en llanto al enfrentar la cascada de imágenes que vinieron a su mente y en la que se sucedían incidentes en los que Rodolfo pretendía intimar con persuasión, y si no lo lograba, recurría a la violencia.

La gota que rebosó la copa ocurrió la noche que—ante la negativa de su joven esposa—decidió tirar la lámpara con violencia, desde la mesita de noche. Luego empezó a gritar furibundo, dando vueltas como león enjaulado en la habitación y finalmente, en lo que ella interpretó como locura—producto de la frustración—despertó a su hijita y la llevó—cerca de la medianoche—a ver televisión en la salita de estar.

–Y tú no digas nada, Dayana. Ni te acerques porque soy capaz de golpearte—le advirtió ante sus ruegos de que dejara ir a dormir a la menor. La niña no hacía otra cosa que llorar.

Aquel incidente, como por arte de magia, tornó más largas las horas, el reloj parecía marchar con nostalgia y lentitud, la misma que despierta ver morir la tarde junto al mar oyendo el murmullo de las horas, y las primeras luces del día la sorprendieron sin conciliar el sueño. Esa situación desesperada fue la llevó a tomar la decisión de denunciar a su marido.

–Llegué al límite—le dijo al empleado judicial que aporreaba el teclado del computador, como si en cada tap tap estuviera imprimiendo la fuerza contundente de una noticia de última hora.

Terminaban largos meses y años de sufrimiento. Salió de aquél edificio con la misma sensación de quien acaba de liberarse de una pesada carga.

Un fenómeno creciente

La agresión intrafamiliar, y más aún, la violación literal del cónyuge—avivado por el carácter machista que prima en muchos países del continente americano—, representa un fenómeno que cobra cada día mayor fuerza y que en una sociedad que privilegia los derechos del hombre sobre los de la mujer, termina aceptándose como algo “normal”.

En criterio de la presidenta del Centro Latinoamericano de Salud y Mujer (CELSAM), Diana Galimberti, el asunto es más serio cuando el agresor sexual es el compañero y no un desconocido.

A su turno el coordinador del Centro Internacional de Investigaciones sobre la Mujer –ICRW en inglés–, Gary Barker, considera que “Cuando se trata de un extraño para la mujer, hay un mayor reconocimiento de que se trata de una violación, por cuando ocurren dentro del matrimonio en muchos países se piensa que—como ella aceptó una vez—lo hará siempre”.

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