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El plan perfecto de Dios

Estudios Biblicos

Estudios Biblicos Texto Base: Romanos 8:28

Introducción

Las circunstancias difíciles de nuestra vida son parte de la existencia humana. El ser humano nace, y está destinado para recibir aflicción (libro de Job 5: 7B). Tanto los que seguimos a Cristo como las personas no salvas, reciben pruebas, problemas y sufrimientos. Pablo, inspirado, expresa a Timoteo en su segunda carta vers. 3:12 que padeceremos persecución. Las tribulaciones son el medio por el cual entramos al reino de Dios (Hechos 14: 22B).

Por otra parte, es seguro que existen dudas y preguntas inevitables al exponer el tema de este estudio bíblico. Un ejemplo sería: ¿la tragedia o la falta de salud puede ser buena o beneficiosa? ¿Es buena la aflicción o la frustración? ¿Por qué Dios permite que sucedan estas cosas en nuestras vidas?

A continuación se expondrán en el evangelio de hoy, 5 características del plan de Dios.

Con ellas, se pretende dar luces a la respuesta de estas incógnitas y ver las aflicciones de la vida de una manera positiva y satisfactoria. 

Beneficios del plan de Dios

El “bien” prometido que Dios ofrece a través de su amor, no comúnmente se adapta a nuestra opinión, y en algunos casos, no lo aceptamos. Creemos torpemente que el bien de Dios debe manifestarse de una manera material. En cambio, este bien es espiritual, más que temporal o espacial. Y por un buen tiempo no se podrá ver el verdadero beneficio que edificará nuestro caminar en Él.

El mundo no trae satisfacciones

El estudio bíblico de hoy reflejará que teniendo satisfacciones en exceso, no conoceríamos a Dios porque estaríamos repletos. Si el humano está exento de enfermedades, de dolor, sufrimiento o si siempre contamos de comodidades durante nuestra existencia ¿Cómo gloriamos al Señor? Al contrario, se pensaría que esto sería lo mejor y necesario para estar en el mundo. Pero la enseñanza del apóstol Pablo en el versículo del evangelio de hoy, es muy distante de lo que conocemos, es una gran maravilla.

Debemos tener en cuenta que a medida que nos alejamos de lo material y de las delicias de la vida, nos acercamos más al Padre. El mismo Pablo fue un ejemplo de dar gracias a Dios en todo momento, bajo cualquier circunstancia (Filipenses 4: 12-13). Otro ejemplo relatado es el acercamiento del joven rico (Mateo 19:16-22).

Atesoramos la ley, pues es fácil leerla y entenderla, pero nos cuesta dejar los deleites y riquezas del mundo, comprendiendo la palabra. En algún momento de la vida, todos debemos dejar las cosas o familias cuando Dios nos llama como instrumentos para evangelizar. La biblia es el compendio de ejemplos para ver cuántos dejaron todo por amor del servicio del Señor.

La naturaleza del bien de Dios

Entonces: ¿cuál es la naturaleza del bien que el apóstol Pablo menciona en el versículo de enseñanza? La respuesta se haya en el contexto del mismo versículo. A continuación, en el vers. 8:29, la meta de Dios es que nos conformemos a la imagen de su hijo unigénito. ¿Cómo Dios logrará esa hazaña? A través de nuestras circunstancias y de la disciplina en su palabra, y en ella también se encuentran pruebas, aflicciones y sufrimientos.

La continuidad del plan de Dios

Cuando amamos a Dios, es fácil entender que todas las cosas que nos pasan, trágicas o gozosas, nos ayudan a bien. Y esto es sencillamente porque podemos caminar de la mano con Él. Para ello, debemos experimentar una conversión interior, y cambiar o menguar mucho de nuestro punto de vista, para ver que lo malo, lo bueno y lo trágico el triunfo.

Debemos sentirnos confiados de que Dios perfeccionará continuamente todo lo que en nosotros nos aleje de Él. En el caso de nuestro interior, se tiene el carácter y la forma de pensar y hablar. Todo esto conlleva una continua perseverancia en todo lo que nos enfrente. Al final de todo, el plan de Dios se cumplirá.

El plan de Dios incluye su Amor

En este estudio bíblico del evangelio de hoy, para todo creyente que esté afligido, esta característica es poderosa. Para quien esté afligido, el amor ofrece las seguridades de Dios a través de Jesucristo y su presencia en cada instante de la vida. ¿Existen motivos de descontento mayores que todo lo citado en Pablo a través de la carta de los Romanos 8:31-39? Las preguntas que plasma el apóstol nos enfrenta a sentir y pensar el significado en la vida del sacrificio de su amado hijo sin dudar.

La recompensa de eso es que su amor no podrá ser separado de nosotros, ni el mismo satanás aunque lo desee. El maligno coloca malos pensamientos en nuestra mente como: “Dios no te ama”. ¿Cómo puede un Dios tan bueno permitir que seamos asediados por el pensamiento del maligno? La biblia nos demuestra que su amor siempre será para con sus hijos (Salmos 106: 1). Y esa palabra de cuatro letras te da la victoria porque Dios ya ganó por medio de nuestro amado Cristo Jesús.

Estemos seguros que para que Pablo manifestara con tanto fervor lo citado en el final del capítulo 8 de romanos, estaba envuelto de amor divino. Asimismo, Pablo es ejemplo de que Dios incluyó amor en su plan a través de la vida de su siervo. Con ello, se sintió triunfante y desafiante ante el maligno para cumplir lo que Dios le mandó.

El plan de Dios es completo

“Todas las cosas” están bajo el control de la voluntad firme y soberana de Dios. Debemos tener presente siempre que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Las circunstancias adversas en la vida del creyente son sometidas en el plan diseñado por el creador para “humillar” nuestro carácter orgulloso. Con ello nos disciplina a depender en todo y para todo, cada día, más de Él (Romanos 12: 2; Salmos 18:30).

Los gemidos de intercesión del Espíritu Santo

En contexto, los verss. 22–27, del capítulo 8 Romanos de este estudio bíblico, enseña además la divina intervención del Espíritu Santo . El apóstol nos explica cómo debemos entender sus gemidos dentro de nosotros, la cual es por medio de la esperanza. Fuimos salvos por ella y muchas veces no entendemos esto, pues estamos sumergidos en las concupiscencias de la vida (deseos, pasiones y placeres).

En la carta de Pablo a los Tesalonicenses 4:2-3, somos exhortados sobre la pureza y de que su voluntad nos santifica. Pero los versículos siguientes nos dejan claro que no debemos desviarnos en nuestros propios pecados, como los no creyentes, que no conocen a Dios.

Los cristianos sabemos que el plan de Dios está completo al llevar las buenas nuevas a toda criatura. Asimismo, esto se da al movernos el mismo espíritu hacia donde nos indique. Así, todo, absolutamente todo será ganancia.

Intimidad con Dios

Solo debemos tener cada día más intimidad de oración con Dios, y que el Espíritu Santo interceda por nosotros. Esa es la clave de toda buena obra que surja de nuestro corazón por medio de la voluntad de Dios. Nuestro mayor ejemplo es nuestro amado Jesucristo.

El plan de Dios es armonioso

Como humanos, solo vemos una parte del plan, una sola cara de la moneda. Pero Dios, en su divina sabiduría, entreteje todas las cosas para bien de los que le aman. En circunstancias adversas de la vida cristiana, surge una pregunta incrédula: ¿cómo esto puede estar obrando para bien? La respuesta es: Espere hasta que el gran autor haya terminado de escribir la historia en usted.

Con el tiempo se verán que las diferentes disciplinas de Dios darán como resultado “el fruto apacible de justicia” (Hebreos 12: 4). Las disciplinas serán “hasta que Cristo esté bien formado en vosotros” (Gálatas 4:19B).

Para esto nuestra historia está dividida en varios capítulos, llenos de buenas y malas experiencias. Pero, lo que si estamos seguros es que en cada uno de ellos encaja perfectamente con el final de esta historia.

El final es totalmente armonioso, pues es llegar a ver a Dios, el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2). La palabra armonía significa un acuerdo, concordancia. Permite entender un ajuste o conexión con el plan de Dios.

La armonía con el plan sucede cuando hay un equilibro, es algo relajante, hermoso, agradable. En pocas palabras, la armonía es el arte de unir.

Características de la armonía

En todo plan armonioso de Dios, deben existir tres características fundamentales: El propósito de Dios, la disposición del ser y la confianza en lo que Dios quiere para nosotros. Para que se cumpla el plan armonioso de Dios, debemos ser dedicados, perseverantes y valientes.

La dedicación: esto se traduce en una constancia en su palabra y una intimidad con Él. Solo así tendremos la fuerza espiritual para batallar. La buena confesión nos lleva a pelear la buena batalla de la fe. En combinación con la sabiduría de su palabra, será difícil que la vida o el mal nos creen confusión.

Perseverancia: La perseverancia en la fe, la oración, la gracia y en hacer el bien, son el ingrediente perfecto para que el plan se cumpla. Asimismo, permitirá impactar la vida de otros. Con esto, el discernimiento del Espíritu Santo fluye en todo lo que emprendamos. E igualmente y sobre todo, nos da la dirección correcta hacia la plenitud espiritual.

Valentía: Este es el aspecto más hermoso, pues la valentía del cristiano radica en la compañía de Dios, dondequiera que vaya (Josué 1: 9; Deuteronomio 31: 7; Jeremías 1: 8). Lo que quiere decir que para ser valientes debemos descansar en la fuerza y la sabiduría de Dios.

No es con nuestras fuerzas ni con nuestra sabiduría. Otra función de la valentía es permitir que la continua presencia de Dios nos fortalezca en el valor. Por último, conocer que la promesa de que el hijo de Dios estará contigo siempre, nos liberarán del temor, desaliento y duda.

Conclusión

Le invito a que se haga la siguiente pregunta: ¿si pudiera cambiar algo de su vida, que sería? De seguro será algo que causa frustración, o algún momento que causa dolor constante, la pérdida de un ser querido u otro parecido.

Para ello, hay un pequeño detalle que debemos asumir siempre: Dios ha permitido esto así por cumplir su propósito en nosotros. Muchas veces no queremos aceptarlo o no sabemos manejarlo (el concepto más correcto).

Dios nos manda a través de su palabra a abrazar con gozo las adversidades o la aflicción. Todas las cosas, propicias o adversas, están obrando juntas para el mayor bien. De igual modo, Dios nos librará de ellas y cumplirá su propósito en nosotros (Salmos 34:1; Romanos 5:3-5; Santiago 1:2–3).

Debemos dar gracias a Dios en todo, siempre, sea bueno o malo el momento por el que estamos pasando. Todo lo que nuestra vida está pasando es producto del moldeo que Dios quiere hacer de nosotros. Esto se debe a que todas las cosas ayudan a bien a los que aman al señor, y que conforme al propósito son llamados a su servicio (Romanos 8: 28). De igual modo, debemos dar gracias a Dios por todo, porque esa es la perfecta voluntad de Él en nosotros a través de Cristo (1 Tesalonicenses 5:18).

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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3 comentarios en «El plan perfecto de Dios»

  1. Gracias a Dios primeramente por su vida y ministerio, estudio muy profundo que me sirve para darme cuenta que áreas de mi vida no le he entregado a mi Dios, gracias hno, a Dios sea la gloria

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    • Bendiciones José .. Gracias por su comentario. El sermón se enfoca en 5 aspectos del plan de Dios: beneficios espirituales, continuidad, amor de Dios, control divino e intimidad mediante la oración. Espero que esto aclare sus dudas.

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