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La Vida en el Milenio

Predicas Cristianas | Estudios Biblicos

Isaías 60:1-5, 18-22

INTRODUCCIÓN:

¿Cuál será la capital del mundo durante el reino milenial? No será por cierto Washington DC, como se afirma hoy por aquellos que atribuyen a este país una hegemonía mundial. Él tiene reservado a la ciudad de Jerusalén como la capital de semejante reinado. No podía ser de otra manera. La profecía bíblica así lo destaca: “En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón” (Jr. 3:17).

Esta profecía confirma también lo que ya Apocalipsis 19:5 nos dice que el Señor en su segunda venida reinará sobre las naciones y lo hará con “vara de hierro” (Apc. 19:15). Las naciones seguirán existiendo hasta el final del milenio. La vida las naciones seguirá siendo normal, con la única diferencia que Satanás estará atado, lo cual plantea el más completo estado de paz que se haya conocido hasta ahora. Y esa paz será muy notoria, pues los animales que ahora se consideran salvajes, y hasta fieros enemigos del hombre, tendrán otra naturaleza que reflejará las condiciones con las que se vivirá el milenio.

En el milenio, lo salvaje del reino animal será tan distinto al que nos presenta el “Discovery Channel”, sobre todo en lo que respecta a los depredadores buscando sus víctimas. ¿Podría usted pensar en un león rumiando como un buey porque ya no tiene colmillos ni garras para perseguir a sus presas? ¿Puede imaginarse al cordero pastando junto a él sin que tenga apetito de carne sino de pasto?

La verdad de nuestro tiempo es que sería un raro milagro ver que un lobo se acueste con un cordero. La única manera de verlo acostado con él es que esté en su estómago. O más aún: Imagine el cuadro de un niño pastoreando a un león o a un leopardo. La figura de todos esos animales salvajes, para ese entonces domesticados, es la mejor representación de la vida del milenio.

Es la más inconfundible verdad que aquel será un tiempo de absoluta paz. Tampoco oiremos gritos en las calles por asesinatos, robos, guerras, tumultos. Será la vida donde el Rey que gobierna habrá traído la más completa paz para las naciones. De eso hablaremos hoy. Acompáñenme para analizar la vida durante el milenio.

I. LA VIDA SOCIAL DURANTE EL REINO MILENIAL

1. Un ambiente lleno de alegría (Is. 12:3-6).

Hay estudios que se hacen para calificar la alegría de los pueblos, dando como resultado que cada año hay naciones que se llevan el premio como la nación más alegre, hasta que aparezca otra que presente nuevas características. Tengo la impresión que esto de calificar la alegría en la gente es discriminatorio. Cada país tiene su cultura y su forma de ser. Pero la buena noticia es que llegará el día cuando gobernará un Rey que será el “Deseado de todas las naciones” y sus habitantes, con un cuerpo ya transformado, vivirán en un continuo estado de alegría, pues allí no habrá envejecimiento, ni razones para estar triste. Como no habrá llanto, ni dolor, ni tristeza la manifestación del gozo y el contentamiento será la nota distintiva de aquella incomparable vida. Póngase a pensar qué es lo causa la falta de alegría en este mundo y descubrirá que en una sociedad donde hay una satisfacción plena, una paz plena y donde los males no existen, el resultado tendrá que ser de una alegría permanente. Esto le hizo decir al profeta: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación” (Is. 12:3).Y también señaló:“ Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas” (Is.14:7).

2. Un ambiente de justicia perfecta (Is. 32:16).

No hay justicia perfecta en este mundo. Los jueces más probos pueden ser comprados o simplemente dar un veredicto que cambie completamente el juicio que se le sigue a algo a alguien. Todos los días oímos de cómo se mancilla la justicia. La verdad es que el escenario de injusticia que viven nuestros pueblos reclama por una justicia que cambien el estado de las cosas. Lo que se espera que hará este Juez Justo durante ese reinado de los mil años lo plasmó el profeta, cuando dijo: “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones” (Is. 42:1-4). El empeño de este Rey por establecer su justicia en toda la tierra, queda descrito así: “No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley” (v. 4).Una sociedad donde los casos de corrupción que tango agobian a nuestras naciones, así como los crímenes, la extorción, la usura etc., no queden archivados, tiene que ser anhelada. La perfecta justicia será parte de la vida de aquellos mil años porque “cetro de justicia es el cetro de tu reino” (Sal. 45:6).

II. LA VIDA ESPIRITUAL DURANTE EL REINO MILENIAL

1. Un ambiente de gloria perfectav. (Is. 4: 2)

La palabra “renuevo” en el aspecto profético es una clara referencia a la llegada del Mesías. Ninguna figura dibuja mejor la gloria del Señor que cuando se le ha comparado como el “renuevo de Jehová”. El renuevo tiene dos características. Una es su belleza al comienzo de nacer y la otra es cuando ya se ha hecho grande. Al principio representa la vitalidad y cuando ya ha crecido representa la vida abundante. La implicación es de algo sano, de lo que es la vida en crecimiento. Como el renuevo de Dios, Jesucristo es la misma esencia de su gloria. Juan nos dice que a Dios “nadie le vio jamás”, pero que su Hijo “le ha dado a conocer”. También ha dicho que en su encarnación vimos su “gloria como la del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. La segunda venida de Cristo está rodeada de su gloria. La gloria que la Biblia nos muestra de Cristo la primera vez que vino fue limitada, pues estaba circunscripta a su propia encarnación. Pero la gloria que manifestará cuando vuelva otra vez, llenará toda la tierra (Hab. 2:14). Y así también fue dicho: “ andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento” (Is. 60:3). Ninguna gloria superará la del Señor allí.

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