David y Abigail

David ya no era un muchachito, era un rey guerrero con un ejército a sus órdenes y la actitud de Nabal, como su propio nombre indica, resultó una total insensatez.

En el capítulo anterior, David le perdonó la vida a Saúl, pero en esta ocasión no iba a haber clemencia para Nabal y dispuso sus armas para matar a Nabal y su casa.

“Pero uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido. Y aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos trataron mal, ni nos faltó nada en todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo. Muro fueron para nosotros de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. Ahora, pues, reflexiona y ve lo que has de hacer, porque el mal está ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle.” (verss. 14-17)

El criado

El criado le cuenta con claridad a Abigail que David y sus hombres siempre ofrecieron protección a los rebaños y advirtió del peligro de la respuesta de su amo. Es necesario una intervención rápida de Abigail, por lo que ella se apresura en preparar provisiones en mayor cantidad de las que necesitaría David. De igual forma que Jacob con Esaú, las carga en lomos de burros y las lleva delante de ella. Todo esto se realiza en secreto, porque si se enterase Nabal, frustraría todo su plan.

“Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos. Y dijo a sus criados: Id delante de mí, y yo os seguiré luego; y nada declaró a su marido Nabal. Y montando un asno, descendió por una parte secreta del monte; y he aquí David y sus hombres venían frente a ella, y ella les salió al encuentro.” (verss. 18-20)

Abigail actúa rápida y diligentemente

El tiempo era un factor crítico. La cantidad de comida dispensada no hace sino confirmar la riqueza de Nabal y la poca generosidad de este. El hecho de montar asnos también denota humildad, pues seguro que Nabal poseería caballos en su hacienda.

Abigail y David tendrán un encuentro secreto. Todo esto es una alegoría del rapto de la iglesia y requeriría un análisis mucho más profundo.

Sin duda ver a una mujer saliendo al encuentro de un ejército de cuatrocientos hombres con un montón de comida, debió impresionar bastante a David. Abigail tuvo que ser muy valiente para hacer esto.

“…David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien. Así haga Dios a los enemigos de David y aun les añada, que de aquí a mañana, de todo lo que fuere suyo no he de dejar con vida ni un varón.” (verss. 21-22)

David está resuelto a matar a Nabal y a todos sus siervos por actuar injustamente. Esta era la reacción a la que temían los siervos de Nabal. David planea atacar al alba y exterminar a Nabal y a todos sus siervos. David está resuelto a matar a Nabal (verss. 23-31)

Abigail calma a David

El largo discurso de Abigail pretende en primer lugar calmar a David y aplacar su sed de sangre, y en segundo lugar señalar el tipo de rey que sería David en un futuro. Abigail primero asume la culpa y con ello establece su derecho de ser escuchada. Entonces denuncia la maldad de su esposo describiéndolo como innatamente perverso e insensato y añade que ella no era consciente de la petición de David.

Abigail afirma después que Jehová ha detenido su sed de venganza y ofrece la comida a David como señal de hospitalidad. Abigail profetiza después la grandeza futura de David sobre sus enemigos y el llamado de Dios como “príncipe de Israel”. Como resultado David iba a ser libre del derramamiento de sangre y tendría una conciencia limpia. Finalmente aboga por ella misma, de la misma forma que el ladrón en la cruz arrepentido pide por sí mismo.

El arrepentimiento mostrado por Abigail detonó la posterior gracia de David. De igual forma la gracia de nuestro Señor cae sobre nosotros cuando después de ser humildes y reconocer nuestro pecado, nos arrepentimos.

Humildad y el arrepentimiento

La humildad y el arrepentimiento mostrado por Abigail también eran para que David no creyese que con comida iba a comprar la gracia. La comida que trae Abigail representa las buenas obras preparadas por Dios desde la fundación del mundo, no sirven para comprar la salvación pero dan testimonio de ella.

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