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Los cuatro estados del Infierno

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: Los cuatro estados del Infierno

Estudios Bíblicos Texto Bíblico: Lucas 16:19-31; Mateo 25:41

INTRODUCCIÓN:

¿Sabía usted que una gran mayoría de las personas no cree en el infierno? En efecto, es un tema del cual no se habla mucho en los púlpitos hoy día. Se cuenta que C. S. Lewis estaba escuchando el sermón de un joven predicador sobre el tema del juicio de Dios del pecado.

Al finalizar su mensaje, el joven dijo: “¡Si usted no recibe a Cristo como Salvador, sufrirá graves ramificaciones escatológicas!” Luego de la reunión, Lewis le preguntó, “¿Usted quiere decir que una persona que no cree en Cristo se irá al infierno?” “Precisamente,” fue la respuesta.

“Entonces, dígalo,” contestó Lewis. El asunto es que el infierno es objeto de burlas y chistes de mal gusto entre los inconversos. Para algunos el infierno es una doctrina de odio y de venganza, lo cual no podría ser cierto.

La mayoría de las religiones y sectas del mundo hablan de un Dios que por ser amor jamás permitirá que el hombre vaya a un lugar de tormento. Pero el infierno es tan real como lo es cielo. De las 162 referencias que hablan del infierno en la Biblia, 62 de ellas fueron dichas por Jesucristo.

Jesús habló más del infierno que del mismo cielo. Y prueba de ello es la parábola del “rico y Lázaro” presentada por Lucas, donde Jesús aborda de una manera magistral los sufrimientos de los que van allí.

Al hablar de este tema, en especial cuando tocamos la palabra “Hades”, no hablamos de lo que será el infierno futuro, sino que nos referimos a lugar donde van los muertos sin Cristo que serán juzgados en el Juicio del Gran Trono Blanco.

El infierno será poblado después del juicio final. El Hades es una especie de zona de almacenamiento para esos que mueren sin Cristo hasta que llegue el juicio final. Esta parábola nos muestra lo que es una vida contrastada.

Por un lado tenemos a un rico y a un pobre. Hay un contraste en la manera en que murieron. Mientras uno fue sepultado (a lo mejor con mucha pompa), el otro fue llevado por los ángeles. Y el contraste más grande se ve en el destino final: uno fue al cielo y el otro al infierno. Aquí Jesús nos muestra cuatro estados de la vida en el infierno. Estudiémoslo.

I. EN EL INFIERNO HABRÁ UN ESTADO DE CONCIENCIA PLENA

1. “alzó sus ojos… y vio de lejos a Abraham(vers. 23).

Una de las doctrinas erradas de algunas sectas es aquella que plantea la aniquilación del alma, y también, al final de tiempo, la aniquilación de Satanás y los demonios.

Para sorpresa de algunos, los adventistas creen esto. Elena White dice que la teoría del castigo eterno es una de “las doctrinas falsas que constituyen en el vino de las abominaciones de Babilonia”. Pero Jesús afirmó lo contrario. Observe esto.

El hombre rico puede ver, oír y hablar en el infierno. No está aniquilado. Sus sentidos están completamente ejercitados. Sus deseos se hacen manifiestos. Aun estando en semejante condición su conciencia está activa.

La conciencia plena del rico en ese estado nos revela que el alma sigue en la eternidad, sea que esté en el cielo o more en el infierno. La parábola ofrece este diálogo para hablarnos de cuán conscientes están los hombres en ambos lugares.

El impacto de esta conversación queda reflejada en estas palabras: “Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno”. ¿Puede usted pensar en algo peor que esta visión desde el infierno?

2. “Dando voces, dijo… ten misericordia de mí (vers. 24).

Antes de expresar los horrores de este estado donde se encuentra ahora el rico, es bueno señala lo siguiente. La muerte no es el fin de la existencia. Están muy equivocados aquellos que dan por un hecho que después que morimos se acaba todo.

Jesús nos ha dicho que al momento de morir hay dos lugares donde ir. Uno es el “seno de Abraham”, que para el judío era un lugar de reposo. Los judíos sabían que Abraham, el amigo de Dios, tenía que estar en un buen lugar, de allí este nombre.

Pero que el rico, que no tuvo temor de Dios, pues lo rechazó en vida, ahora aparece en el Hades. La muerte es el camino que nos conduce a dos eternidades. Note cómo cambia el escenario en esta parábola.

Vea como Lázaro pasa de un estado de miseria a un estado de gloria, mientras que el rico pasa de un estado de gloria a uno de miseria. Véalo ahora dando voces.

A lo mejor en vida, debido a sus riquezas y opulencia pasó por alto a Lázaro, pero ahora le pide a Abraham que lo envíe a ese lugar. La desesperación consciente del infierno será la de pedir misericordia para aliviar el dolor del sufrimiento, pero esa petición jamás será respondida. No hay ayuda en el infierno.

II. EN EL INFIERNO HABRÁ UN ESTADO DE SEPARACIÓN PERENNE

1. “Una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros…”  (vers. 26).

Habrá muchos tormentos en el infierno, pero el estar separados de la gente conocida y amada será el peor de ellos. Vea como la muerte cambia el estado de las cosas. El rico ahora está separado de Lázaro y Abraham por un gran abismo.

Por cierto, ese abismo fue el que vino Cristo a llenar cuando al morir en la cruz estableció un puente para que el hombre se salvara y al final de sus días no se encontrara en esa separación perpetua.

La mayor definición del infierno es verse separado de los goces eternos donde los creyentes como Lázaro disfrutan al lado de Abraham, figura del Dios de los cielos. Así que uno de los mayores tormentos del infierno será la separación de todas las alegrías y las cosas maravillosas que la vida nos ofrece.

En el infierno no habrá amaneceres con esas frescas mañanas, ni atardeceres crepusculares.

Jamás se oirá la risa de un niño, el retozar de las aves o la fragancia y belleza de las flores. No habrá nadie para decirte que te ama. En el infierno no habrá ninguna de las cosas más hermosas que hacen la vida digna de ser vivida. Allí todo estará desprovisto. No habrá familia, ni amigos, ni comunión. Será un aislamiento perpetuo.

2 comentarios en «Los cuatro estados del Infierno»

  1. Hay 2 temas y un libro que la mayoria de los predicadores y maestros prefieren ignorarlos, uno de los temas es el infierno, otro el cielo y el libro es el de revelaciones o Apocalipsis,, cuando un predicador llega a un púlpito y habla de estas cosas , se hecha encima muchos enemigos, y como resultado nunca mas lo invitan a predicar. Gracias a Dios por siervos como ud. Dios le bendiga.

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