Elías y los profetas de Baal

1 Reyes 18:3-4Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de Jehová. Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua.”

Abdías era devoto y temeroso del Señor

Abdías estaba entre el dilema de obedecer a su rey o ser fiel a Dios. Aunque obedecía a su rey, secretamente ayudaba a otros hombres temerosos de Dios. Abdías escondió a verdaderos profetas de Dios en cuevas, protegiéndolos de la persecución de Jezabel.

Abdías los sustentaba con pan y agua. El pan y el agua en la escritura simbolizan la aflicción y la angustia (1 Reyes 22:27, 2 Crónicas 18:26). Elías creía que sólo había quedado él, pero esto no era cierto en absoluto. La angustia y el sufrimiento muchas veces nos hacen perder el sentido de la realidad y exagerarlo todo.

Alimentar a tantos profetas iba a requerir muchos viajes, además de exponerse al peligro una y otra vez con el riesgo de ser descubierto y sufrir el castigo del rey. Abdías sin duda fue muy valiente al correr un importante peligro al hacer esto.

El nombre profeta no se le daba solamente a aquellas personas que Dios usaba para comunicar eventos futuros, sino que además podían servir a Dios predicando, alabando u orando.

Elías y Jezabel

Jezabel era una princesa fenicia que se casó con Acab. Jezabel era sacerdotisa de Asera y llevó la adoración de esta diosa a Israel. Tuvo bastante poder e influencia y supo manipular a su esposo para conseguir sus fines.

1 Reyes 18:5-6Dijo, pues, Acab a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de aguas, y a todos los arroyos, a ver si acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias. Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino, y Abdías fue separadamente por otro.”

Abdías y Acab toman caminos separados en busca de pastos para los caballos y mulas. Los terrenos junto a los ríos y manantiales son los últimos en secarse y los más propicios para encontrar pasto.

Ante semejante “emergencia humanitaria” es casi seguro que debió comprarse grano de otras regiones, y gran parte de la población habría tenido que refugiarse en las tierras vecinas como las del reino de Judá.

Mientras el reino entero da la espalda a Dios, se hunde en la corrupción moral y se muere de hambre ¿de qué se preocupa el rey? De sus caballos y mulas.

1 Reyes 18:7-9Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías? Y él respondió: Yo soy; ve, di a tu amo: Aquí está Elías. Pero él dijo: ¿En qué he pecado, para que entregues a tu siervo en mano de Acab para que me mate?

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