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Siete fundamentos de una fe dinámica

Estudios Bíblicos

Predica de Hoy: Siete fundamentos de una fe dinámica

Estudios Bíblico Lectura Bíblica: Hebreos 11:6

Introducción

Si alguien le hubiera dicho a Leonor lo difícil que le resultaría enfrentar la soledad de su casa tras la partida de su esposo, de seguro se habría parado en la puerta, decidida a no permitirle que cruzara el umbral.

El vacío que se percibía en cada rincón del hogar le parecía demoledor, la antesala del fin de sus sueños e ilusiones u la comprobación de que estaría sola para siempre.

Sus amistades desaparecieron, como si todos estuviera de acuerdo con no regalarle ni siquiera una llamada telefónica:

–Me voy de aquí. No soporto vivir un solo instante bajo el mismo techo. No te aguanto y tú a mi tampoco, no lo niegues; estamos a cuenta. Déjame pasar, por favor.—le dijo Julio César, minutos antes de marcharse, una noche fría, mientras afuera una llovizna pertinaz caía sobre la ciudad.

–Estoy desesperada –le dijo a una amiga–. Julio César se marchó y no sé qué hacer. Creo que tiene a alguien más en su vida. Cada vez que lo llamo a procurar un acuerdo, terminamos enfrascados en una nueva discusión–.

Un largo silencio matizó la conversación. Leonor estaba expectante.- Si algo quería era un consejo oportuno. Se sentía en un callejón sin salida. Por momentos la invadía el desespero.

–¿Qué decirte, amiga?…—nuevamente unos segundos de silencio–. Como cristiana el único consejo que puedo darte es lo que yo misma he experimentado en los momentos de crisis, y es orar–.

–¿Tu crees? ¿Mi hogar podría restablecerse sólo con oración?–, interrogó la joven.

–Por supuesto, Leonor. Cuando oramos, tocamos el corazón de Dios y se libera poder de lo alto para que se produzcan milagros; pero debes perseverar, porque Satanás buscará sembrar dudas en tu corazón, y quizá te hablará a través de otras personas, pero si sigues firme, confiando en el poder de Dios, los milagros ocurrirán–.

Y se dio a la tarea de clamar. Oraba día  noche, cuando tenía un minuto libre.  Creía ciegamente que Dios le ayudaría. Era su única alternativa. Se aferró a Él como el náufrago prendido de una tabla que sabe, le salvará la vida, y por la que, si se desprende, podría encontrar la muerte.

Aunque sentía ganas de llamarlo, y en ocasiones –generalmente al caer la noche– sentía celos al preguntarse dónde y con quién estaría su marido, decidió persistir en la oración, creyendo que el Señor obraría un hecho milagroso, que rompería toda lógica.

1 comentario en «Siete fundamentos de una fe dinámica»

  1. Realmente mi fe hace buscar esta clase de lecturas, quiza me falta actuar porque hay momentos que no puedo mas, me siento tan debil y cobarde. Actuo con unos impulsos que no me reconozco, solo sé que Dios me ayudara porque estoy pasando días desesperantes, esto viene desde 15 años atras, los cuales me aferre a Dios. Gracias por esta lectura me ha dado fortaleza para seguir mi lucha. AMEN

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