Siete fundamentos de una fe dinámica

Un día recibió una llamada. No pudo asociar el número que aparecía en el identificador de su celular, con ningún teléfono conocido. Por un instante pensó en la inconveniencia de responder, pero la insistencia la llevó a recibir el llamado.

–Hola, Leonor. Soy yo. Deseaba hablar contigo. No se, quizá no es la hora apropiada, pero deseo verte. Estoy en el parque de las Orquídeas, ¿lo recuerdas? Sí, muy cerca del centro, donde nos vimos por primera vez. ¿Podrías venir? Bueno, si quieres. Pero, bueno, dime algo, por favor. Hasta ahora sólo yo he hablado–, concluyó Julio César.

Esa noche se quedaron hasta muy tarde. Él le confesó que hacía varios días había roto su relación con alguien:

–Reconozco que me equivoqué. No podría estar al lado de otra persona, cuando te amo a ti–, le explicó, mirándola profundamente a los ojos–. No se si quieres perdonarme y darme una nueva oportunidad. Deseo que lo intentemos de nuevo–.

Reemprendieron la relación. Leonor sólo puede asegurar una cosa: Dios obró un milagro, en respuesta a sus oraciones.

¿Qué es la fe dinámica y por qué obra milagros?

Una definición sencilla de los milagros es que se trata de hechos sobrenaturales de origen divino, que rompen todos los esquemas de la lógica humana. La Biblia reafirma este concepto cuando señala que: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir aquello que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.(Hebreos 11:1, versión Dios habla hoy)

Nos disponemos a creer y actuar, aunque todo indique—los hechos y circunstancias—que la corriente está en contra nuestra. Creemos aun cuando lo más probable es que nada puede ocurrir.

El apóstol Pablo lo explica de la siguiente manera: “Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que se ven son pasajeras y las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:18, versión Dios habla hoy). Y también: “Ahora no podemos verlo, sino que vivimos sostenidos por la fe…” (2 Corintios 5:7, versión Dios habla hoy; Cf. Romanos 8:24)

Nuestra fe es dinámica, no estática.

Crece. Se afianza. Alcanza niveles de madurez. Llega a esa dimensión en la que ocurren los milagros. Va en contra de toda explicación racional. Se mueve en el convencimiento de que ese algo que para nosotros resulta imposible, ocurrirá por intervención de Dios.

Hay siete principios de una fe dinámica que deseo compartir con usted y que toma fundamento en un relato del evangelio de Marcos, capítulo 5, versículos del 21 hasta el 43. Entonces, ¿cómo es la fe dinámica?

1. La fe dinámica es una fe que reconoce los límites

Cuando cursaba la secundaria, un compañero de clase se fijó la meta de sobrevivir sin ayuda de su padre. El orgullo le llevó a creer que podía mantenerse solo.

Después de clases  iba a un escenario deportivo cercano, vendía dulces, gaseosas y cuidaba vehículos en la playa de estacionamiento. El dinero que ganaba a duras penas le alcanzaba para cubrir el costo del desayuno, de una comida y el transporte al colegio.

1 comentario en «Siete fundamentos de una fe dinámica»

  1. Realmente mi fe hace buscar esta clase de lecturas, quiza me falta actuar porque hay momentos que no puedo mas, me siento tan debil y cobarde. Actuo con unos impulsos que no me reconozco, solo sé que Dios me ayudara porque estoy pasando días desesperantes, esto viene desde 15 años atras, los cuales me aferre a Dios. Gracias por esta lectura me ha dado fortaleza para seguir mi lucha. AMEN

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