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Llenos del Espíritu Santo

Estudios Biblicos

Prédica de Hoy: Llenos del Espíritu Santo

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica:  Juan 16:16

Introducción

Al apóstol Pablo pasarse unos tres años en la ciudad de Éfeso predicando y enseñando la Palabra de Dios llegó a conocer la atmósfera de idolatría que envolvía a aquella ciudad en su culto a la diosa Artemisa o Diana y Dionisio, es el dios de la fertilidad y el vino.

Pablo pudo conocer que en algunas de las religiones greco-romanas, la embriaguez se consideraba un medio para poder experimentar el éxtasis y la unión con un dios, principalmente en el culto al dios Dioniso.

Pero además, Pablo era un estudioso y conocedor de la literatura sapiencial (sabiduría) judía, y en muchas de sus cartas hace uso continuo de los temas de la sabiduría judía. El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.” (Proverbios 20:1; 23:30). +

Pablo llama a los creyentes a rendir sus vidas completamente a la influencia del Espíritu y a resistirse a caer bajo la influencia de sustancias que alteran o nublan la mente.[1]

Por lo que haciendo un contraste con estas prácticas de la embriaguez, él aconseja a los cristianos a buscar ser llenos del Espíritu Santo. “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”.antes bien sed llenos del Espíritu”. (Efesios 5:18).

El punto de vista de Pablo es que embriagarse es una marca de oscurantismo e insensatez, y ser lleno del Espíritu es la fuente de la capacidad de un creyente para andar en luz y sabiduría. Debemos tener cuidado con los que hablan de embriagarse del Espíritu, cuando lo hacen dan lugar a un concepto equivocado de la llenura del Espíritu Santo.[2]

El creyente no tiene necesidad alguna de los caminos y costumbres artificiales, adulterados, degradantes, destructivos e idólatras del mundo. El cristiano tiene al Espíritu de Dios mismo que mora en su interior, el Espíritu cuyo gran deseo es dar al creyente los beneficios y goce plenos y sublimes de su posición suprema como hijo de Dios.[3]

El contraste entre embriagarse y llenarse del Espíritu es extremadamente significativo.

El Espíritu Santo ilumina la mente, eleva y agudiza las facultades del hombre redimido para que sirva en el reino de Dios; mientras que el vino oscurece, destruye, embrutece y degrada al hombre hecho a imagen y semejanza de Dios, haciéndole perder el control de sus facultades y ser capaz de cualquier desatino. [4]

El Espíritu de Dios nos ayuda a gobernar nuestro cuerpo con sus apetitos; pero el vino suprime el impulso moral, y quita la fuerza y control del dominio propio.

El Espíritu Santo produce dominio propio; mientras que el vino produce pleitos (porque quita inhibiciones y da valor), adulterios (porque quita inhibiciones morales), y toda forma de libertinaje y disolución.

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