Llenos del Espíritu Santo

Creemos que el creyente tiene la necesidad de una búsqueda constante e insistente del Espíritu Santo. Los creyentes pueden y deben ser llenos del Espíritu para un propósito o tarea particular, en especial una capacitación divina para hablar bajo el impulso del Espíritu Santo.

Las condiciones para ser llenos del Espíritu comienzan: [10]

  • Por “no apagar” el Espíritu. No apaguéis al Espíritu.” (1 Tesalonicenses 5:19). Apagar es resistir al Espíritu Santo, es decir, todo lo contrario a una vida rendida totalmente a Él (Romanos 12:1).
  • Por “no contristaral Espíritu. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” (Efesios 4:30). Cuando actuamos de manera contraria a la dirección del Espíritu Santo es entristecerle y herir el corazón de Dios, nuestro Padre, que, por medio de Su Espíritu, nos envía Su Palabra.
  • Y una positiva: “andad en el Espíritu”. Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” (Gálatas 5:16). Esto significa una vida de plena dependencia de Dios en perfecta sujeción al Espíritu Santo.

II. RESULTADOS DE VIVIR UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU SANTO

Los cristianos en su vida espiritual pueden experimentar altos y bajos debido a las incomprensibles tormentas de la vida. Todos hemos tenido nuestro día malo. Sin embargo, en lo más profundo del corazón del creyente sincero existe un deseo ardiente de agradar a Dios y de vivir guiado por su Espíritu Santo. (Efesios 5:19-20).

Pablo da cuatro resultados de ser llenos del Espíritu Santo:

Los cristianos llenos del Espíritu hablan entre ellos con salmos, con himnos y cánticos espirituales. Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación” (1 Corintios 14:26). Que interesante es ver como el cristiano lleno del Espíritu es capaz de compartir con otros hermanos las cosas grandes y lindas que el Señor hace a diario.

Esta declaración nos habla de cómo la adoración colectiva concede buenas oportunidades para la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios, como da la oportunidad para ganar a los perdidos y restaurar a los que han vuelto atrás, pero, además, es el marco propicio para la comunión y la edificación mutua de los creyentes.

Una segunda evidencia de la llenura del Espíritu es el gozo interior y la alabanza a Dios. Dice Pablo “… cantando y alabando con vuestro corazón al Señor;” (Efesios 5:20b LBLA). Todas las canciones espirituales, en la iglesia o en privado, deben ante todo dirigirse a Dios como oraciones de alabanza o petición (cf. Salmo 40:3; 77:6).

El objetivo de cantar himnos o canciones espirituales no es el entretenimiento ni el engrandecimiento de ninguna persona, sino la adoración y la alabanza a Dios (Romanos 15:9-11; Apocalipsis 5:9-10). [[11]]

El tercer resultado de la llenura en el Espíritu es la acción de gracia que brota de un corazón sincero ante Dios. “… dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre;” (Efesios 5:20 LBLA).

Cuando el Espíritu reina, hay gratitud a Dios, un profundo sentimiento de aprecio y una expresión espontánea de ello. No es algo ocasional ni circunstancial, sino continuo. No sólo por las cosas placenteras, sino por todas. [[12]]

Las acciones de gracias que caracterizan al creyente lleno del Espíritu se dan en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo (en reconocimiento de lo que Él es y lo que ha hecho).

La cuarta prueba de estar llenos del Espíritu es someterse unos a otros en el temor a Dios. “… sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo.” (Efesios 5:21 LBLA). El sometimiento a nuestros hermanos en Cristo, la modestia de nuestra conducta, la humildad, la buena disposición a no disputar, la paciencia, la gentileza —todo eso son pruebas inequívocas del poder del Espíritu—. [44]

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