La parábola de las diez vírgenes

Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozcoMateo 25:10-12.

Cuando el Señor venga del cielo para las fiestas de las bodas con el parentesco de esposo, por lógica que viene con su esposa, por lo tanto los que esperan en la tierra en el caso de las vírgenes no puede ser la esposa.

Por otra parte si analizamos el comienzo de la parábola de las diez vírgenes, podemos notar que dicha parábola esta contextuada con el pensamiento que se viene desarrollando en el capítulo veinticuatro de Mateo que no tiene nada que ver con la Iglesia.

El término “Entonces” que está en el comienzo nos afirma lo antes dicho, que a su vez es corroborado por el término “Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras” que aparece al comienzo de Mateo veintiséis. (26) Más adelante enseñaremos con mayor precisión.

El término “El llorar y crujir de dientes” que aparece al final de la parábola, solo es utilizado en el lenguaje escatológico en todo su contexto para ser referencia a Israel y a los gentiles en la culminación del juicio, y en este caso no es la excepción.

El término “El llorar y crujir de dientes…” es una expresión que demarca el estado de lamentación en la que caerán las naciones por causa de no haber sido aceptados para entrar en el Reino Milenial después de haber pasado por el juicios, dicha expresión, en el lenguaje Bíblico Escatológico nunca se utilizó para referirse a la Iglesia.

© José Briceño Aldana. Todos los derechos reservados.

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