Jesús llamó a este seguidor, pero él tenía cosas que hacer antes de aceptar el llamado. La respuesta de Jesús fue que debería dejar que los muertos espirituales enterraran a los muertos físicos. Pero le mencionó que él debía ir y predicar el reino de Dios.
Cuando Dios nos llama es porque Él sabe que podemos ser de gran bendición para otros. Dios conoce nuestro potencial, pero es necesario dejar excusas, dejar de poner pretextos y poner manos a la obra, a la obra de Dios. Dios nos da de sus bendiciones y pone a disposición todos los recursos para cumplir con su propósito en nosotros.
3. Para seguir a Cristo – De inmediato, sin postergar (Lucas 9:61-62)
El último seguidor también le dijo a Jesús que le seguiría, pero no fue como el primero que le prometió servicio de inmediato, sino que estaba decidido. Pero tenía primero que hacer otras cosas que hacer, antes que seguir a Cristo.
Cuando tomamos la decisión de servir a Dios una nueva vida comienza. Debemos dejar el pasado atrás y proseguir hacia adelante donde está Cristo. Sin embargo en este caso este seguidor demuestra que quiere seguir en la misma situación, quiere despedirse primero de su familia, quiere cerrar un trato más de mala manera, quiere una última vuelta a su mundo antes de pasar al nuevo.
a. Seguir a Cristo sin mirar hacia atrás
Quienes trabajaban la tierra en los tiempos de Jesús sabían perfectamente de qué hablaba. Quien tomaba el arado debía estar concentrado en un punto delante para guiarse y hacer un buen trabajo.
Pero si alguien perdía este punto o se distraía con cualquier cosa hacía un trabajo de mala calidad, inservible para sus propósitos. Es por eso que Jesús hace esta referencia para que sepamos que si tomamos el arado debemos estar con nuestra vista puesta siempre hacia el frente.
La vista que debemos tener es en Cristo, poner la mira en las cosas de arriba, donde está Cristo. No debemos dejar que ninguna cosa terrenal nos desvía ni a diestra ni siniestra sino seguir siempre nuestra meta.
b. Reino de Dios
El Señor nos invita a no volver atrás por nada, pues Él ha borrado nuestro pasado de maldad y nos ha llenado con esperanza de un mejor futuro. Es necesario que nos mantengamos firmes siguiendo a Dios para ser tenidos por aptos para el reino de los cielos.
Dios distingue a los buenos obreros de los malos, sabe cuando estamos haciendo un servicio de acuerdo a su corazón. El saber que Dios se agrada de nuestro trabajo es una satisfacción muy grande que nos debe motivar para continuar con nuestra labor.