Los Cuadros de Jesús – Parte I

¿Qué vino a hacer el Verbo?

Era la luz del mundo vers. 9. Cristo brilla con luz propia, no la toma de nadie. En la tierra toda la luz se toma del sol, la luz de Jesús ha brillado para todos. De Cristo proviene todo lo hermoso que vemos en el universo.

Su luz ha hecho posible ver el orden y la belleza de las cosas. La luz que el hombre posee proviene de Cristo.

La luz estaba en el mundo vers. 10. El más grande honor que ha tenido el mundo, y en especial la tierra, ha sido que vio nacer a un salvador que vino para dar luz al mundo de pecados. Esa luz nació para llenar al hombre de esperanza.

Vino a lo suyo vers. 12. Esto nos habla del propósito de su venida. Jesús vino primero a su gente. A los judíos por quienes vino la salvación, de acuerdo con lo que él mismo dijo en la conversación con la samaritana.

Vino a buscarlos y a salvarlo por ser suyos, pero le rechazaron. Nadie más ha sido testigo del poder de Dios manifestado por Cristo que Israel. Sin embargo, ellos no solo le rechazaron, sino que también le crucificaron.

Vino a revelarnos al Padre vers. 14. Hasta ese entonces, nadie había podido decir que el Verbo se hiciera carne. Para los griegos eso era una locura. Era un imposible. La Navidad es la explicación de este versículo.

Dios se hizo hombre mortal con toda la humillación de lo que esto implicaba, incluyendo el asunto del pecado: “El que no hizo pecado por nosotros se hizo pecado”. Juan dice que él “acampó” entre nosotros. Nadie conoció mejor esto que Juan, pues vivió muy cerca de él. Al habitar entre nosotros, él se humilló. La humillación más grande de Dios fue hacerse hombre (Filipenses 2:5-11).

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Los Cuadros de Jesús – Parte II

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